Joaquín Pérez  Sánchez

Pese a la obscena campaña del miedo impulsada por los sectores de poder político y económico que domina Europa,  el pueblo griego acudió a las urnas para apoyar de manera contundente a la Coalición de Izquierda Radical, Syriza  y con ello marcar un inminente cambio de ruta en la política de ese país, que también sacudirá al viejo continente e incluso otras partes del orbe.
De nada sirvieron las amenazas de apocalipsis económico, incluidas las salidas del euro o de la eurozona (grexit), que los poderes fáticos propagandizaron, sobre todo  a través de los grandes medios de comunicación. Los griegos salieron a la calle el pasado domingo 25 de enero e hicieron historia en las urnas.
La entidad que encabeza el carismático Alexis Tsipras, se impuso con más de 36% de los votos, sobre la conservadora  Nueva Democracia que alcanzó 27.8 por ciento. Aunque Syriza  ganó claramente, le faltaron votos para alcanzar la mayoría absoluta en el parlamento, quedándose a dos diputados de los 151 necesarios.
Sin embargo, bastaron unas pocas horas para que Syriza anunciara un “pacto” con el partido de centro derecha, Griegos Independientes (ANEL), entidad que quedó sexta en la contienda y que aportará sus 13 escaños para formar gobierno. Aunque diferentes ideológicamente, ambas entidades comparten tesis económicas, sobre el fin de la austeridad, la renegociación de la deuda y el diálogo con los acreedores.
Tras la votación abrumadora, es inminente la negociación entre la Troika y el nuevo gobierno griego, encabezado por Tsipras, de 40 años de edad, el más joven Primer Ministro que haya tenido Grecia.
Sinnúmero de reacciones generó el triunfo de Syriza, las del poder predecibles, amenazantes. Steffen Seibert, portavoz de la cancillería alemana, dijo que para “nosotros”  lo importantes es que se “respeten los acuerdos ya adquiridos”.  Por su parte, la gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió que “hay reglas que cumplir” y “no podemos hacer categorías especiales para determinados países”.
Poca memoria histórica existe, sobre todo en Alemania, país que después de la Segunda Guerra Mundial, se le condonó más del 60 por ciento de su deuda exterior, por parte de los países aliados, incluido Grecia.
A pesar de las amenazas, los poderes económicos europeos saben que tienen que negociar, porque la mecha ya se encendió en Grecia y pronto alcanzará otros países. España el siguiente.