Joaquín Pérez Sánchez

En un atípico hecho en los tradicionales medios de prensa occidentales, se registró como nota destacada la multitudinaria manifestación en contra del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, a unos cuantos días de las elecciones parlamentarias que podrían llevarlo a su tercer mandato consecutivo.
Decenas de miles de personas (más de 50 mil reportaron varios medios), marcharon el pasado siete de marzo por las principales calles de Tel Aviv, considerada la capital económica de Israel. La manifestación fue organizada por el movimiento “un millón de manos”, que asegura no tiene ningún compromiso con los partidos políticos y que demanda una “cambio” para Israel.
Las demandas centrales de este movimiento pasan por  el cambio del primer ministro Netanyahu y de sus políticas económicas, sociales, pero sobre todo en materia de seguridad. Para este movimiento que aglutina a personajes de izquierda, de centro e incluso de la derecha, la seguridad nacional y personal de los israelíes solo puede ocurrir con la creación de un Estado Palestino y con el cambio en las políticas económicas  que permitan el empleo, la educación, el servicio médico y la vivienda.
Tras seis años de gobierno con Netanyahu, el tema palestino sigue sin resolverse, la crisis económica crece y se sigue manejando el discurso de la seguridad para mantener el miedo al cambio.
Llama la atención que entre los principales líderes de este movimiento se encuentran personajes como Meir Dagan, ex jefe de la inteligencia externa de Israel (Mossad), para quien, según sus declaraciones a la prensa, Israel vive la “peor crisis de liderazgo” de las últimas seis décadas, además de que el primer ministro Netanyahu, “nos introduce en conflictos bajo el pretexto de que necesitamos defendernos,  nos mete miedo. Pero nosotros no estamos asustados”.
Las elecciones se llevarán a cabo el 17 de marzo y según las últimas encuestas, la atomización y disgregación del voto, colocan en un empate virtual a la coalición de centro izquierda que encabeza Yitzhak Herzog  y  el conservador Likud, de “Bibi” Netanyahu. No obstante, la multitudinaria manifestación ampliamente divulgada en las redes sociales y ahora también en los medios tradicionales, refleja la división política que vive ese país y lo difícil que serán formar un gobierno, después de las elecciones. De tal manera que algo se mueve, en uno de los escenarios más importantes de la geopolítica mundial.