Joaquín Pérez Sánchez

Tras la visita de Estado que el primer ministro griego Alexis Tsipras, realizó a Rusia la primera semana de abril, el escenario de enfrentamiento entre el nuevo gobierno griego y el poder económico que domina la Unión Europea, sigue su curso para un nuevo choque antes de que finalice la primavera. La deuda sigue siendo la clave y un escenario de ruptura no está descartado.
Tsipras visitó Moscú, durante los días 8 y 9 de abril pasados y se reunió con el presidente de esa nación Vladimir Putin, hecho que provocó una ola de expresiones críticas en los medios de comunicación tradicionales europeos. Aunque ambos dirigentes suscribieron únicamente un plan conjunto para los próximos dos años, en el que se estudiará la posibilidad de “inversiones” u “proyectos” en materia de energía, transporte, alimentos, entre otros sectores.
A juzgar por las críticas contra el ministro griego, la reunión fue fructífera en materia geoestratégica, ya que mostró que Grecia, a pesar de su crítica situación económica, cuenta con posibilidades más allá de la Unión Europea. Sobre todo si se le sigue asfixiando.
Desde el pasado 25 de enero en que asumió el nuevo gobierno griego, las “instituciones” europeas se han encargado de apretar más, dificultando los principales compromisos electorales de Tsipras, los cuales básicamente se refieren a terminar con las políticas de austeridad de corte neoliberal que comanda el gobierno alemán.
Hasta el momento, como era de esperarse, ningún gobierno ha apoyado los reclamos griegos, por el contrario exacerban las críticas contra las pequeñas medidas de alivio que impulsa el nuevo gobierno. La política neoliberal es clara, agotar el nuevo gobierno, mostrar que no hay alternativa y deponerlo por otro que siga al pie de la letra las “recomendaciones”.
En este contexto, la visita de Tsipras a Moscú advierte que tensar tanto la cuerda la puede romper. Grecia no es sólo miembro de la Unión Europea, también forma parte de la Organización del Atlántico Norte (OTAN). Por ello es que un escenario con Grecia fuera (Grexit) puede modificar la correlación geopolítica.
Aunque es un escenario muy lejano, la reacción mediática del poder, evidencia que no se quiere llegar a esos extremos. Por lo pronto las negociaciones siguen y el desgaste político también. De acuerdo a los expertos, tarde o temprano tendrá que aceptarse que la deuda griega es impagable (175% ) del Producto Interno Bruto (PIB) y que se debe revisar para llegar a un acuerdo. Pronto veremos hasta dónde se decide llegar.