Sistema público de radiodifusión del Estado mexicano/16 y última parte

Javier Esteinou Madrid

Dentro del contexto de cambio nacional hacia la democratización del país es necesario ubicar que la transformación integral del aparato mediático comercial privado y de los medios de difusión de gobierno en medios de comunicación de servicio público como señala la reforma constitucional de las telecomunicaciones de 2013, tomará muchos años para que se logre alcanzar maduramente en México como un proyecto consolidado de nación.

Por ello, el “México moderno” de la transición pacífica a la democracia no debe esperar más y debe crear un modelo de comunicación de servicio público basado en la participación ciudadana de las comunidades nacionales organizadas a través de los medios de difusión de Estado.

Históricamente, la creación de éste nuevo prototipo de comunicación de servicio público, vía los medios de difusión de Estado, no debe retrasarse más, pues ya ha esperado más de medio siglo para alcanzar su vida y de no efectuarse ahora en el ambiente de la frágil democracia incipiente y la raquítica pluralidad que se ha construido en el país.

El viejo autoritarismo disfrazado de “renovador”, “modernizador”, y “progresista” volverá a resurgir en el horizonte político, con sus graves vicios tradicionales de despotismo, verticalidad, discrecionalidad, hermetismo, desinformación, mercantilismo, manipulación y descontextualización de la información, impidiendo el cambio civilizado de nuestra sociedad a la democracia y al crecimiento equilibrado.

Por todo ello, en el camino de transición política a la democracia es necesario que los grupos civiles replanten que hacer en términos políticos para crear otro proyecto colectivo de democratización de la comunicación social que permita que los medios de información, particularmente los de Estado, se conviertan en instancias de comunicación de servicio público, que permitan la participación creciente de la ciudadanía para orientar el desarrollo de nuestra conciencia colectiva hacia la resolución de nuestros grandes conflictos de crecimiento; pues el proceso de la globalización mundial nos lleva a la creación de un nuevo orden cultural que modifica los contenidos y las fronteras ideológicas del Estado nacional, sin atender las necesidades comunicativas prioritarias de nuestro crecimiento interno virtuoso.

Considerando que este cambio forma parte de la construcción de una larga dinámica de democratización global del país, mientras se gesta este proceso de grandes dimensiones, es necesario avanzar paralelamente de forma gradual en el fortalecimiento de la comunicación de servicio público en el país, incorporando, entre otras, las siguientes seis iniciativas ciudadanas en los medios de difusión de Estado:

1.- Se requiere que la infraestructura mediática construya dinámicas de comunicación entre emisores y sociedad, y no solamente difusión de enormes volúmenes de flujos de información de los concesionarios hacia los auditorios, sin posibilidad de respuesta d estos últimos en el espacio público mediático.

2.- Con apoyo de las nuevas tecnologías de comunicación como son Internet, cámaras web, sistema de teléfonos celulares, redes sociales, banda ancha amplificada, se requiere abrir en la programación nuevos espacios plurales para que en tiempo real, vía los medios de información de servicio público, los ciudadanos puedan expresar sus opiniones, necesidades y demandas sobre los grandes temas de la agenda de gobernabilidad nacional.

3.- Mientras se define y reglamenta en las leyes el derecho de respuesta ya incorporados en la Constitución, pero todavía no reglamentado, se requiere aplicar, a corto plazo, en todos los medios de difusión de Estado de servicio público el ejercicio ciudadano de un verdadero derecho de réplica. Dicho derecho deberá permitir que los ciudadanos afectados por informaciones, menciones o referencias emitidas o publicadas por un medio de comunicación social de gobierno que sea inexacta o agraviante transmitidas en su perjuicio, sea rectificada con suficiente amplitud y precisión.

4.- Es necesario conformar consejos ciudadanos de programación en los todos medios de difusión de Estado para que su funcionamiento se enriquezca con la participación de los más variados grupos de la sociedad. Dichos consejos deberán intervenir en la definición de las políticas de contenidos informativos.

5.- Se requiere incorporar la figura del “defensor de la audiencia”, cuya función central sea vigilar que los intereses de los ciudadanos estén representados en la programación de los medios de Estado y se les otorgue el tratamiento de representación adecuado.

6.- Finalmente, es imperioso establecer “códigos de ética comunicativa” y un “estatuto de redacción” que garanticen la participación libre y constante de los ciudadanos en los medios públicos.

De no efectuarse este proceso de cambio mientras se crea un amplio modelo de comunicación de servicio público, el alma cultural de nuestra sociedad correrá el gran riesgo de quedar sepultada por los nuevos espejismos de la modernidad y sus derivados simbólicos parasitarios de ésta nueva fase del desarrollo globalizador de la sociedad capitalista internacional.

En otros términos, los actuales marcos normativos que definen el papel y la responsabilidad social de la radio y la televisión, continuarán conservando, actualizando y reforzando en las próximas décadas el viejo modelo de información colectiva que ha perdurado más de 60 años en la república y que contribuirá a aumentar la acentuada decadencia material, mental, psíquica y espiritual que experimenta nuestra sociedad.

Con la implementación maquillada del viejo modelo de comunicación se continuará difundiendo más cultura salvaje, con su respectivo fomento de la cultura idiota, acentuando con mayor velocidad la profunda crisis civilizatoria en la que se encuentra sumida la república desde hace varias décadas; y no la creación de una cultura y comunicación de servicio público sustentables que nos permitan sobrevivir equilibradamente en el siglo XXI en nuestra nación.

Comunicativamente, la nación ya no aguanta más. Hoy se requiere la urgente creación de un nuevo proyecto de comunicación colectivo de servicio público que dé salidas comunicativas incluyentes a la sociedad mexicana.

De otra forma, de nuevo resurgirá la acción comunicativa del México bronco cuyo marginamiento y obstrucción ha ensangrentado diversos periodos de la historia nacional.

jesteinou@gmail.com