Respalda la Unión Europea prohibir donar sangre a los gays por posible “contagio”. La comunidad homosexual está indignada.

Parlamento Europeo

Regino Díaz Redondo

Madrid.- El mundo del dinero ha perdido la vergüenza. Bankia vendió acciones “preferentes”, que fueron basura, a una señora que había muerto hace años, a ciegos, analfabetos y otros discapacitados más. El acerbo de víctimas es impresionante, son alrededor de 350 mil personas las afectadas.

Su dirigente, Rodrigo Rato, ex vicepresidente del gobierno con Aznar no tuvo empacho para abusar de la gente y obtener ganancias inmorales.

Los gestores a sus órdenes ejecutaron estas felonías pero es suya, absolutamente suya, la responsabilidad del engaño sufrido por las víctimas.

Hay quienes llevan ya casi tres años protestando en la calle porque les robaron sus ahorros que no llegan a los quince mil euros.

Rato fue colocado ahí por el gobierno de Mariano Rajoy. De la misma manera, Miguel Blesa fungió como presidente de Caja Madrid, a petición de la actual candidata a alcaldesa Esperanza Aguirre.

Pocos políticos se salvan. Están involucrados en estos actos de malversación y alevosía miembros del PSOE de Izquierda Unida, empresarios y líderes obreros. Todos ellos salpicados por el dinero fraudulento que se llevaron al extranjero y cuyos actos sólo se conciben en mentes enfermas.

Salieron a relucir actos que transcienden los más elementales principios del respeto humano. Los formularios de Bankia fueron avalados por inválidos desde sus camas en sanatorios y en sus propias casas. Nonagenarias con escasas facultades mentales hicieron un garabato debajo de su nombre presionadas por los agentes inmobiliarios.

“…tú, firma… es muy bueno para ti…”, les dijeron sin el mayor pudor.

Ambos personajes cometieron el peor de los delitos: sacar provecho de quienes casi nada tenían, los exprimieron, apachurraron sus escasos recursos e hicieron que sacaran de sus armarios y de debajo del colchón los euros ahorrados durante toda una vida.

Eso sí, ni uno ni otro de tan infumables individuos, invirtieron cantidades en dichos bonos. E, inclusive, don Miguel tuvo a bien, en un sms, asombrarse de lo bien que habían respondido los compradores, cosa que no se esperaban.

“Estoy asombrado”, dijo Blesa, y afinó su ingenio para lucrar más.

Tres años después, el 85% de los afectados aún no recibe el dinero. Algo así como lo que ocurre en el Forum Filatélico.

En el momento que se supo de la inviabilidad de las “preferentes”, los responsables se encargaron, de inmediato, de informarlo a los inversores de más 500 mil euros para arriba para que éstos recuperaran el dinero, ipso facto.

Sin embargo, el resto de los trabajadores sigue en la calle, grita, reclama, protesta, se manifiesta y ni quien haga caso. Es más, con la nueva ley mordaza, el que intente lanzar una piedra o dar un empujón a un policía será acusado del delito de entorpecer el orden público y entrará en la cárcel, como ya ha ocurrido.

Es incomprensible que estos individuos continúen libres porque además tienen acusaciones por lavado de dinero, fraude fiscal, alzamiento de bienes y emisión de tarjetas black, con las que se despacharon a sus anchas.

No sólo están sordos sino que tienen oídos peripatéticos.

En esta nación donde pasarse de listo y aprovecharse de los demás se ha convertido en un juego cotidiano en el hobby de los ricos, el Estado no parece interesarse mucho por los problemas de los necesitados.

Si acaso, un bufete privado de abogados se anuncia cotidianamente desde hace varios meses en las redes sociales y la prensa para ayudar a la reintegración del dinero a sus dueños. Para ello, y no es delito, cobran un porcentaje por su labor que afecta también a los que han vivido precariamente y no conocen de las triquiñuelas y humoradas de aquéllos delincuentes.

Simultáneamente, han sido apartados de sus puestos de instructores los abogados Pablo Ruz, Elpidio Silva, José Castro…, y lo serán quienes intenten poner en orden a los prevaricadores. Todos ellos fueron relegados a juzgados que tratan asuntos menores como robos en supermercados, en tiendas de comestibles, asaltos en la calle y alguna que otra refriega en las avenidas de nuestra ciudad.

¿Quiénes quedan…? Algunos hay, Fernando Andreu, por ejemplo, es un hombre serio y será útil. Pero el caso es que la fianza de 800 millones de euros que Rato y otros cinco debieron depositar como castigo por entrar a Bolsa, se redujo, en 24 horas, a 33 millones.

Deshonor a quien deshonor merece.

Impera en España la confusión, un país que no merece la serie de irregularidades ni el imperio de la ambición desmedida. Habitan en nuestra nación núcleos de políticos y empresarios que han hecho de la cosa pública el más importante y fructífero medio de enriquecimiento.

Poco a poco sale la información sobre la fallida gestión de Rodrigo Rato en el Fondo Monetario Internacional; allí se le calificaba de lejano y poco hábil para manejar las finanzas. Tuvo que abandonarlo porque se agravaban los problemas dentro de esa organización. Aunque él afirmó que lo hacía por asuntos personales. Y así fue, asuntos personales que no eran otra cosa que ineptitud profesional.

Y puesto que estamos muy cerca del verano les diré que ya muchos señoritos modernos tienen reservaciones en hoteles de lujo. Lo que no estaría mal, pero nunca con el dinero ajeno, porque no lo han devuelto.

Lea usted cómo se prohíja el ego entre los funcionarios públicos: los ministros de la Defensa y del Interior reunieron a cuantos fotógrafos encontraron en los medios, y fuera de ellos, para que tomasen su imagen recibiendo, con cara de circunstancia, a los ex patriados del Líbano y de Nepal. Parecían cabecitas blancas recibiendo a sus hijos descarriados.

Mientras, los demás tontos que se jodan.