Aumentó en un billón 811 mil millones de pesos
Magdalena Galindo
Hace unas semanas comenté cómo la elaboración del llamado presupuesto cero, es decir el que no parte de las asignaciones otorgadas en años anteriores a las distintas dependencias y organismos autónomos, sino que se rediseña completamente según los criterios de la Secretaría de Hacienda (en este caso, lo que ya es el colmo, asesorada por el Banco Mundial), esa elaboración, decía significa la introducción abierta de la arbitrariedad. Me quedé corta. Porque si bien el presupuesto cero es efectivamente el ejercicio de la arbitrariedad pura, lo cierto es que la actual administración no ha necesitado esperar a la elaboración de esos nuevos lineamientos, sino que ya está actuando arbitrariamente desde hoy.
Como se sabe, todos los años el Ejecutivo, a través de la Secretaría de Hacienda, presenta un proyecto de presupuesto, que es discutido y modificado por la Cámara de Diputados y una vez aprobada la versión final, Hacienda tiene la obligación de ejercerlo tal y como quedó aprobado.
Sin embargo, se le concede un cierto margen de maniobra para que pueda afrontar los imprevistos. No es el caso de los ajustes que ha realizado, según el informe correspondiente al primer trimestre que acaba de presentar la propia Secretaría de Hacienda.
Resulta que se aumentó en 419 millones de pesos el presupuesto de Presidencia, en 382 millones el de Hacienda y en 4 mil 83 millones el de Energía, mientras se redujo en cambio en mil 450 millones de pesos el gasto para hospitales y centros de investigación del sector salud. Nadie con un mínimo de sentido social puede justificar que se le resten recursos a hospitales y centros de atención, como el de la prevención del sida, para aumentar el que corresponde a Presidencia o a Hacienda.
Los problemas de las finanzas públicas no consisten únicamente en las decisiones arbitrarias, sino que la caída de los ingresos petroleros por la baja en el precio del energético, así como el estancamiento de los ingresos tributarios, por el aletargamiento del ritmo de la economía, han determinado que el déficit fiscal crezca aceleradamente hasta llegar en los primeros cuatro meses de este año a 121 mil 583 millones de pesos. El déficit significa que los egresos del gobierno han superado en esa notoria cantidad a los ingresos, y por supuesto de algún modo tiene que financiarse ese gasto, y el modo ha sido a través de la deuda.
Así en días recientes se informaba que la deuda pública, que ha servido para pagar los intereses y amortizaciones de la deuda anterior, así como el déficit de las finanzas públicas, ha pasado, en lo que va de la actual administración, de 5 billones 352 mil millones, en que se situaba en 2012, a 7 billones 163 mil 258 millones de pesos. O sea que ha aumentado en un billón (millón de millones) 811 mil millones de pesos.
En resumen, la deuda de la nación, es decir de todos los mexicanos, ha crecido aceleradamente, mientras el gasto se decide arbitrariamente a través de Hacienda.