Para qué las nuevas cadenas de televisión en México/III-V
Javier Esteinou Madrid
Después de realizarse la licitación de dos cadenas de televisión comerciales por parte del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en 2015, la única empresa ganadora que pudo cubrir el monto económico ofrecido fue Cadena Tres, a quien se declaró como adjudicada única.
La empresa iniciará sus transmisiones a partir de enero de 2016 y para lograr ser competitiva requiere que los auditorios cuenten con aparatos receptores digitales, pues sólo transmitirá señales de televisión digital terrestre. Esto significa que el próximo año para recibir la nueva señal los teleauditorios deberán tener modernos aparatos receptores que en promedio en el 2013 costaban 3 mil 741 pesos un televisor de 22 pulgadas o de 6 mil pesos para un televisor de 32 pulgadas. El decodificador más económico para instalarse en los viejos aparatos rondaba los 600 pesos y la antena más barata otros 200 pesos.
Como apoyo a este proceso de modernización tecnológica la Secretaría de Comunicaciones y Transportes entregó gratuitamente 13.8 millones de televisores digitales de 22 pulgadas y quedarán casi 2 millones de hogares que tendrán que migrar por su cuenta a esta tecnología.
Dicho consorcio tendrá que crear las mejores condiciones empresariales, financieras y tecnológicas para enfrentar la férrea competencia del duopolio televisivo. Ante ello, la evolución a la tecnología digital permitirá, por una parte, que la nueva cadena transmita señales con mayor calidad de imagen y sonido; y por otra, que emita varios programas de televisión simultáneamente en el mismo canal, ampliando las posibilidades de acceso a contenidos para los televidentes. La empresa no está obligada a usar la totalidad del espectro disponible que se le concesionó para introducir más contenidos propios, autónomos o internacionales, sino que podría replicar el contenido del canal principal en sus canales secundarios o podría rentar dicha parte del espectro a productores independientes para obtener más ingresos por anunciantes.
Cadena Tres deberá aclarar cuál será su nueva oferta de contenidos y en qué se diferenciará de las cadenas nacionales existentes. Sus contenidos actuales en el Canal 128 y en la señal de televisión restringida Excélsior TV no se han diferenciado sustancialmente de la oferta de los canales 2, 5, 13 y 7. Ante tal situación es necesario preguntarnos qué podemos esperar de los contenidos, pues ese es el principal producto que se derivará de dicha empresa. Frente a ello, es necesario considerar que “desarrollar o adquirir programación relativamente innovadora respecto a los contenidos actuales de la televisión abierta, es deseable, pero no necesariamente redituable. La programación es una inversión irreversible o hundida, es decir, que se incurre en el costo de la misma, pero este no es recuperable en caso de un fracaso al intentar generar audiencia, y por lo tanto, es muy probable no obtener ingresos provenientes de los anunciantes”[1].
“Para los nuevos concesionarios, el crecimiento relativamente lento de la economía es una circunstancia desfavorable, puesto que los costos para innovar son elevados al representar altas erogaciones para conseguir diferenciarse un poco de la programación que actualmente ofrecen las dos principales televisoras de México. Invertir en el riesgo de una oferta de contenidos radicalmente innovadora, supone la necesidad de que el proyecto de cada nuevo concesionario tenga un retorno económico positivo, mayor que el costo de la inversión que cada uno va a realizar. En un escenario donde el mercado interno es débil, con un ingreso que no crece de forma sostenida, difícilmente un mercado publicitario puede generar el suficiente flujo para financiar proyectos creativos en contenidos; así, la oferta de programación sólo tendrá variaciones en los mismos temas”[2].
Pero además, de definir sus políticas empresariales económicas y de programación para enfrentar la competencia contra el tradicional oligopolio audiovisual y el fenómeno de la multiprogramación, Cadena Tres tendrá que resolver el difícil problema de comprobar con mucha precisión objetiva qué públicos la están viendo, en que porcentajes y a qué horas para poderles ofrecer a los anunciantes nuevas opciones de persuasión de los auditorios con el fin de que sus mercancías o servicios que promocionan tengan impacto en los consumidores. Para ello, será fundamental el papel de confiabilidad que jueguen las consultorías de rating, pues existe en México una crisis de credibilidad de los resultados estadísticos de tales empresas a partir del conflicto surgido en el 2012 con la principal empresa de rating Nilsen IBOPE en el país, al grado que Televisa y Televisión Azteca crearon sus propias mediciones de penetración en los públicos.
Por otra parte, el título de la concesión televisiva que no fue cubierto por el grupo Radio Centro y que fue declarado desierto, deberá ser nuevamente licitada por el IFT para crear otra cadena nacional, una cadena regional, una cadena local o una combinación de todas, que ayude a explotar un mercado publicitario que no tiene acceso a la televisión nacional.
Así, por ejemplo, se podría reagrupar las frecuencias y licitarlas de manera regional o local entre las ciudades con mayor potencial como son el Distrito Federal y la zona metropolitana, a través de los canales 29 y 38; en Guadalajara y su zona metropolitana mediante los canales 34 y 42; en Toluca, el canal 47; en Monterrey y su área metropolitana, a través de los canales 29 y 46; en Puebla mediante los canales 21 y 45; en Cancún a través de los canales 38 y 51; en Mérida, mediante el canal 22 y 38; en Tulum y Cozumel, a través de los canales 20 y 50; en Acapulco, mediante los canales 21 y 27; en Ixtapa mediante los canales 24 y 36, y en Puerto Vallarta, a través de los canales 27 y 29.
Lo más importante para no volver a tener convocatorias desiertas “hay que dejar que la licitación como mecanismo del mercado indique que tanto valor tiene una o varias televisoras abiertas regionales, procurando que se puedan constituir una o varias televisoras regionales”[3].
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[1] Tovar Landa, Ramiro, “Lecciones de la licitación de nuevas cadenas de televisión digital”, revista Zócalo, 182, México, abril de 2015, p. 37.
2 Ibidem.
3 —, “El diseño de las licitaciones si importa”, revista Zócalo, 183, México, mayo de 2015, p. 38.