Joaquín Pérez Sánchez

Tras humillar la voluntad mayoritaria del pueblo griego, los poderes que rigen Europa, se ensañan e insisten en prolongar una situación que no tiene solución por la vía del autoritarismo financiero. El poder dominante impulsa un proyecto ajeno a los valores democráticos que la vieja Europa enarbolaba.

De poco sirvió el referéndum que el gobierno de izquierda griego llevó a cabo en julio pasado para mostrar el hartazgo a las políticas de austeridad impuestas por la Troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo).

Durante los últimos seis años, la Troika ha sido corresponsable de las políticas aplicadas en Grecia, las cuales  han fracasado. No sólo lo piensa la mayoría del pueblo griego que lo vive día a día, también lo reconocen un gran número de especialistas económicos muy reconocidos, pero sobre todo,  lo corroboran los datos.

El Producto Interno Bruto de Grecia ha caído un 27 por ciento, el desempleo alcanza más del 27 por ciento y los salarios se han reducido en 37 puntos porcentuales, y las pensiones han bajado cerca del 48 por ciento. Todo para qué, para proteger a los bancos que han prestado a Grecia de manera irresponsable.

El Instituto para la Investigación Económica de Halle, en Berlín, publicó a principios del mes de agosto, un estudio que muestra cómo Alemania se benefició financieramente de la crisis griega. Por ejemplo, cada que se hacían públicas noticias sobre el tema griego que sacudían los mercados, los tipos de interés de la deuda alemana bajaban.

Este proceso, según el instituto alemán, ocurrió en varias ocasiones, permitiendo al Estado germano ahorrarse alrededor de 100 mil millones de euros, casi el tres por ciento de su Producto Interno Bruto.

De esta manera Alemania se benefició de las “tormentas” generadas por Grecia, mientras los grandes medios repetían sin cesar la cantaleta de que la crisis es culpa del gobierno griego por “sus políticas irresponsables”, es decir, empleo estatal, jubilaciones, pensiones, programas sociales.

Ahora está claro que, tras anunciarse el tercer rescate, Grecia tendrá que seguir por la ruta de la austeridad y las privatizaciones. El Ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble, dijo claramente a los medios, si Grecia quiere permanecer en el euro, tendrá que esforzarse, “sólo puede lograrlo como miembro de la eurozona, realizando esfuerzos extraordinarios”.

El Ministro alemán y todo el mundo saben que la deuda griega es impagable y que las condiciones draconianas que se le imponen no son la solución. El dinero que ahora se autoriza  no es para reactivar la economía griega, la mayoría se utiliza para pagar las deudas.

De acuerdo con un estudio hecho público por la Unidad de Inteligencia Económica (EIU por sus siglas en inglés), del diario The Economist, Grecia seguirá siendo un factor de tensión y crisis. Se duda de la viabilidad del acuerdo logrado y se considera un plazo de dos o tres años para estar hablando de un nuevo rescate o de una salida de Grecia de la zona euro.