Joaquín Pérez Sánchez


La Comisión Europea no confía en los números del gobierno español y le pide que rectifique, al mismo tiempo que aumentan las voces para que se realicen las “reformas estructurales” que hacen falta. Todo en medio de un escenario electoral que augura más inestabilidad política y económica.
El 12 de octubre pasado, mientras se celebraba el “Día de la Fiesta Nacional” en Madrid, con un desfile militar que, según medios de prensa locales, tuvo un costo de 800 mil euros, la Comisión Europea (CE) expresó desde Bruselas, que el plan macroeconómico del gobierno español para el 2015 y el 2016 es “muy optimista”.
La Comisión Europea considera que existe riesgo de que las previsiones del gobierno español no se cumplan y por lo tanto falle en sus compromisos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
El plan del gobierno contempla un crecimiento del 3,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2015 y de 3,1% en el 2016, con un déficit del 4,2% y 2,8% del PIB, respectivamente. Sin embargo, estas cifras son las que los “técnicos” comunitarios consideran “optimistas” y por lo tanto, “invitan” a las autoridades a que ejecuten estrictamente el presupuesto de este año y hagan lo necesario para que el presupuesto del próximo año cumpla los objetivos del déficit que demanda Bruselas.
Asimismo, también se dio a conocer un informe del  Banco Central Europeo (BCE)  realizado después de una visita de trabajo en España entre el 5 y el 8 de octubre pasados. En él se ensalza la “recuperación” de la economía, pero se advierte sobre el “déficit público” y las reformas estructurales.
Sobre el déficit, el BCE recuerda que sigue siendo uno de los más altos de la zona euro,  y aunque se espera que empiece a disminuir en este ejercicio (2015), considera que las “mejoras y las ganancias inesperadas no se han empleado en acelerar su reducción”.
Sobre las reformas, el organismo aprieta las tuercas para que el gobierno español, avance en la aprobación de leyes como la de Unidad de Mercado o la  de Servicios y Asociaciones Profesionales, que presuntamente beneficiaran a “toda la economía”.
El gobierno español ha sido el alumno “modelo” de las medidas económicas impuestas por los poderes europeos y ahora se encuentra en un escenario electoral inestable. El próximo 20 de diciembre habrá elecciones generales y el gobierno que de ellas emane, tendrá que lidiar con los presupuestos que ahora se han proyectado y que, según los hombres de negro de Bruselas, lucen muy optimistas.