Joaquín Pérez Sánchez


La segunda vuelta en la elección presidencial argentina, dejó como ganador al candidato de centro derecha Mauricio Macri, con lo cual se termina un ciclo (14 años) del  llamado: ”kirchnerismo”. Regresa la derecha, que en realidad nunca se ha ido, con un escenario incierto, un país dividido, una economía frágil y el problema endémico de la corrupción.
 El 22 de noviembre pasado, se definió en las urnas, por una escasa mayoría, quién dirigirá el país sudamericano,  durante los siguientes cuatro años. Macri obtuvo poco más del 51 por ciento de los votos en esta segunda vuelta, mientras que su oponente el oficialista Daniel Scoli, sólo el 48, 6 por ciento. De acuerdo con las autoridades electorales, acudieron a las urnas más del 78 por ciento de las personas aptas para votar. Es decir, fue un triunfo contundente y limpio.
Sin embargo, la coalición de Macri, llamada Cambiemos, no contará con la mayoría  en el Congreso, ni en el senado por lo que se verá obligado a negociar casi todas sus iniciativas políticas, sobre todo las económicas que, por venir de una escuela neoliberal, por fuerza tenderán a desmantelar muchas de las políticas públicas existentes.
La ”modernización” de la economía, según Macri, pasa por reducir impuestos al capital, devaluar, reducir la subvenciones estatales, en fin, crear un clima ”más propicio” para la inversión nacional y extranjera que favorezca, desde luego, al sector privado, no al público. Muchas de estas medidas, ya las ha probado el pueblo argentino hasta la saciedad, sólo que tras 14 años de intentar otras formas, incluso de detener la sangría y estabilizar el país, reducir la pobreza y favorecer la economía local, esto no se recuerda, sobre todo en las capas medias de las grandes urbes.
Una de las primeras medidas en materia económica  que anunció el nuevo presidente es que no tendrá un Ministro de Economía, sino un gabinete de ”seis ministros”. Es decir que  tendrá seis áreas, Hacienda y Finanzas, Trabajo, Producción, Energía, Transporte y Agricultura y Ganadería y Pesca.
Si en lo interno, Macri tendrá que negociar, en lo externo ya mostró cual será su papel. Un día después de saberse ganador, Macri anunció que solicitará la cláusula democrática al régimen de Venezuela en la próxima cumbre del Mercosur a realizarse en diciembre próximo.
El rápido posicionamiento en contra del régimen venezolano, sin duda generará choques, no sólo con Venezuela, sino con otros gobiernos. Sin duda atraerá en lo inmediato la simpatía estadunidense, pero su predisposición, lo muestra falto de tacto político y diplomático, en un entorno regional que, aunque desgastado, no le favorece.
Argentina está dividida, lo dicen los resultados, y el desgaste político de un ciclo le ha pasado factura, pero la ”nueva” derecha del siglo XXI, sigue siendo la misma que permaneció con bajo perfil en el kirchnerismo y que ahora se ofrece para derribar lo poco que se ha andado. Pronto sabremos si los argentinos han aprendido la lección después de 14 años o una vez más deberán chocar contra la pared de un sistema que ya conocen.