Joaquín Pérez Sánchez


Mientras algunos sectores de las élites económicas catalana y española se disputan el control del poder en Catalunya, en los terrenos futbolísticos, sus dos equipos se reparten el jugoso pastel que dejan los acuerdos comerciales por patrocinio y los derechos de la televisión. El espectáculo debe continuar, con independencia o sin ella.
A diferencia de otras ligas europeas de futbol, como la alemana, la francesa  e incluso la inglesa, la liga española de futbol es una de las más dispares, es decir, donde se evidencia con mayor claridad, que la ”lucha de clases” también existe en deporte.
La revista Alternativas Económicas, en su número 28 de este año, cita el informe: ”Impacto socioeconómico del fútbol en España”, el cual informa que ese deporte movió cerca de 7 600 millones de euros en 2013, actividad económica por la que el Estado español recauda alrededor de 3 mil millones de euros anuales en impuestos y que ofrece empleo a cerca de 150 mil personas, directa o indirectamente.
Como se puede ver, son cifras económicas muy poderosas que, sin embargo, están mal repartidas. España tiene en el Real Madrid, el equipo de futbol más rico del mundo y en el Fútbol Club Barcelona, el cuarto.  De acuerdo con la revista, entre ambos clubes facturan el 40 por ciento de los ingresos del sector.
Mucho dinero entre dos equipos que, además, se dan el lujo de pagar sueldos estratosféricos a algunos de sus jugadores, ya que entre los dos coleccionan a seis de los futbolistas mejor pagados en el mundo.

Por lo tanto no extraña que sean los dos equipos que más dinero reciben por derechos de televisión, por encima de ligas de países más ricos como Reino Unido, Alemania y Francia.
Este año, el gobierno buscó equilibrar esta desigual situación  y aprobó un ”Real Decreto Ley” que por primera vez permitirá distribuir el dinero de forma más equitativa, es decir una entidad central se encargará de la repartición y se dejará de lado la ”negociación” particular de cada club, como se venía realizando, la cual a menudo dio pie a sonados escándalos de corrupción.
 
Las ”autoridades” consideran que la nueva fórmula permitirá una distribución más equitativa y una competencia más igualada, pero la letra lleva truco. Y es que durante los próximos seis años, “ningún club podrá ganar menos en derechos televisivos de lo que ingresó por el mismo concepto” en la temporada pasada (2014-2015). Es decir que la igualdad llegará después.
Mientras tanto, las “autoridades” del negocio internacional siguen en el escándalo, igual que las ”autoridades”  del futbol local. Así que con independencia de Catalunya o sin ella, el bisnes del futbol sigue su curso y el pastel se lo siguen repartiendo los que más tienen. Y los demás? Mirando el deporte de las patadas.