Elecciones generales

 

La muerte acaba siempre por imponer su

silencio en los que la contemplan.

Jorge Ibargüengoitia (Las muertas)

Regino Díaz Redondo

Madrid.- Este domingo 20 de diciembre votan los españoles para elegir el jefe del Ejecutivo y a los miembros del Congreso. En este sistema de monarquía parlamentaria participan 11 partidos y sólo cuatro pueden decidir el futuro del país.

Descartado está que una sola fuerza alcanza la mayoría absoluta por lo que habrá coaliciones de todo orden. Podemos y Ciudadanos se disputan el honor de ser la bisagra para conformar cuatro años más de gobierno.

El Partido Popular, que tan pocas cosas hizo pese a prometerlas, se presenta como el ganador con una mayoría relativa. Le dan alrededor de 120 curules, según las encuestas, y el segundo y tercer puestos se los disputan Pablo Iglesias y Albert Rivera.

Todos contra la corrupción institucional en su avieso comportamiento. Buscan reflejar la democracia y desterrar los abusos, la corrupción, la desigualdad, el Estado obsoleto, los prevaricadores, las puertas giratorias, los fraudes al fisco y el trato deshumano que aplican los dirigentes de los sectores público y privado.

 

Encuestas cambiantes

Fueron contundentes, unos más que otros, y sólo les unió las gigantescas promesas que se hacen en estos tiempos para ganar. Actualmente, una gran parte de los funcionarios están en entredicho. Sirven a las multinacionales y avalan el pésimo reparto de la riqueza.

La izquierda asamblearia fue directa y a la cabeza. Sin contemplaciones arremetió contra los vicios de la sociedad actual.

Hubo dos debates principales y uno de ellos nuevo en las campañas que se vienen realizando desde la muerte de Francisco Franco. En el primero se enfrentaron la vicepresidenta del gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, y los líderes de los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos.

Las encuestas cambiaron cada día y, en estos momentos, Podemos se convierte en la tercera apuesta a expensas del centro-derecha de Rivera. Éste, cuyo programa mira a izquierda y derecha sin parar, tuvo un buen representante y supo captar la preferencia de muchos votantes del Partido Popular.

Alianzas previsibles

Descartado está que un solo partido gobierne. Las previsibles alianzas se dan entre Partido Popular y Ciudadanos o en la unión de los socialistas con Podemos. Nunca antes en la incipiente democracia que vivimos hubo tanto interés por escuchar y ver a los políticos de siempre y a los emergentes.

En menos de un mes, hay que reconocerlo, Mariano Rajoy fue hábil, utilizó un lenguaje comprensible que penetró entre los indecisos aunque todavía 24 horas antes había un 30% de españoles que no habían decidido por quién votar.

A las 13 horas de México, se cierran las casillas y empieza el recuento que es seguido minuciosamente por los gobiernos europeos que se inclinan a uno y otro lado de la esfera política.

En Atresmedia TV el escenario se preparó con muchos días de anticipación. Retocaron los detalles con exquisita pulcritud. Pero fue tal el empeño por transmitir el evento que los conductores de esa televisora exageraron. Sin embargo, el diálogo entre los cuatro fue interesante y caló entre los españoles que aún tenían, y tienen, dudas sobre cuál es el candidato de su preferencia.

Sáenz de Santamaría, en nombre de Rajoy, por ausencia específica inexplicable, se limitó a quitarse los golpes y a utilizar el sentido común pero en pocas ocasiones, las que pudo y le dejaron.

Más pragmático y buen orador, Rivera fue quien marcó las inclinaciones de un centro político que casi nunca da resultados en los comicios pero hoy será fundamental para el devenir de España.

La publicidad del debate se apoyó en el deseo de dejar libertad a los candidatos para que expresaran sus puntos de vista con una buena moderación de los periodistas Ana Pastor y Vicente Vallés. Se llegó hasta la parafernalia en el intento de agradar a los telespectadores porque fue la primera vez en que se daba un enfrentamiento entre los representantes de los cuatro partidos que deciden el futuro.

No tuvieron púlpitos ni tribunas donde apoyarse, la recepción fue prosopopéyica en la sede de la cadena y las tomas audiovisuales dieron paso a una realidad totalmente distinta a campañas anteriores. Ganó la democracia; mas en esta nación conservadora imperó el miedo durante varias semanas y sólo ahora conoceremos el resultado.

Coaliciones

Vuelven a ser factible dos coaliciones similares. Una, entre el Partido Popular y Ciudadanos, y la otra entre el Partido Socialista Obrero Español y Podemos. Quizás esta última es la que tiene mayores posibilidades de triunfo. No hay que descartar lo imponderable y que, a última hora, cualquiera de esas fuerzas políticas alcance la suficiente fortaleza para gobernar por sí sola aunque parece una utopía.

Rajoy volvió a prometer lo mismo que hace cuatro años no cumplió y se quedó muy satisfecho. Rivera dejó el sabor al culto a la personalidad que en nada le favorece pero que él insiste en mantener.

En las dos últimas semanas los líderes de esos partidos recorrieron desde los programas del corazón a los más eruditos en donde se conocían sus debilidades y virtudes. Seis días antes de depositar el voto hubo un debate cara a cara entre Rajoy y Sánchez, “como es habitual” dice Mariano y así fue. No despertó la misma curiosidad que el anterior y en él Pedro reforzó su presencia.

Igualmente, el nuevo gobierno saldrá de la mayor o menor presencia de la clase media que es la más reacia a manifestarse. Es más fácil que se entiendan los dos partidos de la derecha porque la izquierda sigue dividida como ocurre siempre.

Como era de esperarse, no se trataron todos los puntos fundamentales relativos a los problemas ingentes por el escaso tiempo (entre una y media y dos horas). Sánchez se autoproclamó como única solución para resolver los actuales problemas y los que vienen. Yo o el caos. Fue un tanto exagerado, pero es lo habitual en estos discursos previos. Iglesias, que vistió su acostumbrada camisa azul oscuro y coleta, agredió con mayor solidez las carencias de los populares y los engaños que hicieron para obtener una mayoría absoluta hace cuatro años.

Quinientas personas acudieron a la cita y fueron los invitados de piedra. De ellos no salió ni una palabra, ni una exclamación, ni un comentario, ni una tos. El inmovilismo que tanto desea Rajoy.

“Ustedes —dijo el socialista al dirigirse a la vicepresidenta— rescataron a los bancos, no a los ciudadanos”. Ella lo negó pero no tuvo argumentos sólidos para explicar por qué. Por lo menos Sáenz es una mujer inteligente y preparada, lista para abordar cualquier tema y saber discutirlo. Que el presidente del gobierno se lo agradezca y la premie. Recibirá efectivamente, su premio porque lo más seguro es que para las próximas elecciones generales ella sea la candidata de su partido para instalarse en La Moncloa.

Poco se habló del independentismo catalán en lo que estuvieron de acuerdo todos con una sola propuesta hecha por Iglesias en el sentido de que, si triunfa, citará a un referéndum en esa región para que la gente decida la ruptura o no con España.

Sin casi mencionarlo, todos pasaron por alto las tramas Gürtel, Púnica, las tarjetas black, el blanqueo de dinero y la distribución de sobres con dinero en efectivo a casi todos los miembros del gobierno actual.

En resumen, los pactos no tardarán mucho en hacerse a partir de hoy porque va en ello la gobernabilidad de la nación. Gane quien gane, tendrá que resolver las carencias y la precariedad en que se encuentran la mayoría de los españoles.