Entrevista con Elías Emigdio | Boxeador

Por Emma Islas

Sus primeros pasos hacia el deporte fueron dentro del seno familiar. Ahí empezó a pelear contra todo y contra todos. Su madre ­—fanática del boxeo— siempre lo alentó. Su padre se encargó de darle sus primeras lecciones en casa.

“Ahí surgió el sueño, ellos siempre alimentaban las ganas de ese campeón dormido”, afirma a Siempre! el boxeador de apenas 25 años, Elías Emigdio.

“Mi mamá siempre tuvo un deseo: que algún día sus hijos fueran campeones del mundo. Ella siempre decía que un deportista más es un delincuente menos en la sociedad”.

Por ello, el Tigre de Zitlala —como es conocido— siempre practicaba a pesar de las adversidades. “Había veces que mi papá no tenía dinero para los pasajes pues en casa teníamos muchas dificultades económicas”.

Por la extrema pobreza en Zitlala, Guerrero, lugar donde nació, su familia emigró a Naucalpan, Estado de México, donde actualmente radica. Tanto su sueldo de soldado del Ejército como una tienda de abarrotes, que regularmente atiende su madre, es lo que —afirma—les permite sobrevivir.

Narra que a lo largo de su carrera ha estado en varios gimnasios, pero su paso más importante fue haber estado en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento. Posteriormente, tuvo que prepararse por su cuenta para finalmente llegar al Comité Olímpico.

“Mis entrenadores siempre alimentaban mi hambre de triunfo, aunque la realidad es que dentro de mí ya estaban las ganas de salir adelante. Entrenaba a diario, pues el trabajo arduo era el que me daba las victorias”.

La Federación de Boxeo —asevera— siempre lo ha apoyado. Sin embargo, destaca que existe falta de entrenamiento y fogueo para los deportistas que no logran ir a muchas torneos internacionales, donde pueden medir sus cualidades y saber qué posibilidades existen de ganar medallas.

Los problemas directivos entre la Femebox y la Conade afectaron y quedaron de manifiesto durante su primer combate en Río. Ante la falta de uniformes oficiales se presentó con uno parchado, “aunque hubiera sido con un short de futbol yo hubiera venido a cumplir con mi trabajo. No venimos de divas a pasear, venimos a competir a poner en alto a nuestro país”, señaló sobre el penoso asunto.

Otra problemática, acusa, son las cuestiones administrativas. Los deportistas en lugar de concentrarse en dar el 100%, tienen que estar haciendo cuentas, “esa cuestión nos distrae demasiado, el estar contando el dinero, viendo si nos va alcanzar o si ya nos pasamos del presupuesto, nos afecta, y creo está mal”.

El Tigre de Zitlala quedó eliminado de Río 2016 en la ronda de octavos de final, división de los 52 kilos; sin embargo, asegura que dio su mejor esfuerzo, por lo que lanza un llamado a la juventud a seguir soñando, creer en lo imposible e ir tras sus metas.