¿Giro más a la derecha?

Por Joaquín Pérez Sánchez

 

La un año de que se celebren elecciones federales en Alemania, se han registrado comicios regionales en ese país que evidencian la crisis política de los partidos tradicionales. Ocurre lo mismo que sucede en otras partes del viejo continente, los partidos políticos tradicionales ya no entusiasman y, aunque siguen teniendo la mayoría, cada vez más crecen las opciones de derecha o de extrema derecha, mientras que la izquierda naufraga.

El pasado domingo 18 de mayo se llevaron a cabo elecciones en Berlín, la influyente capital alemana y tal y como se esperaba, el golpe más duro lo recibió el partido de la canciller Ángela Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU), que alcanzó un poco más del 17 por ciento de los votos.

Todo el año, el partido de la canciller alemana ha recibido señales de que la cosa no marcha bien para su instituto político. En marzo en Waden-Württemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt, luego, en septiembre fue el Estado de Mecklemburgo-Pormerania Occidental. Si bien es cierto, todos los anteriores pueden catalogarse como estados pequeños, pero  ahora fue la capital del país, Berlín.

El duro golpe electoral obligó a la poderosa canciller a salir a los medios para minimizar los daños. Como en toda Europa, el tema que se agita en los medios y que repercute en las urnas, es la seguridad y en específico el tema de los refugiados y los inmigrantes. La crisis migratoria que vive en parte Europa, según reconocen las instituciones humanitarias, es la peor desde la Segunda Guerra Mundial.

Por ello, los partidos de la ultraderecha, anti europeos y xenófobos ganan espacio. En Alemania crece la agrupación Alternativa para Alemania (AfD). Aunque siguen siendo minoritarios estos grupos, no deja de ser preocupante como ganan adeptos, sobre todo en sectores de la población que presuntamente apoyaban opciones de izquierda.

En este contexto, en Alemania, también se dibuja un escenario político fragmentado, en el que el tema refugiados e inmigración, se convierte en el eje detonante de la posibilidad de ganar en las urnas.

Los grandes medios de comunicación, dibujan escenarios oscuros para el futuro de la canciller, pero a pesar de los reveses electorales, ella sigue gozando de un gran poder. Por otra parte, las derrotas en las urnas han sido para su agrupación política, pero ella gobierna en coalición y el desgaste político que se aprecia, también abarca a sus socios de gobierno e incluso a los partidos tradicionales de la oposición.

El desgaste político de Merkel es real, pero lo es también su poder, así lo demuestra el que decenas de Directores Generales de importantes empresas estadounidenses, hayan solicitado a la canciller en una misiva, que se revoque la millonaria multa que la Unión Europea ha impuesto a la todopoderosa Apple.

Falta un año para ver si se cumplen los pronósticos que vaticinan una derrota para la canciller alemana. Mientras tanto, Europa navega, para bien o para mal, bajo su poderosa influencia. Lo que sí es cierto, es que la crisis política afecta a todos los partidos políticos, pero parece que las elecciones ya no importan, parece que la democracia murió hace tiempo…