Entrevista con Leopoldo Cervantes Ortiz | Profesor de la Facultad Latinoamericana de Teología Reformada

Por Emma Islas

Para Leopoldo Cervantes Ortiz, profesor de la Facultad Latinoamericana de Teología Reformada, el uso de la palabra “matrimonio” es lo que en estos momentos está ocasionando la controversia en torno a las uniones entre personas del mismo sexo, “el Estado mexicano es laico se debería superar el rechazo a la normatividad que establece la igualdad en todos los ámbitos. El reconocimiento legal de las uniones igualitarias es un paso firme hacia la consolidación de los derechos humanos en cualquier sociedad preocupada y atenta por establecerse a sí misma como una democracia sólida y consistente”.

Afirma que los ataques de la Arquidiócesis de México en contra de la iniciativa presidencial han despertado de nuevo el resentimiento en contra de un régimen —cobijado por las simulaciones de cardenales y obispos—, “la iniciativa se sale de su control ideológico, eso explica los excesos de Rivera al utilizar los medios a su alcance para descalificar la propuesta presidencial y romper lanzas contra un Ejecutivo que ha reaccionado tan tibiamente ante los embates retardatarios. Los dirigentes del catolicismo y amplios sectores del mismo se niegan a reconocer que los modelos de familia han cambiado y que resulta insostenible marcar pautas de comportamiento familiar propias de décadas y siglos pasados”.

Riesgos de retroceder

Al hablar sobre los riesgos en que se encuentra el país si la Iglesia católica continúa con este tipo de llamados homofóbicos, el catedrático afirma que se puede retroceder en algunos avances que se han dado a lo largo del tiempo “por ejemplo en las nuevas formas de convivencia que posibiliten la igualdad de género, específicamente, así como la superación de formas de machismo que lentamente han comenzado a ceder debido a los cambios en las leyes”.

Por otro lado, dice, el riesgo mayor es que “con estos llamados se comprueba la facilidad con que las leyes son cuestionadas por sectores de interés que se niegan a perder privilegios sin advertir que en los espacios colectivos existen personas que no vacilarán en salir a agredir a quienes insistan en defender y afirmar sus derechos y conquistas sociales. Las estadísticas no mienten: la homofobia sigue produciendo crímenes de odio y eso es algo que las comunidades religiosas de todos los signos deberían considerar seriamente”.

Respecto a la decisión de la comunidad lésbico gay transexual y bisexual de marchar y dar a conocer una lista de sacerdotes que mantienen relaciones homosexuales para exigir el respeto al Estado laico, Cervantes Ortiz destaca que es una reacción bastante tardía, aunque necesaria y urgente por parte de esos colectivos, “si presentan pruebas de sus acusaciones, la denuncia dejará el ámbito de los meros rumores para convertirse en una acusación con consecuencias legales. Quizá haya quien cuestione las formas y la manera de responder a estos ataques, pero también debe tomarse en cuenta la trascendencia de los mismos que, en efecto, podrían conducir a una escalada de violencia por parte de grupos de la ultra-derecha en el país, capaces de lanzar cruzadas para agredir físicamente a las personas implicadas”.

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Resabios “cristeros”

“El peligro es real es que eso reavivaría los viejos resabios «cristeros», nunca desaparecidos del todo, además de que en algunas entidades del país estos grupos se sienten apoyados por autoridades de los niveles municipal y estatal, lo que también es muy lamentable. El caso muy reciente de Veracruz es una prueba de ello. Puede sonar a lugar común, pero muchos grupos de ultra-derecha no se tientan el corazón al momento de levantarse para responder a los cuestionamientos sobre sus ideas y prácticas. Es preocupante que los obispos no consideren estos riesgos con seriedad e incurran en gran irresponsabilidad”.

Aclaró que en necesario que al dar a conocer dicha lista debe de haber pruebas claras que acompañen los nombres de sacerdotes, “de no ser así, ellos pasarán a ser vistos como víctimas. El escándalo sería tal que obligaría a los obispos a actuar con firmeza, algo que no se ha visto en los años recientes. Asimismo, el impacto mediático de esta exhibición moral quizá influya en la flexibilización de las posturas episcopales y “ayudaría” al gobierno a insistir en su iniciativa constitucional, aunque se ve complicado”.

El PRI, doble y ambiguo

Respecto al “congelamiento” de la iniciativa en el Congreso, el profesor de teología dice que el PRI ha jugado sus cartas de manera doble y ambigua, “ante el no comprobado impacto de esta iniciativa en el resultado de los comicios del 5 de junio, que le fueron tan adversos, parece que ha decidido restarle importancia y prioridad a la misma, con todo y el gran despliegue de medios y recursos con que se anuncio el no acompañar con energía al Ejecutivo y “dejarlo morir solo” restará todavía más votos en muchos sectores interesados en que la iniciativa avance”