España sigue sin Presidente

Por Joaquín Pérez Sánchez

España sigue sin jefe de gobierno y los políticos continúan enmarañados en un proceso de descomposición política, la cual sólo a los medios parece importarles. Después de nueve meses de gobierno en “funciones”, las matemáticas no cuadran y el escenario político sigue en la incertidumbre, luego del último drama español, la “renuncia” de Pedro Sánchez, a la Secretaría General del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la segunda fuerza política en ese país.

Tal como se esperaba, el 25 de septiembre se llevaron a cabo las elecciones en el “país Vasco” y en Galicia, dos importantes comunidades autónomas españolas, las cuales, se supone, reflejarían con mayor precisión el escenario de poder entre las cuatro principales fuerzas políticas que se reparten el poder parlamentario.

El escenario no varió mucho, el Partido Popular (PP) ganó claramente en Galicia, en tanto que la agrupación nacionalista vasca (PNV) obtuvo la victoria en Euskadi, aunque no la mayoría. El gran perdedor fue el PSOE que obtuvo los peores resultados en años. El resultado agravó la crisis política en esta agrupación, que es la segunda en número de escaños a nivel nacional con 84.

La disputa por el poder dentro de este partido terminó el dos de octubre pasado con la “dimisión” de Sánchez, luego de un tragicómico cónclave en el que fue derrotado en votación (133 a 107) de la cúpula del partido (los barones), que para algunos analistas representan la “nomenclatura” del viejo instituto político.

Ahora esos vencedores buscan la manera, a través de una comisión, de lograr imponer su visión, para evitar elecciones en diciembre y favorecer la asunción del conservador Mariano Rajoy, absteniéndose en el parlamento, para que éste pueda formar gobierno. Un gobierno conservador que permita el continuismo en un escenario europeo desolador donde no se extraña al gobierno español.

El escenario se pinta difícil, si la facción que controla al PSOE se impone y obtiene la abstención y evita nuevas elecciones, propiciará un gobierno débil y cuestionado. Si se realizan elecciones, difícilmente cambiaría el panorama, pero los socialistas podrán perder su estatus como segunda fuerza. A todas luces el único ganador ha sido el derechista PP que se mantiene en el poder, gracias a sus bases fieles y a la abulia política que se refleja en la mayoría de los sectores sociales.

Mientras tanto, España sigue funcionando sin presidente de gobierno y, según se ve, le ha ido tan mal. Pronto se sabrá si hay o no elecciones en diciembre.