Por Emma Islas
Rebasada, así se encuentra la capacidad de alojamiento en Baja California ante le llegada de migrantes. Las condiciones infrahumanas en las que viven haitianos y africanos hacen que podamos hablar del surgimiento de una “crisis humanitaria”. Las cifras exactas no se pueden conocer ante el flujo de personas que hacen filas interminables para lograr su objetivo: cruzar a Estados Unidos para pedir asilo político.
Diversos medios hablan de que en las calles de las ciudades fronterizas de Mexicali y Tijuana hay cerca de 11 mil migrantes varados, cifra que se calcula que podría llegar hasta los 30 mil. Pero ellos no solo son cifras, son seres humanos que —luego de un viaje de cerca de 3 meses— recorren las calles en búsqueda de un lugar donde puedan descansar y comer.
Pese a que en esos lugares existen albergues que cotidianamente reciben trabajadores migrantes de México y Centroamérica, estos no se dan abasto ante la marea de desplazados. Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, admite que “México no está preparado para recibir a tantos haitianos y africanos, es un fenómeno nuevo que se está viviendo y más el gobierno de Baja California”.
“Anteriormente llegaban entre 30 y 40 haitianos, ahora están llegando a diario cerca de 300. En Mexicali hay 12 albergues asistidos por las autoridades; sin embargo, las condiciones de higiene son pésimas. Son lugares diseñados para recibir solamente 80 personas; ante esta situación atienden a 350 personas. Apenas cuentan con 2 o 3 baños. No hay espacio para más personas. Mujeres embarazadas y niños viven juntos sin cuidados médicos”, destaca.
Lo que piden los haitianos
El haitiano naturalizado mexicano y presidente del Comité Ciudadano en Defensa de Naturalizados y Afromexicanos señala que, en primer lugar, buscan que el gobierno mexicano tenga consideración con estas personas: “es un problema con el que México no puede solo. Necesita la participación de la comunidad internacional. Hay una crisis económica internacional, pero como México es un país de tránsito, ha firmado acuerdos internacionales al respecto”.
Metelus destaca que ha pedido a las autoridades mexicanas que se les pueda otorgar una prórroga a los haitianos y africanos por un año, ya que los migrantes cuentan con un permiso de tránsito por 30 días para estar en el país, pues —dice— “Haití todavía no se encuentra listo para recibirlos. Después del terremoto de 2010, aún hay 60 mil haitianos en los campamentos. Además, hace una semana el paso del huracán Matthew los devastó nuevamente. Es un país en donde ya casi no hay vida”.
Buscan integrar una comisión de alto nivel que pueda brindar ayuda a la gente, “el gobierno mexicano podría ofrecer becas a los jóvenes que quieren estudiar. O bien, pedir a los empresarios de la frontera norte que ofrezcan trabajo a estas personas, para lo cual, primero debe de cambiar el permiso que ellos tienen por una identificación que diga que tiene derecho para trabajar en una empresa”.
Peligros que afrontan
El activista de los derechos afromexicanos, asegura que los inmigrantes desplazados por la violencia y la pobreza varados en la frontera norte corren un peligro latente: el crimen organizado. “El 90 por ciento de los inmigrantes que están ahora en Baja California se encuentran durmiendo en las calles, son personas de bajos recursos por lo que el crimen organizado podría aprovechar dicha situación. Cuando una persona tiene hambre, está dispuesta a recibir cualquier comida, se olvida de los valores y es vulnerable a ser explotada”.
“También existe un grupo racista que tiene una campaña para matar a nuestros hermanos afrodescendientes —Frente Nacionalista de México—, lo que se ha convertido en una situación peligrosa, por eso he pedido un trabajo de investigación, no me parece justo que un grupo de personas tengan ideas de esta magnitud, uno tiene que ser tolerante”.
Los antecedentes
2010: luego del terremoto de ese año los gobiernos de América del Sur —Brasil, Ecuador, Chile, Venezuela— ofrecieron refugio a los migrantes, al igual que Estados Unidos, que dejó abierta la posibilidad de acceder a una visa humanitaria.
2016: en mayo, ante la crisis económica que enfrentan los países que daban refugio a los migrantes y ante la posible llegada de Donald Trump —con un discurso 100 por ciento racista— a la presidencia de ese país, haitianos y africanos empezaron a llegar masivamente a México.
En septiembre de este año, EU canceló las medidas adoptadas y decidió limitar el número de entradas en su país, situación que derivó que miles de migrantes se quedaran varados en la frontera mexicana.
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