Joaquín Pérez Sánchez

El triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses fue un baño de agua fría, que dejó en shock a millones de personas. En Europa, se multiplican las voces en los medios que buscan equiparar el resultado de ese proceso electoral, con un posible futuro donde gobiernen los sectores más radicales de la derecha.

En la mayoría de los medios de comunicación tradicionales, hay voces que se repiten, que pronostican que después del Brexit y del resultado electoral en Estados Unidos, seguirá la radicalización en Europa. De acuerdo a esta idea, la “democracia europea” es amenazada por los “populismos” de izquierda y derecha.

Con este vocablo (populismo) se busca establecer un paralelismo entre las posiciones de izquierda en contra del sistema económico imperante, con las de la extrema derecha. El resultado: siempre gana la derecha. Con el triunfo de Trump ahora los medios tradicionales exacerban la existencia de una extrema derecha xenófoba, antieuropea. Migración, refugiados, musulmanes, son palabras que se repiten constantemente como sinónimo de problemas, descontento, odio.

De esta manera, los medios anticipan un escenario oscuro, sobre todo en los países donde se llevarán a cabo elecciones próximas, como Austria, Holanda, Francia y Alemania o el referéndum constitucional en Italia (el 4 de diciembre próximo).

Se hace un lado o se minimizan otros datos importantes o hechos también trascendentes del caso estadounidense, como por ejemplo, el que Trump no ganó por número de votos (voto popular como le llaman eufemísticamente); que hubo un abstencionismo del 37 por ciento, del de por si rasurado padrón electoral; que ganó en los sectores económicos altos de población blanca y también en los sectores pobres de población blanca, sobre todo en las zonas rurales. Que la población negra y latina votó mayoritariamente por la candidata demócrata.

También se minimizan las protestas de miles de personas que han salido a las calles y han manifestado su descontento en Estados Unidos (hasta el cierre de este material, cinco días seguidos), incluso se les tilda de “profesionales” del descontento. Como en el Reino Unido, no se habla de lo evidente, que la sociedad estadounidense también está dividida, al igual que lo está la europea.

trumpEs curioso, antes del triunfo de Trump, estos mismos medios coincidían en difundir presuntos estudios estadísticos que pronosticaban la victoria de Hillary Clinton. No extraña que después de la elección se haya hecho viral (redes sociales y medios alternativos) el análisis del cineasta, y activista político Michael Moore que pronosticó desde junio pasado el triunfo del magnate.

Quizá por ello, este activista tras el triunfo de Trump, llamó también a sus compatriotas a ignorar esos medios y esos “eruditos” y “pronosticadores” que ahora nos dirán: “curar la herida” y “unirnos” y pugnó por “pelear, resistir y obstruir”, de la misma forma que los republicanos lo hicieron contra el presidente saliente Barack Obama.

En Europa, si bien es cierto la coyuntura no es favorable, también es cierto que los escenarios son distintos y cabría apelar a que todavía se recuerda el pasado nefasto de regímenes nacionalistas y fascistoides. Pronto sabremos si ha servido de algo la democracia a la europea.