Mosul y Raqqa

Por Luis Mesa Delmonte*

Las campañas militares contra el autodenominado Estado Islámico van ganando en intensidad. Mientras el ejército iraquí y sus colaboradores se enfrascan en recuperar Mosul, una alianza encabezada por fuerzas kurdas anuncia el comienzo de una contraofensiva militar para liberar la ciudad de Raqqa en Siria.

Luego de haber logrado su mayor expansión territorial en la etapa 2014-2015, el Estado Islámico inaugurado con la promulgación del Califato por parte de Abu Bakr al-Baghdadi, ha venido perdiendo espacios que controlaba en Irak y Siria, debido a los golpes de naturaleza diversa que ha recibido.

El Estado Islámico (erráticamente referido como ISIS, ISIL o Daesh) ha sido crecientemente rechazado tanto a nivel internacional como regional, por la imposición de sus prácticas extremistas y sangrientas que pretende justificar inspirado en una interpretación islámica ultra ortodoxa. Tal repudio, ha llevado a que el grupo se haya enfrentado militarmente con otras organizaciones políticas armadas árabes, con rivales islamistas, con agrupaciones kurdas, así como con los ejércitos sirios e iraquíes y sus respectivos aliados.

IrakYa en este fin de año, la cartografía bélica sirio-iraquí, muestra una pérdida de control por parte del EI, que algunos calculan hasta en un 45%. Existe un alto grado de probabilidad de que tal tendencia se mantenga, para poder lograr, durante los primeros meses del 2017, un grado de destrucción notable de la estructura de mando, militar, organizativa, financiera, comercial, tráfico y de control social general que logró imponer el EI en la realidad donde ha estado presente.

Este pronóstico optimista, no querrá decir que el EI desaparecerá por completo, pues como ya ha ocurrido con otras organizaciones, logran sobrevivir muchos de sus militantes, seguidores e ideas, adoptando otras filiaciones y otras formas de actuación, ya sean abiertas o encubiertas. Hoy hay grandes retos que lograr antes de enfrentar estos nuevos del futuro inmediato.

En lo que respecta a la recuperación de Mosul iniciada desde el pasado 17 de octubre, aún queda un gran esfuerzo por hacer. Luego de dos años de estricto control de la segunda ciudad en importancia de Irak, el EI también se ha preparado para el actual escenario de enfrentamiento. Aunque al-Bahgdadi anunció que habría que resistir hasta la muerte en Mosul, es factible pensar que la más alta dirección del EI ya no se encuentre en la ciudad sino que se haya trasladado o esparcido por otros puntos de la región.

Los pueblos adyacentes a Mosul se recuperaron sin grandes problemas desde el punto de vista bélico, aunque sí humanos, pues el EI obligó a que la población se mantuviera en medio del combate en calidad de “escudos humanos”, es decir, para inhibir el ataque y poder moverse con mayor facilidad dentro de estos escenarios. Igualmente, han asesinado a cientos de pobladores que intentan escapar de su control o que comienzan a festejar su derrota ante la llegada de las fuerzas de liberación.

Pero tal como se había previsto, el combate por el centro de Mosul se hace más intenso y complicado. La estructura defensiva es más fuerte y la resistencia ha sido más férrea. Se han empleado los ataques suicidas con mayor intensidad que en cualquier otra parte, (llegando a ser de hasta 100 diarios), junto al estallido de minas y explosivos improvisados, túneles para el traslado de combatientes y preparación de emboscadas, combate armado directo, más un desempeño eficiente de francotiradores.

El ejército iraquí, los peshmergas kurdos, otros grupos árabes armados sunitas y chiítas, y los asesores estadounidenses, parecen compartir, hasta hoy, una estrategia común con tácticas efectivas y coordinadas que pueden llevar al éxito en Mosul.

Por otra parte, la decisión de comenzar una ofensiva contra la ciudad siria de Raqqa, considerada desde hace tiempo como “la capital del EI”, abre otro frente que podría dar un golpe demoledor paralelo al grupo extremista. El anuncio se hizo por parte de las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF), una organización que desde inicios del 2015, agrupa a fuerzas kurdas, árabes, armenias, asirias, turcomanas y otras, comprometidas con la creación de la Federación del Norte de Siria o Rojava.

Para esta contraofensiva en Raqqa, primeramente se intentará rodear y aislar la ciudad antes de proceder al ataque directo. La aviación estadounidense y algunos de sus grupos de asesores y fuerzas especiales, brindarán una ayuda importante al SDF, lo que preocupa enormemente a Turquía.

Es bien conocido que para Ankara, el EI es un adversario a derrotar; pero el factor kurdo, le genera aún mayores preocupaciones de seguridad nacional ante la posibilidad de que su oposición armada interna kurda (cuyo mayor exponente es el Partido de los Trabajadores del Kurdistán—PKK) se nutra de oleadas victoriosas y protagónicas kurdas en la inmediatez de sus fronteras, ya sea por el domino kurdo del norte iraquí y los peshmergas, o por notables avances respecto a una entidad autónoma kurda en Siria (tipo Rojava) con milicias que dispongan de una mayor capacidad de fuego.

Los turcos han preferido apoyar en el conflicto sirio a otras agrupaciones tales como el Ejército Libre de Siria (FSA) y las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) kurdas, para poder garantizar sus propias influencias e intereses en la futura reconstrucción política siria, y promoviendo las  discrepancias intrakurdas. La visión turca no ha coincidido en muchas ocasiones con la de Estados Unidos. El propósito de Washington de golpear al EI en Raqqa apoyando a las fuerzas del FDS, se ha discutido regularmente entre estrategas turcos y estadounidenses, y fue el tema central del encuentro entre los jefes de los respectivos Estados Mayores Conjuntos, los generales Hulusi Akar y Joseph Dunford, el pasado 6 de noviembre.

Lamentablemente, una vez más, los civiles iraquíes y sirios, ya sean como blancos premeditados o como “bajas colaterales”, sufrirán las peores consecuencias de estos nuevos golpes militares contra el EI en Irak y Siria.

*Catedrático del Colmex