Una mirada a… Margaret Mitchell

Por Patricia Zama

En el aniversario 116 de la norteamericana nacida en Atlanta, Margaret Mitchell, un fragmento de su única novela publicada, que ha vendido decenas de millones de ejemplares y cuya versión cinematográfica sigue capturando espectadores: Lo que el viento se llevó.

…De repente, una idea cruzó su entendimiento, como una ráfaga de luz. ¡Pero si Ashley no sabe que le amo!… Tengo que encontrar el modo de hacérselo saber…

Mientras charlaba, reía y lanzaba rápidas miradas al interior de la casa y al jardín, sus ojos cayeron sobre un desconocido, solo en el vestíbulo, que la miraba fijamente con tan fría impertinencia que despertó en ella un sentimiento mixto de placer femenino por haber atraído a un hombre, y de turbación porque su vestido era demasiado escotado… Scarlett pensó que no había visto nunca a un hombre de espaldas tan anchas ni de músculos tan recios, casi demasiado macizo para ser apuesto. Cuando sus miradas se encontraron, él sonrió mostrando una dentadura blanca como la de un animal bajo el bigote negro y cortado. Era moreno, y tan bronceado y de ojos tan ardientes y negros como los de un pirata apresando un galeón para saquearlo o raptar a una doncella…

Lo que el viento se llevoAntes de trasladarse al vestíbulo y de bajar las escaleras, Scarlett se aseguró de que Melanie estaba acostada en la cama junto a Honey y Hetty Tarleton. Desde la ventana del rellano pudo ver el grupo de los hombres sentados en el cenador bebiendo en grandes vasos… había que arriesgarse. Al llegar al último escalón oyó a los criados que trajinaban en el comedor… Al otro lado del amplio vestíbulo, la puerta de la biblioteca estaba abierta; se asomó y entró sin hacer ruido… Entornó la puerta, dejando una rendija, y trató de calmar los latidos de su corazón…

—¡Cómo! ¡Scarlett! ¿De quién te escondes? ¿De Charles o de los Tarleton?…

No pudo pronunciar una sola palabra, pero le cogió de una mano y le hizo pasar a la habitación… Ashley cerró la puerta.

—¿Qué pasa? —preguntó en voz baja…

—Te amo…

—¡No debes decir eso, Scarlett! No debes. No lo piensas de verdad. Te odiarás a ti misma por haberlo dicho y me odiarás a mí por haberlo escuchado…

—Ashley, me quieres…, ¿verdad?…

Tenía que hacer algo o volverse loca. Cogió el florero y lo lanzó rabiosamente, atravesando el cuarto, contra la chimenea. Pasó rozando el alto respaldo del sofá y se hizo pedazos con leve estrépito contra la repisa de mármol.

—Esto —dijo una voz desde las profundidades del sofá— es ya demasiado…

—Caballero, debía usted haber hecho notar su presencia.

—¿De verdad? —los dientes blancos de él brillaron y sus audaces ojos oscuros rieron…

—¡No es usted un caballero!

—Observación justísima —contestó él, sonriente—. Y usted, joven, no es una señora.

Novedades en la mesa

La novela No voy a pedirle a nadie que me crea, del mexicano Juan Pablo Villalobos obtuvo el 34 Premio Herralde de Novela. El libro cuenta las aventuras de un estudiante mexicano en Barcelona… Llegó a las mesas de novedades otro póstumo de Roberto Bolaño, El espíritu de la ciencia ficción (Alfaguara), novela escrita en 1984 y que se considera antecedente de Los detectives salvajes, la novela más aplaudida del escritor chileno…