Entrevista con Ma. Eugenia Valdés Vega/Especialista en poder político, UAM Xochimilco
Emma Islas
La errática relación entre el gobierno mexicano y la nueva administración republicana cada vez es más evidente. Hoy más que nunca los mexicanos exigen al presidente Enrique Peña Nieto evitar la simulación y actuar con firmeza. En las calles, la gente no deja de protestar por la larga lista de insultos y descalificaciones recibidos por parte de Donald Trump, quien se ha convertido en su peor amenaza, pero también por su gestión.
Durante una visita a Los Pinos, pequeños de todo el país que integran el 10º Parlamento Infantil se sumaron al reproche. Además de solicitar mejorar la infraestructura educativa y hacer cumplir las leyes, pidieron que Peña Nieto se deje de inquietar por las acciones del mandatario estadounidense y se preocupe más por lo que se hace en el país.

Ante este escenario, llama la atención el discurso durante el 50 aniversario del Tratado de Tlatelolco en el cual pareciera que el mandatario mexicano intentó contrarrestar el malestar social al hacer una clara alusión a Estados Unidos en dos de sus frases: “Ningún Estado, por poderoso que sea, puede pretender imponer su voluntad”; “Las relaciones internacionales deben basarse en el derecho, en el respeto y el diálogo, jamás en la intimidación y el uso de la fuerza”.
Y es que a la larga lista de desaciertos que ha cometido la administración de Peña, se agregan las filtraciones en torno a la conversación Peña-Trump, así como la supuesta intervención del canciller Luis Videgaray para “suavizar” un discurso del mandatario estadounidense.
La especialista en procesos políticos y electorales, medios de comunicación y poder político en México de la UAM Xochimilco, Ma. Eugenia Valdés Vega habla con Siempre! sobre la manera de conducirse de la presente administración ante las acciones tomadas por el gobierno de Estados Unidos, la cual califica de lamentable, sobre todo cuando —dice— el gobierno se queda con los brazos cruzados pese a que nos estamos convirtiendo en la Polonia de Trump, al hacer una comparación de lo que sucedió con ese país con la invasión de Hitler.
Explica que existe una gran coincidencia en ambos hechos pues nuestros connacionales que radican en Estados Unidos se están convirtiendo en los “judíos”. Lo que Trump está haciendo con los mexicanos es un símil al ataque fulminante de Hitler sobre Varsovia, sobre los vecinos débiles.
Valdés Vega coincide con Carlos Heredia, investigador del CIDE, en torno al trato tan diferenciado que tiene Trump hacia México en comparación con otros países; indica que se debe a que los gringos no ven de la misma manera a los canadienses, “a los mexicanos nos ven por detrás del hombro, es decir nos miran para abajo, nos miran inferiores”, de eso se está aprovechando Trump para usarnos como “chivo expiatorio” de los problemas de su país. “Nos quiere ver convertidos en esclavos en nuestra propia tierra”.
La analista política destaca que ante estas circunstancias el servilismo frente a Trump con que actúa la presente administración —en específico el canciller Luis Videgaray— es vergonzoso, pues pese a ser tratados con la punta del pie quieren seguir tratando con ellos escudados en la diplomacia, lo que dice le hace suponer que el regreso de Videgaray al gabinete como secretario de Relaciones Exteriores tiene que ver con una solicitud de Trump.

Traición a la patria
Tras tachar de terrible el hecho de que México tenga un secretario de Relaciones Exteriores que le ayuda al enemigo, la única salida posible —asevera— es su renuncia.
“No puede seguir siendo canciller después de todos estos escándalos, de esta pifia, son cuestiones que no se pueden pasar por alto, este tipo de cuestiones pueden llegar a considerarse traición a la patria”.
Al ser Peña Nieto el jefe directo del canciller se convierte en el principal responsable de la forma en que se conduce todo su gabinete. Aunque acepta que uno de los elementos de la diplomacia tiene que ver con la secrecía, el hermetismo, la discreción, el problema aquí no es ese, sino que el secretario de Relaciones Exteriores no tiene formación diplomática, además de que es un viejo reflejo de los políticos priistas que no están acostumbrados a la democracia.
Subraya la urgencia de que la sociedad mexicana continúe y exija transparentar las acciones del gobierno, aunque aclara que la situación por la que atraviesa el país en cuanto a la dependencia de Estados Unidos es consecuencia de la decisión que se tomó en los años ochenta de integrarnos a un mercado gigante que era el del norte, “metimos todo el futuro de nuestro país como el “cabús” de la locomotora de Estados Unidos y por supuesto de Canadá”.
En torno a un posible envío de tropas, la analista recuerda que de una manera u otra eso ya sucedió anteriormente en la época de Calderón con la operación Mérida. Lo relevante en este momento, afirma, es el tono, la amenaza, “como nunca vamos a oír la conversación pues no sabemos el tono, aunque digan que era de broma, el hecho es que el gobierno sigue con la boca cerrada y defendiendo a Trump”.
Con toda esta situación —dice— queda claro que Peña no sabe gobernar, si tomamos en cuenta la definición de gobernabilidad —capacidad de gobernar—, asegura que esa área fundamental se encuentra afectada, “no saben comunicar las cosas que les salen bien, tampoco las que les salen mal, está administración es un desastre”.

Consecuencias políticas
Al hablar sobre las consecuencias que tendrán para el gobierno mexicano las filtraciones que se han hecho, Valdés Vega considera que desafortunadamente para Peña la crisis de credibilidad y de legitimidad por la que atraviesa es enorme. Difícilmente —comenta— podría caer más de lo que ya lo ha hecho. “Si cae más, va a tener que irse”, aunque aclara que si se queda quizás el daño sería menor que si se va pues no sabemos quién podría llegar a sustituirlo.
Además comenta que en la Constitución no se encuentra previsto la destitución de un presidente a estas alturas de su gestión, “ni siquiera cuando se muera, por eso es que estamos todos aguantando la respiración para que no haga más tonterías de las que ya ha hecho”.
Recuerda que al tener una historia de revoluciones tan sangrientas en el país nos inclinamos por la opción de aguantar, “la gente simplemente está aguantando que se acabe el sexenio de Peña Nieto y finalmente pueda votar en contra”, aunque advierte que estamos corriendo un grave riesgo como país pues nuestro Estado nacional peligra ante un hombre (Trump) que no se detiene y tiene un plan fascista para nosotros.
Al resaltar que la política exterior mexicana siempre fue muy brillante a lo largo del siglo XX por lo que es urgente reivindicarla, la especialista en política interna declara que el gobierno mexicano requiere de un perfil fuerte, patriótico, nacionalista, conocedor del sistema político mexicano y, sobre todo, que ame profundamente al país. “Necesitamos a alguien que realmente defienda los intereses nacionales, porque esa fue la tradición de nuestro país, nuestra fortaleza siempre fue la dignidad”.
Otra cuestión que considera relevante es que de aquí a que termine su sexenio, Peña Nieto debe olvidarse de la sucesión presidencial y concentrarse en gobernar la crisis económica que sí existe en el país, pero sobre todo la política, que es peor, “que se dedique a salvar lo que pueda, si no va a quedar en la historia como uno de los peores presidentes de México. Yo conocí a Díaz Ordaz, me tocó su mandato y pensaba que después que él no iba haber otro peor; yo creo que este es peor”.


