Ya debe superarla
Humberto Guzmán
El año pasado visité lo que queda del vergonzoso Muro de Berlín. Fue impresionante recordar allí mismo la desgracia que significó para los berlineses, Alemania y el mundo. Había publicado antes un artículo sobre el no menos desgraciado muro que han estado levantado los estadounidenses en su frontera con México desde hace años. (“El otro muro de Berlín. Una muralla no china, sino estadounidense”, Siempre!, 7/ Sept./2014.) La comparación no es inexacta. Es el mismo significado. Lo recordé con la mano en el Muro de Berlín.
Cuando fui invitado al International Writing Program (1986), en la Universidad de Iowa —que agradezco cultural, sociológicamente—, vi entre otras cosas cómo un policía abusaba de su autoridad al humillar a un mexicano, no supe si indocumentado, en una calle de Nueva York. Se burlaba de él y lo empujaba; el otro retrocedía asustado. En otra ocasión, iba yo con un colega del programa, argentino, blanco de pelo negro. Dos gringos jóvenes, tipo sajón, se acercaron con sigilo a nuestras espaldas y uno de ellos saltó sobre un charco cercano para salpicarnos. Se rieron el par de imbéciles. Mostraron escasa inteligencia hasta para hacer sus chistes como de el Gordo y el Flaco. A costa de los otros, esto es lo grave; todos los que parezcan diferentes. De ahí viene esa horrible palabra del inglés gringo bullying.
Periodistas de México y Estados Unidos piden ya no darle los reflectores a Trump, y ver a los migrantes https://t.co/T34hItqC7h pic.twitter.com/VbXHN20i7i
— Sin Embargo MX (@SinEmbargoMX) February 25, 2017
Presidente lenguaraz
Donald Trump y su “política” contra México y los mexicanos es un ejemplo de esa parte ruin de quienes lo llevaron al poder: grosero, abusivo, cree que tiene el derecho de salirse con la suya a toda costa, “primero América”, solo ellos son América —nosotros fuimos América siglos antes—, los demás o lo utilizan a su conveniencia o es “basura”, como dicen en su inglés.
Por eso, yo sí participé el domingo 12 de febrero pasado en la marcha que protestó por las agresiones del presidente estadounidense. Inaudita forma de conducirse del gobierno de un país “civilizado”: política, económica y diplomáticamente. En otras circunstancias a las actuales de México, como vecino y socio importante de ese país, era para que por lo menos se les pidieran explicaciones formalmente.
El gobierno de México ha soportado castigo para no tener más problemas con esa nación, cuyo presidente lenguaraz, lenguatón, ha dicho que tiene a su disposición a sus muchachos marines para “ayudarnos en el combate contra el narcotráfico” —hay quiénes lo han interpretado como una amenaza directa—. Lo cual sería una invasión militar más de Estados Unidos, acostumbrado a imponer sus condiciones, contra nuestro país.
Hasta cierto punto lo que se presenta como prudencia del gobierno mexicano, que se confunde con el miedo, la indecisión y la impotencia, es una respuesta diplomática. México tiene negocios fundamentales con ese país, no son solo las armadoras automovilísticas. Por lo que ellos también tienen qué perder. Así que era una bonita idea la de salir a la calle a favor de México y en contra del presidente de Estados Unidos. Solo los tontos creyeron que esa manifestación era en apoyo al gobierno de Peña Nieto y fue más importante su “revolucioncita” que México.
1/marzo/1845 : El Congreso de los Estados Unidos de América aprueba la anexión de Texas. pic.twitter.com/xPdB6xVMrw
— Historia México (@historia_mexico) March 2, 2017
Hay pasado y presente
Siempre me he preguntado ¿a esta gente quién o quiénes la organiza, la dirige o le paga? Vi cómo individuos de esta ralea corrían por los costados de la marcha para situarse al frente y hacer creer al distraído que la abanderaban, para que los fotografiaran y les hicieran publicidad gratis. Ya están compitiendo desde ahora por la “Grande”: 2018. Seguro viven del presupuesto nacional; les pagamos sus partidos, mantenemos a sus dirigentes y a sus choferes. Pero proclaman que van a “refundar a México”. Su humor se parece al de los gringuitos aquellos.
Como si México estuviera destruido o hubiera desaparecido. ¿Desde qué punto de vista? Tal vez pretenden quemar los códices, como los aztecas, y escribir una nueva historia a modo. México exporta tanto como Suramérica junta. Pero los ignorantes pueden ser utilizados por los líderes populistas, como es el presidente actual de Estados Unidos. Éste es idéntico a sus similares suramericanos y a algunos de nuestros “salvadores” locales. Hablan, gritan, actúan y hacen daño igualmente.
México debe salir de su eterna condición de víctima de la historia y convertirse en un firme, enérgico, luchador de sus propios intereses y derechos. Aún tiene economía, tamaño, instituciones, pasado y presente, forma parte del mundo hispano: puede asirse de otras regiones y otras potencias en un mundo todavía globalizado. ¿O vamos a dejar que nos devore otra vez el lobo de la inseguridad y del poquiterismo con sus enormes y babeantes fauces? Podría ser la definitiva. No hay lugar para dudas.