Regino Díaz Redondo

 “…Los hombres y las armas velaban.

Los mediodías eran más poderosos. Las siestas infinitas…”

Jorge Luis Borges – Historia universal de la infamia.

Madrid.- Los españoles están cabreados mientras la corrupción avanza, aumenta el fraude, crecen las empresas fantasmas o inútiles y quieren que lo olvidemos.

La habilidad de las esposas enamoradas de sus pérfidos maridos es notoria no importa que ellos hagan negocios ilegales y se zampen el dinero destruyendo a muchas familias.

Hay motivo para estar enojado. No hacerlo sería también un delito penal con consecuencias funestas para nuestra sociedad que ya junta los gritos con denuncias efectivas ante los juzgados. Allí acuden al llamado  judicial perroflautas y ladrones.

Estos viven en el edén y se creen dioses griegos con visitas a casinos como Las Vegas, Atlántic City, Boca Ratón y Mónaco. Y una larga lista más.

Allí, y en miles de casas de juego, pierden sus fortunas personajes conocidos hasta ese momento como honestos. Pero ya se supo que fueron artífices de fraude a granel con el consentimiento y connivencia de políticos y empresarios.

Casualmente, se han levantado alfombras contaminadas, el 99% del PP, experto en puertas giratorias.

La semana que terminó fue pródiga en libertinaje pero al menos se sentaron en el banquillo de la corrupción. Durante muchos años metieron las manos en los cajones y en las vidrieras y utilizaron las redes sociales para corroborar que son posiblemente delincuentes.

Todos ellos son ex individuos decentes y ex brillantes; directores o miembros del gobierno y de la Casa Real también están involucrados.

Existen jueces honestos, la mayoría, pero hay unos que arrasan y utilizan la delincuencia para ganar privilegios. La avaricia delictiva, los sobornos y las directrices políticas, dejan todavía libres a presidentes y ex presidentes manchados por la corrupción.

Igualmente, hay muchos empresarios sin escrúpulos, diputados y ministros que tergiversan las leyes o las hacen a su favor. Lo que mantiene a los españoles “al borde de un ataque de nervios”, (se lo plagio a don Pedro), que pueden originar levantamientos sociales de importancia desconocida.

Para muestra presento un botón. Aquí está:

Rodrigo Rato, ex vicepresidente del gobierno con Aznar y Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid, protegidos por Prometeo, fueron condenados a 4 y 6 años de prisión por utilizar tarjetas black en asuntos que nada tenían que ver con su desempeño profesional.

Eso sí, los dejó más millonarios y cometieron más fraudes. La situación duró varios decenios hasta que fueron “cachados” y denunciados. Pese a ello la Fiscalía anticorrupción los dejó libres sin cargos.

Otro caso: a Iñaki Urdangarin, marido de la Infanta Cristina absuelta, fue sentenciado a presentarse una vez al mes en el lugar que le corresponda y en el país donde resida. Quedó libre, en resumen.

La Infanta Cristina de Borbón y Grecia… sale impoluta ¡Para que aprendan¡. Como Manos Libres, sindicato apócrifo, cuyos dirigentes están en la cárcel, y Hacienda no los denunció. Dice la hermana de Felipe VI que firmaba documentos y papeles porque “estoy enamorada y confío en Iñaki”.

El ex jugador de balonmano (alto y guapo) Urdangarin fundó Nóos para lucrar sin vergüenza e ilegalmente. En el documento que lo liberó afirman las magistradas: “así podrá tomar vacaciones, si lo desea”. Es textual, fíjese bien.

El vasco Iñaki voló de inmediato a su casa y descansa alegremente contemplando uno de los relojes hechos con hierbas y de atractivo turístico.

Ocurría que una llamada telefónica de Urdangarin era suficiente para que empresarios y funcionarios aceptaran de inmediato lo que les presentaba. Jaume Matas, ex presidente de Baleares, manifestó: “hombre, si hablaba el esposo de la Infanta, no podíamos negarnos…”.

¿La ley es igual para todos en España…?

Otra vez la endeble democracia española sufre navajazos de la oligarquía. El ambiente está cargado y los ánimos exaltados.

Pero los capitostes se comen el marrón con un cinismo inusitado.

Al fin que la maltratada señora, donde se albergan los que no tienen dinero, aguanta un camión y la mitad del otro… hasta que nos atropelle a todos. Por su parte la Unión Europea guarda silencio. También, el Tribunal Supremo y Anti-Corrupción. Se es fiscal cuando conviene y defensor para proteger a los que delinquen si son importantes o amigos.

Nadie rechista.

Pero además, para remachar sus hazañas, los jueces estuvieron sujetos a campañas de intimidación y acoso. Es el caso del juez Manuel López Bernal, apartado con un golpe de mano. Lo mandaron lejos por desobediente e incorrecto.  Lo más lejos de Murcia. El protagonista de la trama es Pedro Antonio Sánchez, al que investigan y que debería dimitir como lo prometió en su toma de posesión.

Es bochornoso. La decaída furia española está asustada. No entiende nada de lo que pasa… o bien sabe que es inútil (hasta hoy) intentar remediar algo.

Un caso curioso es el de Pedro Horrach, fiscal Anti-Corrupción; pasó por defender a Iñaki y luego, cuando absolvieron a éste, manifestó, muy serio el hombre, que presentaría un Recurso de Casación para que las penas sean mayores. ¿Cuáles penas?

Por eso nadie le cree y su fama de buen jurista está arañada por la duda.

Sólo José Castro, juez que instruyó la trama en Baleares, se reafirma y da a entender que actuó correctamente al señalar los delitos.

En la España de charanga y pandereta (Machado) estamos ahítos de condenas que no lo son y de libertades mutiladas.

Aún queda otro sospechoso: Miguel Ángel Fernández Ordoñez, ex director del Banco de España, se sostiene sobre un delgado hilo porque lo acusan de no supervisar la entrada en la Bolsa de Bankia. Este banco fue rescatado con pagar veintitrés mil millones de euros de dinero público cuando se declaró en quiebra.

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