Entrevista con Gustavo López Montiel/Profesor e investigador del ITESEM

Emma Islas

A poco más de dos meses de cumplir 28 años de su fundación, el desgajamiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD) es cada vez es más evidente. Desde 2012, sus principales líderes fundadores lo han ido dejando solo y su situación se agravó con el arribo de Morena a la escena política; un día y otro también miembros y legisladores perredistas anuncian su salida del partido del sol azteca.

Hoy, de acuerdo a los especialistas, será muy difícil que ese partido se posicione como la principal fuerza de izquierda del país, y sí por el contrario, se convierta en un partido minoritario.

Para José Antonio Crespo, del CIDE, el apoyo del senador Miguel Barbosa a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en 2018 es un adelanto de lo que vivirá ese partido y aunque aclara que muchos perredistas no se quieran salir del partido sí buscan que se promueva una coalición entre el PRD y Morena.

Para otros más como Salvador Camarena, es incorrecto pensar que las deserciones se deben a la fuerza que ha adquirido López Obrador, sino más bien al gradual hundimiento que ha sufrido ese partido en los últimos tiempos y que se hizo patente en 2015, cuando el partido del sol azteca perdió el dominio en la ciudad de México y Morena afianzó su fuerza legislativa.

En respuesta, Jesús Ortega, líder de Nueva Izquierda, aunque no descartó que haya alianzas para el PRD aseguró que no es verdad que para que les vaya bien tienen que ir juntos el PRD y López Obrador y advirtió que éste no representa la izquierda democrática que México necesita.

 

Tribus en zonas de confort

En opinión de Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) la fortaleza del PRD se seguirá erosionando, aunque no está en riesgo su registro, ya que en algunas entidades todavía tiene fuerza como para mantenerse con más del 3%”.

Así, quedó atrás esa historia, donde el PRD lograba unificar a simpatizantes y militantes de una izquierda que se encontraba pulverizada en los años sesenta y setentas. Fue 1989, un año fundamental, donde Cuauhtémoc Cárdenas junto con Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, entre otros, para fundar un partido que habría de consolidarse como una fuerza política importante y que le disputaría al PRI la presidencia de la República.

Sin embargo, el poder erosiona, los liderazgos se desgastan y se pierden en los vericuetos del sistema político mientras las bases de apoyo se diluyen. Crecieron las corrientes, que algunos consideran tribus que se siguen disputando los espacios de poder.

La salida de López Obrador del PRD —en noviembre en 2012— fue para crear una organización política a su imagen y semejanza. Actualmente el Movimiento de Regeneración Nacional, ha sumado a sus filas a simpatizantes de la izquierda y le disputan el tercer sitio al perredismo en las preferencias electorales.

Para López Montiel, lo que ha erosionado al PRD es que sus votos han caído a niveles inferiores a los que se requieren para mantener el registro estatal, como es el caso de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Colima, donde en las últimas elecciones apenas alcanzó el 2.1%, 2.4%, 2.68% y 2.89% de los sufragios respectivamente.

“Si la pérdida de buena parte de su estructura política es llevada a un contexto nacional difícilmente se ubicará en el tercer lugar que normalmente había ocupado a nivel nacional, se minarán sus capacidades de negociación al recibir menos legisladores tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores”.

Al hablar sobre las tribus que a lo largo del tiempo han conformado el PRD, López Montiel afirma que estas corrientes han encontrado una zona de confort donde se han hecho de los espacios de decisión, lo que les ha permitido gozar no únicamente del control de la estructura partidaria, sino otros recursos como son: el dinero, las candidaturas.

Expone que muchas de estas llamadas tribus se han logrado hacer de la dirigencia y establecer una especie de burocracia en la que se ha adueñado de la mayor parte de los espacios en sus consejos —desde los municipales hasta en el Consejo Nacional— lo que ha ocasionado que para otros liderazgos o actores políticos no haya incentivos para poder ocupar candidaturas o espacios de poder dentro de los gobiernos que el PRD tiene.

Por ello, afirma, buscan encontrar otros espacios más atractivos en otros partidos políticos —como es el caso de Morena— o incluso algunos se inclinan por tomar el camino de las candidaturas independientes, “aunque es un camino mucho más complicado, porque no garantiza una estructura, sí les garantiza el posicionamiento para poder eventualmente unirse a otra organización o a otro partido”.

El caso más reciente sería el del coordinador del grupo parlamentario del PRD en el Senado, Miguel Barbosa, quien decidió mostrar abiertamente su apoyo a la candidatura de López Obrador a la Presidencia, “la motivación para tomar la decisión fue la pérdida de capacidad de control que tenía, la confrontación con los grupos con la dirigencia actual, el hecho de brincar pensando en lo que viene en el futuro”.

Decisiones como las de Barbosa, asegura, dejan al descubierto que no hay un proceso de autocritica por parte de las dirigencias del partido “creen que su capacidad electoral no va a verse disminuida únicamente porque se vayan estos actores”.

Recuerda que lo mismo ha pasado con otros perredistas en su momento como fue el caso de Alejandro Encinas o la misma Rosario Robles u otros de los que han dejado el PRD en los últimos tiempos. La respuesta de las dirigencias ha sido siempre la misma: “que se vayan, es mejor tenerlos fuera”.

Se están confiando en las estructuras que hoy se mantienen, su incentivo es asumir que ellos están tomando el control del partido. Sin embargo, el investigador del ITESEM asevera que de alguna manera no importa que se vaya un Zoé Robledo o un Alejandro Encinas, pues “hay algunos personajes que no tienen espacios de apoyo popular relevante, un grupo de apoyo, sino más bien son liderazgos de renombre”, asevera.

Los problemas se dan cuando se van liderazgos que sí tienen esas estructuras, como lo que ha pasado en algunas delegaciones de la Ciudad de México, ahí es dónde el PRD corre peligro pues al perder esos grupos de apoyo su capacidad electoral se encontrará mucho más comprometida, aunque reitera ese riesgo no alcanza como para que pueda perder su registro .

Independientes buscan posicionarse mediáticamente

En torno a las candidaturas independientes, el politólogo asevera que el efecto en su conjunto de este tipo de actores políticos será el de fragmentar el voto, aunque señala que la mayor parte de los candidatos que se han dicho ahora independientes lo que buscan es posicionarse mediáticamente.

Los independientes lo que aspiran es a encontrar las mejores condiciones de negociación en el futuro. Puede ser en el contexto de partidos, en algunos casos para entrar como candidatos o algún otro cargo dentro de la estructura de esa fuerza política; o bien, para posicionarse dentro las diferentes áreas de acción en las que están acostumbrados a moverse; por ejemplo, en las ciencias sociales o en las diferentes áreas en las que trabajan.

Explica que en este caso, la fragmentación del voto no será a nivel de la gente que vota a favor de algún partido político en especifico, sino en el voto de las personas que no están alineadas a los partidos, “votos que finalmente recaen en los candidatos de izquierda o el PAN para lograr sobrepasar el voto respecto al PRI, esa ha sido la experiencia por ejemplo en la elección del Fox o la elección de Calderón”.

En un contexto como el de México, en que las elecciones no se ganan con más del 35 o 34% de los votos, el hecho de que un candidato independiente logre el 3% o el 4%, es una cantidad de votos que sería suficiente para que el PAN o algún candidato de izquierda logre estar por encima del candidato del PRI.

Un ejemplo de la fragmentación del voto, podría ser el caso de que Margarita Zavala no alcanzara la candidatura del PAN y se vaya por una candidatura independiente. Ahí tal vez no logrará que los panistas voten por ella o que voten en menor proporción por el candidato o candidata del PAN; sin embargo, sí alcanzará el voto de los que no están alineados con algún partido, ahí es donde fragmenten su voto.

Aunque aclara que el primer obstáculo que deberán esquivar para lograr su registro son las firmas que requieren recabar a nivel nacional —alrededor de 800 mil— lo cual es muy complicado pues son muchas más de las que se le pide a un partido político, menos de 250 mil.

Además de las firmas, indica López Montiel los candidatos independientes deben tener ciertas características de infraestructura, de recursos, de capacidad de movilización. “Por lo menos deberán contar con 150 mil personas para lograr tener representatividad en todas las casillas que se instalan a nivel nacional”.

Sobre la unión de todos los independientes en torno a un solo candidato independiente, afirma sería muy complicado pues cada uno tiene personalidades distintas y proyectos que a final de cuentas se verían opacados en el contexto de una candidatura única, “los egos, historias y proyectos complicarían mucho esa posibilidad”.


 PRD y su futuro

 Alejandra Barrales: “No estamos desfondados”

Hablo de la necesidad de conformar un frente democrático y amplio que nos permita coincidir, pero que nos reunamos para algo que vaya más allá del cálculo electoral, vamos a seguir insistiendo en la conformación de un proyecto, un cambio para el país. El PRD no está desfondado.

Jesús Ortega: “AMLO no es la izquierda que se necesita”

No es verdad que la condición para que nos vaya bien sea la unidad en abstracto. No tenemos que ir juntos el PRD y López Obrador, quien no representa la izquierda democrática que México necesita. El PRD tiene tres aspirantes a la candidatura presidencial: Miguel Mancera, Graco Ramírez y Silvano Aureoles.

Silvano Aureoles: “Mi propuesta es de izquierda, moderna y progresista”

En México y en el PRD es hora de definir y demostrar que nuestra propuesta es de izquierda, moderna y progresista. En congruencia con esta postura, he decidido buscar la candidatura de mi partido, el PRDMexico a la Presidencia de la República.

 

Guadalupe Acosta Naranjo: “No pido que Barbosa renuncie”

No pido la renuncia de nadie. Menos la de Miguel Barbosa. Pero no está mal recordar que a mí me destituyeron de vicecoordinador de los diputados, entre otras motivaciones por apoyar a Javier Corral en Chihuahua. Lo acepté. Aquí sigo”.

Alejandro Encinas: “Ni me voy a Morena ni regreso al PRD”

No busco unirme a Morena o regresar al PRD. Si no estamos en remate, aquí ni un pie afuera ni uno adentro, los dos están fuera de los dos partidos, yo estoy haciendo mi trabajo más cerca de la izquierda.

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