Una mirada a… Juan Ruiz de Alarcón

Patricia Zama

El dramaturgo novohispano Juan Ruiz de Alarcón (1580-1639) dedica la primera escena de su comedia El semejante a sí mismo a elogiar el desagüe mexicano:

Sancho: Yo sé siete maravillas / nuevas, que con más razón / dignas deste nombre son… / La primera, si se mide / con las antiguas, por tres / puede valer.

Leonardo: ¿Y cuál es?

Sancho: Una mujer que no pide.

Don Juan: Si es de Madrid la mujer.

Sancho: Es segunda maravilla / un caballero en Sevilla / sin ramo de mercader. / La tercera es justamente / un calvo alegre de sello, / y que no arrastre el cabello / desde el cogote a la frente. / La cuarta, una doncellita / que no casarse desea. / La quinta, una mujer fea / que los años no se quita. / Por sexta quiero contar / un bien contento soldado; / y por séptima, un casado / que le pese de enviudar. / La otava es un mercader / sin achaques de logrero; / un oficial de barbero / sin guitarra en que tañer. / una dama que se alegra / con agua para la faz; / un marido mozo en paz / con cuñados y con suegra; / sin un San Pedro, y San Pablo / la iglesia de alguna aldea, / y un tahúr, que no desea / tal vez que le lleve el diablo.

Don Juan: Basta que el número crece.

Leonardo: Si veras hemos de hablar, / una quiero yo contar / que las demás oscurece… / Pues es, porque la sepáis / el desagüe mexicano…

México la celebrada / cabeza del indio mundo, / que se nombra Nueva España. / tiene su asiento en un valle, / toda de montes cercada, / que a tan insigne ciudad /sirven de altivas murallas. / Todas las fuentes y ríos / que de aquestos montes manan, / mueren en una laguna / que la ciudad cerca y baña. / Creció este pequeño mar / el año, que se contaba / mil y seiscientos y cinco, / hasta entrarse por las casas; / o fuese que el natural / desaguadero, que traga / las corrientes, que recibe / esta laguna, se harta; / o fuese que fueron tales / las crecientes de las aguas, / que para poder bebellas / no era capaz su garganta. / En aquel siglo dorado, / (dorado, pues gobernaba / el gran marqués de Salinas, / de Velasco heroica rama, / símbolo de la prudencia, / puesto que por tener tanta, / después de tres virreinatos / vino a presidir a España), / trató este nuevo Licurgo, / gran padre de aquella patria, / de dar paso a estas crecientes / que ruina amenazaban; / y después de mil consultas / de gente docta y anciana, / cosmógrafos, y alarifes, / de mil medidas y trazas, / resuelve el sabio Virrey / que por la parte mas baja / se dé en un monte una mina / de tres leguas de distancia, / con que por el centro dél / hasta la otra parte vayan / las aguas de la laguna / a dar a un río arrogancia. / Todo es uno el resolver / y empezar la heroica hazaña: / mil y quinientos peones / continuamente trabajan. / En poco más de tres años / concluyeron la jornada / de las tres leguas de mina, / que la laguna desagua. / Después, porque la corriente / humedeciendo cavaba / el monte, que el acueducto / cegar al fin amenaza, / de cantería inmortal / de parte a parte se labra, / que da eterna paz al reino / y a su autor eterna fama…

 

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