Trump ganará/II y última parte

Guillermo García Oropeza

En un mundo aterrorizado por los desplantes belicistas, comerciales o simplemente majaderos de Donald Trump ha surgido una ilusión colectiva que afirma que las fuerzas de oposición en Estados Unidos, encabezadas por el Partido Demócrata que se juega la vida misma, los republicanos asustados por los excesos de Trump tan lejanos del viejo conservadurismo del Partido, del “GOP” así como de las mujeres, latinos, afroamericanos, gays y similares (ya perdí la cuenta de cuántos géneros hay en la actualidad, más los que se acumulen) o sea de todos los que nos son blancos, protestantes y anglosajones , de ese raza wasp que ha venido a ocupar el lugar de los arios de Hitler como la raza superior, The Master Race en el mundo.

Según esta visión optimista, la variopinta oposición dentro de Estados Unidos apoyada desde afuera por medio mundo, por nosotros, por los latinoamericanos, por los europeos liberales y por China podrá derrotar a Trump. Y basta con que los demócratas voten en bloque unido para que detengan el criminal presupuesto de Donald que favorece a los militares y recorta los recursos para todo lo social incluyendo la salud y la cultura superior y hasta quitándole a los niños pobres su desayuno aunque favorezca a sus amigos multimillonarios. El trumpismo bajo un manto populista es en realidad el triunfo final del gran dinero, y si no que se lo pregunten a su yerno judío y a su gabinete formado por hombres salidos todos de los grandes intereses económicos.

El problema es que la derrota de Trump que tendría que darse lo más pronto posible choca con grandes obstáculos. El primero que es muy histórico radica en la tradición muy antirrevolucionaria de la política norteamericana que con buen sentido anglosajón (horse sense) huye de las soluciones extremas y busca siempre el compromise palabra que no se debe traducir como compromiso sino como arreglo, como transacción, con encontrarse en la mitad del camino. Eso y la confianza en los contrapesos los checks and balances que evitan soluciones extremosas. Ni en la Gran Depresión prendió en Estados Unidos la llama revolucionaria.

Además y por encima de todo Trump representa a millones y millones de norteamericanos que lo ven como un verdadero patriota orgulloso de ser norteameriano (blanco), que cree en la hegemonía que Dios ha concedido a America, que cree en la guerra, que los malos son los prietos, las viejas, los orientales, los moros, el peligro rojo a 90 millas de Miami, los intelectuales, el judaísmo mundial, los papistas, la internacional gay, los financieros extranjeros, Angela Merkel y el vocho contaminador; en fin, de everybody else que no sea normal, que no sea gringo tomador de Budweiser, fan del football de hombres, no del soccer de maricones y auditorio de Fox Television. Ellos harán ganar a Trump. Resígnense, a no ser que lo derrote Videgaray…

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