Entrevista con Luis Miguel González/Director Editorial de El Economista

Emma Islas

Tras cien días en el cargo y luego de haber llegado como un huracán a la Casa Blanca, Donald Trump sigue topándose con la pared. La capacidad del mandatario de lograr sus promesas de campaña y transformar su país parece ser nula. Esta semana, lo volvió a demostrar. Por segunda vez en un mes, pidió, o mejor dicho, exigió al Congreso que en el presupuesto se incluyeran fondos para empezar a construir el muro en la frontera con México, cosa que no logró.

El miércoles, luego de anunciar su plan de reforma fiscal, con la cual buscaba aumentar la competitividad del país, se quedó corto al no dar ni los detalles, ni cómo lo va a lograr. Ese mismo día, en trascendidos de prensa se filtró la amenaza del gobierno estadounidense de salir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la cual acabó con la tranquilidad no solo del peso, que sigue en caída, sino también con la de los presidentes de México y Canadá.

Horas más tarde la renegociación seguía en pie, aunque con la amenaza de romperlo. A través de comunicados oficiales se dijo que el presidente Donald Trump conversó, por separado, con el presidente Enrique Peña Nieto y con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, a fin de discutir el proceso de renegociación. Sin embargo, y pese a aceptar que la salida intempestiva de Estados Unidos del TLCAN “sería un gran shock para el sistema”, Trump advirtió que su país sigue estando listo para salirse del Tratado si no logra renegociar mejores términos para su país.

En medio de la polémica y el nerviosismo desatado por las versiones de la salida de Estados Unidos, el embajador de Canadá en México, Pierre Alarie, aseguró que la relación con el gobierno de nuestro país se encuentra en su mejor momento, “estamos resistiendo la tormenta y trabajando juntos”.

El canciller Luis Videgaray aseguró que México está listo para comenzar la renegociación y afirmó que la Secretaría de Economía ha venido haciendo un proceso de consulta entre las partes del sector privado involucradas en el tratado, y “algo muy importante, México tiene claridad en nuestros principios y nuestros objetivos”.

Para hablar sobre los últimos acontecimientos que han venido a sacudir nuestra moneda y el plan de reforma fiscal del gobierno de Estados Unidos de Donald Trump que fue presentado como el mayor recorte de impuestos en la historia de ese país, Siempre! acudió a Luis Miguel González, director editorial de El Economista, quien considera que, más que un plan fiscal, se trata de un truco en el contexto de la negociación del TLC.

“Es la manera que ha encontrado el presidente norteamericano de endurecer su posición, aunque es real que el solo mensaje de que va a tratar de negociar en términos más duros es muy mala noticia para nuestro país y el peso lo resiente”.

En cuanto a si se trata de una medida de desesperación o no, afirma que más bien se trata de un estratagema para quitar presión en algunos asuntos internos y desplazar la atención a las relaciones con México y con Canadá, “en ese sentido somos, digámoslo así, rivales cómodos”.

Explica que hasta no conocer más detalles de qué es lo que realmente el Congreso le puede aceptar y qué no, no hay nada concreto, simplemente —dice— son un conjunto de buenas intenciones que no tienen claro cómo se resolverían, “parece más una propuesta de campaña que la presentación de una propuesta del Ejecutivo al Legislativo”.

Aunque aclara que lo que sí se puede decir es que cualquier medida que implique proteccionismo va a tener como principal opositor a las corporaciones. Del otro lado, a favor del proteccionismo, se encuentra una gran parte de la gente que votó por Trump, así que “él tendrá que poner en la balanza con quién quiere quedar bien y qué es lo que va a hacer”.

EU en un contexto económico complicado

Pese a que la intención de Trump era lograr una revolución fiscal tributaria —señala—,Estados Unidos se encuentra en un contexto muy complicado. “Trump quiere llevar los impuestos al nivel de Irlanda; sin embargo, a diferencia de ese país, los norteamericanos tienen el mayor ejército del mundo, un enorme apetito presupuestal por recursos, sin dejar a un lado que la precondición para llegar a cobrar impuestos tan bajos es la reducción del tamaño del gobierno”.

El especialista explica que en caso de que se aprobara dicha reducción en los impuestos —principalmente el de llevar al impuesto corporativo a la mitad—, esta decisión abriría un boquete o agujero, dependiendo de cómo se hagan los cálculos, de entre 400 y 800 mil millones de dólares anuales, lo cual no es viable para la economía norteamericana.

Señala que la respuesta del presidente de Estados Unidos cuando busca explicar de dónde saldrían los recursos es prácticamente de soñador, “el mandatario asegura que la reducción de impuestos va a duplicar el crecimiento y de ahí saldrán los recursos, lo cuál sería una hamburguesa sin carne”.

El impacto para la economía mexicana

El especialista destaca que pese a que el plan fiscal de Trump se tambalea, es importante tomarlo en cuenta por diferentes factores, En primer lugar porque se trata de la mayor economía del mundo. En segundo lugar, por el simple hecho de que al estar muy cerca de ellos existe una dependencia. Para bien o para mal, lo que es un hecho es que moverá algo en nuestro país.

Ejemplifica que al darse un movimiento importante de impuestos en Estados Unidos, en nuestro país se generaría un movimiento en la misma dirección, “aunque no es factible que pueda bajar los impuestos de 29 a 15 por ciento, quizá lo haga entre 24o 25 por ciento, lo cual probablemente obligue al gobierno mexicano a realizar los esfuerzos para bajar los impuestos en el país”.

Una buena noticia para México —acepta­— es que dentro del plan fiscal ya no aparece el famoso Border Adjustment Tax (BAT), con el cual el presidente norteamericano pretendía imponer un impuesto en la frontera que implicaba una amenaza para las exportaciones que salen de México al mercado de Estados Unidos.

Pese a que el BAT ya no aparece como un peligro, Luis Miguel González dice que no hay que dejar a un lado que en caso de que Trump siga adelante con su plan de bajar los impuestos, esto no necesariamente nos va a beneficiar pues “si el plan no es viable y la economía de Estados Unidos entra en problemas, México termina pagándolo, no saldrá ileso. Hay que recordar aquello de que si a Estados Unidos le da gripa, a México le va a dar pulmonía”.

Luis Miguel González, director de El Economista.

Seguirán los vaivenes del peso

Ante el hecho de que la moneda mexicana nuevamente se ubicó en medio de una turbulencia y de que dio algunos saltos, para luego lograr ganar terreno con el anuncio de la salida del impuesto fronterizo contra México y la nueva disposición de Trump de seguir en la negociación del Tratado de Libre Comercio, el economista advierte que no todo son buenas noticias para el peso.

“Los periodos de calma a los que nos habíamos acostumbrando se verán interrumpidos por pequeñas o enormes turbulencias como las que vimos la última semana, esto será parte de nuestra nueva normalidad”.

En torno a la decisión de Citibanamex de revisar, por primera vez, a la alza su pronóstico de crecimiento de México para este año de 1.2 por ciento a 1.7 por ciento, el director editorial de El Economista señaló que si bien estamos viendo cifras mejores a las que esperábamos a finales del año pasado, no hay mucho que festejar.

“Las cosas están mejor que en enero, pero siguen estando mal en el sentido de que algunos de los problemas que tenemos no se han podido resolver, simplemente seguimos atrapados en un crecimiento relativamente bajo o mediocre”.

Advierte que todo va a depender de cómo se resuelve la incertidumbre relacionada con el TLC, “el 80 por ciento del problema ahorita es que va a pasar con el TLC, pues será una renegociación muy complicada de la cual dependerán muchas cosas”.

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