Una aventajada profesora

Regino Díaz Redondo

 “…Desde la base de Rota salieron los bombarderos

que atacaron al régimen totalitario de Bashar al Asad…”. Periódico El Mundo

Madrid.- Le sobran arrestos a doña Marta Ferrusola y responde, agresiva, al interlocutor que reclama una respuesta “decente” a los delitos que cometió durante 24 años en que su marido, Jordi Pujol i Soley, fue presidente de la Generalitat.

Ella concentraba y dirigía la operación catalana mediante un estudio perfectamente elaborado por el clan. Movía dinero de banco a banco y llevaba billetes de quinientos euros a Andorra. Era una aventajada profesora. Se convertía, por ejemplo, en monja y ordenaba cómo utilizar la fortuna en el extranjero. Naturalmente, claro, fuera de España….

Sus declaraciones en el Parlament fueron ridículas y mentirosas. Dijo, oronda, que sus hijos iban con “una mano atrás y otra delante”. Que no tenían un céntimo y se olvidó decir que recurrían a la Seguridad Social para comer.

Desde su púlpito era la madre superiora y solicitaba, por teléfono, que “enviaran misales” (millones) a diversas partes del mundo europeo y latinoamericano.

Su hijo, Jordi Pujol Ferrusola, intentó invertir en México pero no pudo. Alguna razón de peso y de pesos le obligaron a renunciar a ese mercado. Hace una semana reposa en Soto del Real a petición de los jueces que comprobarán cuántos delitos más cometió.

La venerable dama y sus siete hijos están involucrados en negocios sucios. Unos más que otros. Pero todos conscientes de que su padre obtuvo beneficios del 3% en cada obra pública que autorizaba con el respaldo de “el español del año” que le dio el entonces presidente José María Aznar.

Cuando se hacen las cosas mal y por conveniencia, pueden desembocar en una tragedia y este es el caso: sirvió don Jordi como comodín para fortalecer los gobiernos de Felipe González, Aznar, Rodriguez Zapatero y no sé si el de Mariano Rajoy. De él echaban mano los ex presidentes para tener una mayoría holgada. Se hacía simpático y asunto terminado.

El patriarca está recluido en una de sus residencias en espera de otros acontecimientos. Tiene miedo a que lo investiguen a fondo y resulte la brújula de las fechorías de la trama criminal. Pero no descansa. Su consciencia, si la tiene que lo dudo, no lo deja en paz. El molt honorable está triste y acongojado, “¿qué tendrá el molt honorable?. A saber cuántas fechorías más comete en nombre de la libertad a la que tanto castiga.

Con sus contlapaches, Carles Puigdemont, Artur Mas, ex jefe del gobierno de Cataluña, y Oriol Junqueras “ministro de Exteriores” del utópico independentismo, se ampara. Sin embargo, ya encontrará el sinuoso camino para burlarse de muchas otras cosas que siempre van bañadas en la corrupción.

Los cuatros jinetes del Apocalipsis (parecen más) están a lo suyo, no habrá español que se lo impida. Catalunya es un nación de naciones como el resto.

Son representantes inicuos e inéditos del pensamiento único catalán. Se atribuyen todas las medallas habidas y por haber. Se llenan de chapas, de elogios y de aplausos. ¡”Mi guía político es Jordi Pujol”!, expresó en un tiempo Mas y ahora lo hace menos.

Es tal el embrollo y la trama construida para robar que no hay que confundir entre el derecho a decidir y el separatismo. Todos tenemos, afortunadamente, el privilegio de ir a votar que es una cosa pero no citar a las urnas violando la ley.

Ellos se justifican mediante la semántica y la hipérbole. Para ser más claros, engañan adornando la mentira con orquídeas. Y el lucro indebido que obtuvieron antes. No podrán ampararse en eufemismos ni falsas dialécticas.

Como de costumbre, estos individuos nos quieren ver la cara pero ya no pueden. Tuvieron veinticuatro años para prevaricar y hacerse de una considerable fortuna. Ahora, viene la rebaja. El tío Paco esgrime la guadaña y está dispuesto a cortarles el cuello.

En parte, el gobierno de Rajoy es culpable, pero menos, de la situación que impera porque no aceptó desde un principio el diálogo que pudo desembocar en un acuerdo sin llegar a los extremos.

Don Mariano, tiene razón en cuanto a que la ilegalidad no debe borrarse. La Constitución así lo expresa claramente. Los feligreses de la independencia están en su derecho a depositar su papeleta en el lugar adecuado. Pero para lograr el independentismo tendrían que contar con los votos del resto de España. Todo dentro de la susodicha ley. A ver si se dan cuenta, o más bien, reconocen y aceptan que no podemos desligarnos de una región que nos da cultura, nos emociona con los emprendedores catalanes y nos enorgullece de cómo trabajan para mejorar todos los niveles de vida.

De triunfar el separatismo, Catalunya no será un país sino una pequeña nación que tiene las puertas cerradas en Bruselas, por el momento.

Los españoles somos respetuosos de nuestra idiosincrasia milenaria. Digo los españoles que incluyen a catalanes y demás comunidades autónomas. Sin el apoyo de la mayoría nada debe ser aceptado porque de lo contrario iniciaríamos un viacrucis hasta llegar al calvario de El País Vasco.

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