El Reino Unido ha sufrido tres atentados terroristas en menos de tres meses, en el contexto del proceso de divorcio de la Unión Europea (UE), conocido popularmente como Brexit. La salida del club europeo, también ha provocado el adelantamiento de elecciones generales que reflejan la división que vive ese país, no muy diferente a la que se palpa en otras naciones del viejo continente.

Al cierre de este material, la primer ministra británica Theresa May, hacía hasta lo imposible por convencer a los miembros de su partido (conservador) de que puede formar un gobierno más o menos estable que encare las negociaciones con la Unión Europea y que haga frente al resurgimiento del laborismo que acecha muy de cerca, disputándole el poder.

Todo ocurrió como una pesadilla para May, luego de que decidiera convocar a elecciones anticipadas en abril pasado. May y sus asesores analizaron el escenario y lo consideraron muy favorable, ya que, según sondeos, tenía una ventaja de 20 puntos porcentuales sobre sus alicaídos rivales, los laboristas que además estaban enfrascados en su propia crisis interna.

Pragmatismo le dicen en política al vulgar cambio de “chaqueta” . May que era contraria al Brexit, abrazó la salida del Reino Unido cuando aceptó el cargo de Primera Ministra. Tras negar que realizaría elecciones, bastó considerar un escenario favorable para “sorpresivamente” cambiar de opinión y convocar a elecciones, “la única manera para asegurar la certidumbre y la estabilidad” para el futuro, o en otras palabras, para implementar un “Brexit duro”.

Pero todo se fue al traste, luego de los atentados de Manchester (22 de mayo) y del puente de Londres y el mercado de Borough (3 de junio). La violencia terrorista aumentó e irrumpió como tema relevante en el ambiente político previó a las elecciones del 8 de junio pasado. Pese a que la mayoría de los medios de comunicación tradicionales, sobre todo los tabloides, atacaron sin piedad al laborista Jeremy Corbyn. Fue él quien puso los puntos sobre la íes.

El laborista realizó una campaña eficiente e inteligente. Cuando May quiso caracterizarle como tibio en su postura sobre la seguridad, Corbyn le recordó los recortes a la policía cuando fue ministra del interior. Además, Corbyn planteó una serie de mensajes claros y sencillos sobre lo que gran parte de la gente británica espera, con Brexit duro o blando, respeto al derecho al trabajo, la educación, la salud y la vivienda, todo eso que los neoliberales descalifican tachándolo de “populismo”.

El mensaje de el laborista fue efectivo, pero insuficiente. Miles de jóvenes salieron a votar y le dieron su respaldo. Sin embargo, May ganó (318 escaños), pero su victoria fue pírrica, ya que perdió la mayoría. Los laboristas tienen 262 escaños. Se necesitan 326 para lograr la mayoría y ninguno de los dos partidos principales los alcanza, pero en el caso de los conservadores, el resultado fue considerado como una derrota, ya que ahora tendrá que negociar para formar gobierno y además enfrentar a un laborismo resucitado y con opción de crecer.

El resultado deja un “parlamento colgado” (Hung Parliament), pero ahora, medios y analistas consideran que May ha cavado su tumba política. Todos consideran que no durará mucho en el cargo y pronto se tendrá que convocar a nuevas elecciones. En tanto, desde México, donde se encontraba de gira, la canciller alemana Angela Merkel, al ser cuestionada sobre el Brexit en el actual contexto, afirmó que  “estamos preparados” para iniciar las negociaciones con los representantes del gobierno británico. Parece que en esta ocasión, el humor alemán venció a la flema británica.