En los primeros días de julio, Qatar e Irán anunciaron casi paralelamente, que procederían a incrementar la extracción y producción de gas natural que se encuentra bajo las aguas del golfo Pérsico.

Ambos países comparten el yacimiento de gas natural más grande del mundo, sobre el cual se ha demarcado una frontera divisoria. La parte más septentrional del campo de gas aparece bajo el control de Irán y se conoce como el Pars del Sur (South Pars), mientras que el área más meridional es explotada por los qataríes, quienes la nombran como el Campo Norte (North Field, o North Dome).

La República Islámica de Irán venía desde hace meses negociado con las empresas Total de Francia y la Compañía Nacional de Petróleos de China (CNPC), gestiones que desembocaron en la firma de un acuerdo por 4,8 millones de euros (más de 5 mil millones de dólares), para explotar el gas del campo Pars del Sur durante las próximas dos décadas. La Total francesa encabeza el consorcio y tendrá la propiedad del 50.1 %; el grupo CNPC el 30 %, y la iraní Petropars el 19.9 %.

Este acuerdo ha sido el primero firmado por Irán con grandes compañías internacionales de energía, desde que se levantaron las sanciones en el 2016, y es muestra de las contradicciones de políticas hacia Irán, que existen entre grandes actores internacionales y los Estados Unidos. Mientras Washington continúa aplicando nuevas sanciones bilaterales contra Irán, otras numerosas compañías mundiales tratan de lograr importantes acuerdos con Irán. La Total, sigue los pasos de otras empresas francesas como Peugeot y Renault en sus esfuerzos por ocupar un papel primordial dentro de la recuperación económica iraní.

La compañía Total acepta el reto de algunas incertidumbres legales y económicas que podrían derivarse de políticas de sanciones más amplias, así como de sortear distintos obstáculos del sistema de toma de decisiones, ineficiencias y problemas bancarios internos en Irán, y decide tener un papel cada vez más protagónico en el mercado energético de ese país. La República Islámica de Irán posee las segundas mayores reservas mundiales de gas natural, y aparece en cuarto lugar respecto a las reservas probadas de petróleo.

A Irán le urgen inversiones y tecnologías en materia de hidrocarburos, por lo que el desarrollo acelerado del campo Pars del Sur es una prioridad. Incluso el ministro de petróleo iraní declaró que el objetivo para marzo del 2018 era superar la producción de gas qatarí en este mismo yacimiento.

Por otra parte, Qatar, envuelto en una crisis diplomática severa, especialmente con Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto, no solo desarrolla importantes iniciativas políticas en aras de neutralizar las diversas acusaciones en su contra, sino que toma medidas ante los impactos que en materia económica han tenido el cierre de fronteras, la interrupción de suministros, o las prohibiciones de vuelos a su línea aérea Qatar Airways.

Qatar cuenta hoy con inmensos recursos financieros con los que perfectamente podría resistir durante un largo tiempo los embates de varias de las medidas adoptadas en su contra. El emirato tiene inversiones globales por 335 mil millones de dólares, y su Banco Central tiene reservas que ascienden a casi 35 mil millones de dólares.

A pesar de esta notable fortaleza, Doha no pierde tiempo y genera nuevas estrategias económicas. Una medida muy importante fue anunciada por su compañía Qatar Petroleum, la que incrementará la producción y exportación de gas natural licuado en un 33%, pasando de 77 a 100 millones de toneladas por año. Para ello, duplicará la extracción en el Campo Norte.

Desde el año 2005, el gobierno qatarí decidió por iniciativa propia, detener el crecimiento de la explotación gasífera en el Campo Norte en aras de poder estudiar la evolución e impacto del mercado del gas internacional. Pero el pasado mes de abril, y en lo que algunos expertos internacionales consideraron como una respuesta a los nuevos planes iraníes, Doha dio a conocer que llevaría adelante nuevos planes para extraer 2 mil millones de pies cúbicos diarios de ese yacimiento, al mismo tiempo en que aseguró que no era ninguna medida reactiva frente a Irán, con quien continuaría compartiendo información.

Qatar Petroleum, -que hoy elevará el techo productivo del Campo Norte hasta los  4 mil millones de pies cúbicos diarios-, ha asegurado que la empresa buscará socios internacionales para desarrollar este proyecto, y así poder consolidar su posición como mayor exportador de gas natural licuado a escala mundial (frente al notable crecimiento de los Estados Unidos, Rusia y Australia), y conservar su dominio de la tercera parte del mercado mundial de gas durante un largo tiempo, independientemente de cómo evolucione la actual crisis con algunos de los otros miembros del Consejo de Cooperación de Golfo.

Este notable incremento, garantizará que el país reciba aún mayores recursos financieros para fortalecer su economía y apoyar la llamada Visión Nacional de Qatar 2030. Este plan de desarrollo que trazó el emirato desde el año 2008, pretende transformar al país en una sociedad avanzada capaz de alcanzar un desarrollo sostenible, basado en una explotación óptima de sus hidrocarburos.

Llama la atención, que las dos partes decidan al mismo tiempo incrementar la explotación gasífera en el campo que comparten en aguas del golfo Pérsico, aunque sean por impulsos distintos respectivos. Mientras Irán se encuentra en un proceso de levantamiento de sanciones internacionales que le permite recuperar paulatinamente su producción, Qatar está inmerso en una gran crisis política regional que ha incluido las presiones en materia económica, por lo que decide incrementar su producción y exportación, para garantizar aún mayores ingresos financieros de los que ya dispone.

Si hasta ahora la necesidad de fijar acuerdos entre los dos países para lograr la coordinación, limitación fronteriza y explotación del gran yacimiento del “Campo del Norte/ Pars del Sur”, había favorecido el establecimiento de relaciones bilaterales suficientemente armónicas, la actual coyuntura propicia un acercamiento aún mayor entre Irán y Qatar en las esferas política y económica, y muy especialmente en materia de explotación y comercialización del gas natural.

La animosidad de Arabia Saudita, Emiratos y Bahréin en contra de Irán, la ruptura de relaciones con Qatar, y el propósito de afectar al máximo los vínculos de Doha con Teherán, muy probablemente tendrán resultados paradójicos.