De Federigo Tozzi (Siena 1883-Roma 1920) la UNAM prepara la edición de Bestias (colección Relato Licenciado Vidriera), una serie de relatos autobiográficos en prosa poética, que cantan a la luz de Siena y a la melancolía del artista. La traducción es de Rodrigo Jardón Herrera y Diego Antonio Mejía Estévez. Aquí un par de fragmentos:

…Siempre que amaba a la misma persona, me gustaban los techos rojos y los geranios. En la primavera me obstinaba por convertirme en católico y en los inviernos soñaba con ser rico. ¡Ah, no olvidaré que ella se quitaba las medias para que yo le besara los pies; ni que me pedía que pelara su fruta; tampoco que me quemaba el rostro con su cigarro encendido! Y por qué, cuando ella me abrazaba, yo observaba nuestras figuras en el espejo, sin saber cuál de las dos imágenes era la verdadera. ¿Por qué olvidaba hasta mi nombre? Ella siempre me había engañado, pero yo estaba tan acostumbrado que de todas formas la amaba. Por la misma razón, mi amor era tan natural como el resplandor que animaba a la Osa durante la noche. Pensaba que mi boca solo existía para besar la suya.

¡Ah, sí! ¡Me gustaban los techos rojos, los plátanos colmados de hojas, la acacias cuando florecían, los muros de las calles y las ventanas cerradas! Pero sobre todo, lo repito otra vez, me gusta la extensión de techos rojos que observaba desde mi ventana, porque era una fiesta durante la lluvia y en los claros de luna…

Poco después de la medianoche, cada paso en dirección a mi casa parecía quebrarme las piernas. ¡Y tenía que llegar a toda costa! Ya no amaba a la mujer que me aguardaba y, por esa razón, ocasionalmente miraba fijamente las estrellas. Sentía que enloquecía y que me volvía malvado. Y cuando distinguía el techo de la casa, a la sombra de los cipreses, sentía que ese hogar ya no me pertenecía. Solo contaba con esa mujer, a la que no amaba. Cuando clareaba el día, ¿me habría gustado huir para que su pésimo amor no corrompiera el mío? Por fortuna, no estábamos casados. A pesar de que nunca me traicionó, no quería que su alma, falsa como dos de sus dientes, continuara buscando la mía en los momentos en los que soñaba con el amor capaz de devastar mi alma. Sentía que me agotaba atravesar el claro de luna, tan silencioso, entre las sombras de la hojarasca y los enrejados de las villas.

Cuando llegué al lado de un pino, escuché un ruiseñor. Le grité y le lancé una pedrada. ¡Hubiera querido tener un fusil!

 

Novedades en la mesa

El anuncio del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances concedido al francés Emmanuel Carrére (1957) no toma desprevenidos a los lectores mexicanos que empezaron a leerlo hace más de una década, Y en las mesas de novedades se pueden adquirir más de diez títulos suyos, casi todos editados por Anagrama, entre ellos: Una semana en la nieve (1995), El adversario (2000), Una novela rusa (2007), De vidas ajenas (2009), Limónov (2011) y El reino (2014).