Cierro el año con el tema de la literatura de terror y fantástica.­­­­­­­­ Desde mis primeros e inseguros pasos en la escritura, hace cincuenta años (1967), he sido proclive a estos géneros; en 1998 se publicó mi novela de terror sobrenatural La caricia del mal, mientras tanto escribía El reflejo de lo invisible, de terror, fantástica y ciencia ficción. Ésta se publica en 2017 (Libros del Conde). Por lo que el tema resurge con mayor vigor.

Además, me ocurrió algo de veras sobrenatural. En enero de 2016 me obligué a concluir una novela titulada El segundo sótano. Había empezado a escribirla en Caracas en 2002. Parecía un cuento largo que tenía que ver con la Conquista en el tiempo actual. Fantasmas y poseídos. La abandoné. A finales de aquel año, cuando revisaba la novela concluida de 120 páginas, la Mac me preguntó si quería guardar; indeciso, lo hice, no fuera a perder las correcciones de ese día; la Mac me señaló que ya existía, preguntó si quería reemplazar. No supe qué hacer, pensé que la última versión sustituiría la anterior. Oprimí un botón: el texto desapareció.

Desesperado, vino a mi mente (enviada por algo o alguien inmaterial) la (casi) olvidada novela El reflejo de lo invisible. La tenía en la Mac, a pesar de que la había escrito en una vieja Compaq. Novela pensada para el 2000 y que la ignorancia de algunos editores había relegado.

Definición y coincidencias

Tzvetan Todorov en su imprescindible Introducción a la literatura fantástica (París, 1970), nos da, entre otras, esta definición de lo fantástico: “En un mundo que es el nuestro, el que conocemos, sin diablos, sílfides, ni vampiros, se produce un acontecimiento imposible de explicar por las leyes de ese mismo mundo familiar”. Esto es, en el mundo de todos los días nos asalta una imagen, personaje o hecho que amenaza la veracidad de nuestra realidad. Luego define: “Lo fantástico es la vacilación experimentada (…) frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural”.

La historia de El reflejo… da inicio cuando Alfonso Alandaluz, el protagonista, descubre que su reflejo en la ventana, al encender la luz de su pequeño departamento en la noche, cobra vida propia. Corre el 2000, año en el que se iba a destruir el mundo, según una temida profecía popular. El terror sobrenatural hace aparecer y desaparecer a dos extranjeros endemoniados que persiguen a Alfonso; una chica querida se confunde con otra que lo acosa por “amor”.

Aquí viene lo más asombroso o maravilloso (Todorov): ciertas coincidencias entre algunos rasgos de El reflejo de lo invisible y de Manuscrito encontrado en Zaragoza, de Jan Potocki. Esta última, resultado de un largo viaje por España, en donde lo sobrenatural surge con una naturalidad que espanta. Son las peripecias de un viajero en la sierra Morena, en ventas abandonadas, fantasmas, súcubos, hermosas princesas tunecinas, que se le entregan a Alfonso Van Worden por la noche y al otro día son los cadáveres putrefactos de dos bandidos ahorcados en los campos zaragozanos de la España eterna.

Las coincidencias las he descubierto apenas este 2017, no cuando escribía la novela a finales de los noventa ni en años posteriores. Admito que Manuscrito encontrado en Zaragoza ha sido una de mis no pocas lecturas más impresionantes y antiguas. La descubrí por una película basada en esta novela que vi en 1967 o 1968. La versión que encontré entonces fue una reducida, que compendia los capítulos sobrenaturales, cuya lectura fue fascinante, como lo esperaba. Décadas más tarde, cuando ya tenía escrita El reflejo de lo invisible, algo me empujó a buscar la versión completa de 860 páginas. Confirmé lo extraordinario de esta novela y que no es solo lo sobrenatural sino toda una historia de época. Sociológica, picaresca, morisca, cabalística, lingüística, aunque fue escrita por Potocki en francés. En todo caso, es el mundo inconsciente detrás de la historia del siglo XVIII español.

 

Inconsciencia se sobrepone a consciencia

En El reflejo de lo invisible las chicas de Alfonso Alandaluz, se confunden y son dos, como las bellas princesas tunecinas, y al fondo aparecen los villanos, los cibernautas, que lo persiguen para sacrificarlo, sacarle el corazón y ofrendarlo a los dioses tenochcas. La realidad también es la noche irreal. Las chicas y los cibernautas aparecen y desaparecen. En ella vive la ciudad de México de noche, con sus fantasmas, como los tenochcas. Todo por medio de las computadoras que empiezan su incontenible invasión.

La literatura que surge de la interioridad es la que alcanza los registros más altos. Como Manuscrito encontrado en Zaragoza. La que no viene de las profundidades se queda, exactamente, en las superficies y es otra clase de literatura, con otros fines más tangibles.

En suma, en ambas novelas la inconsciencia se sobrepone a la consciencia y representan un viaje a la interioridad. Lo real está en lucha contra lo irreal. El terror y lo fantástico son una elección que sustituye lo mediocre de la realidad. Es­­­ la realidad.