Acabó 2017 sin gobierno en el país más potente de Europa y la inestabilidad política de la región se incrementó, sobre todo cuando la mujer más poderosa del mundo, la canciller Angela Merkel, fracasó en su intento por conformar un “gobierno estable”.

Ahora avanza el 2018 y Alemania se prepara para otra gran coalición (GroKo conocida coloquialmente en alemán) y también para intentar reformar Europa.

Las elecciones del 24 de septiembre pasado, que le dieron a Merkel su cuarta victoria electoral, ofrecieron también un reflejo de sus horas más bajas, sólo el 33 por ciento de los votos, el porcentaje más bajo en su carrera política. Tal resultado generó predicciones de todo tipo, algunas marcando el fin de la carrera política de la canciller.

Sin embargo, es muy difícil comparar el ocaso político de una líder de la estatura política de Merkel y es que los comicios también reflejaron que en el motor de la Europa contemporánea, no hay otro líder político que pueda reemplazarla.

Tras el fracaso de la coalición Jamaica, entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de la canciller y el partido de los verdes y el de los liberales, muchos analistas consideraron posible que el escenario podría avanzar hacia nuevas elecciones y alargar durante muchos meses la incertidumbre sobre el futuro inmediato de Alemania y por ende, de los procesos más escabrosos de la Unión Europea.

Tras las vacaciones de fin de año, la segunda semana de enero, Merkel y el líder del Partido Social Demócrata (SPD) Martin Schulz llevaron a cabo intensas negociaciones que culminaron con un documento que significa un principio de acuerdo para revivir la GroKo y que además, según la canciller, “anuncia un nuevo comienzo para Europa”.

El 21 de enero pasado, los socialdemócratas alemanes, votaron en una convención si avalaban las negociaciones para la GroKo y con el 56% de los votos lo hicieron. Ahora, ese documento base que acordaron los líderes políticos será la materia prima con la que se conformará el programa de gobierno. El partido socialdemócrata quedó dividido.

La letra chiquita de los acuerdos a los que lleguen los líderes de la GroKo será lo más importante, en las próximas semanas, pero desde ya se conoce que temas pactados muy importantes, por ejemplo, no se aumentarán los impuestos a las grandes fortunas, no se avanzará en un sistema de salud universal, y en cambio sí se limitará la llegada de refugiados y la reunificación familiar, entre los más importantes.

Estos temas eran los más importantes para las juventudes del partido (Jusos), pero a decir verdad, hace muchos años que la socialdemocracia,  adaptó sus principios a la evolución del sistema capitalista. Ahora, al igual que otras agrupaciones de izquierda, le resulta incómodo buscar alternativas distintas, cuando el sistema se vuelve más inestable.

Por lo pronto, en las próximas semanas se irán conociendo los detalles de la negociación y también los nombres de quiénes ocuparán las carteras principales. A nivel europeo, el acuerdo hasta ahora alcanzado y su evolución, le frecen a la Comunidad Europea (EU) una bocanada de aire.

Si nada lo impide, Merkel y Schulz, tomarán el poder en Berlín y Alemania regresará a los reflectores europeos. ¿Alcanzará este capital político, junto con el vapuleado Emmanuel Macron de Francia, para “reformar” la Unión Europea?