Desde antes de la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, diversos analistas aseguraban que no había que subestimar al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Hoy más que nunca, esta idea se encuentra vigente pues la culminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) depende, fundamentalmente, del humor del mandatario norteamericano.

Pese a que hace unos días el presidente Trump, en una entrevista al diario The Wall Street Journal, declaraba que sería un poco flexible y mantendría las negociaciones del TLCAN hasta que pasarán las elecciones presidenciales en México, este jueves a través de una serie de Twitter calificó el tratado de un “mal chiste”, y advirtió que “si no hay muro, no hay trato”.

Mientras el gobierno mexicano en diferentes ocasiones ha buscado presionar para que la renegociación llegue a buen término y con ello poderse colgar una medalla antes del complicado proceso electoral que se avecina, todo parece indicar que Trump continúa con su chantaje para presionar y de esa manera lograr que México pague directa o indirectamente el tan cuestionado muro fronterizo.

 

Intereses

En entrevista con Siempre!, Eduardo Rosales Herrera, académico e investigador de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán-UNAM, considera que en este momento elementos como las presiones internas tanto políticas como económicas, así como la posible llegada a la presidencia mexicana de alguien que pueda afectar los grandes intereses estadounidenses, están siendo parte de los cálculos políticos para llevar la relación México-Estados Unidos y la renegociación del TLCAN.

“Este tipo de cálculos es lo que ha llevado a Trump a tomar ciertas determinaciones. Pese a que el TLCAN necesitaba una respiración de boca a boca, pues estaba en terapia en la quinta ronda; el hecho de que se logre poner una pausa a la renegociación, le da un respiro, aunque no resuelve nada de los 30 capítulos que integran el tratado. Con esta decisión trata de ganar tiempo. Aunque es inevitable que con un Twitter pueda acabar con todo, en cualquier momento”.

En cambio para Raúl Benítez Manaut, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte-UNAM, el anuncio que hizo Trump sobre alargar la negociación del TLCAN por la elección mexicana, se puede traducir en un aparente voto de confianza hacia el gobierno mexicano, lo cual evitaría una crisis económica en el país.

Explica que dicho voto de confianza puede deberse a que “el presidente estadounidense haya llegado a un acuerdo con los negociadores mexicanos y con el mismo presidente Peña Nieto para evitar una mayor presión hacia México, pues, de otra manera, lo único que se iba a provocar era una crisis económica, una fuga de capitales o una devaluación de la moneda. Con esto se tranquiliza un poco la macroeconomía, lo que hace que haya un clima menos turbulento para la elección mexicana”.

Al ser cuestionado sobre la posibilidad de que el gobierno de México pudiera haber usado el TLCAN como moneda de cambio para que Estados Unidos apoye al candidato presidencial del PRI a cambio de favorecer las exigencias de los estadounidenses en la renegociación, Benítez Manaut rechaza dicha posibilidad y dice que más allá de tener un acuerdo de este tipo, lo que busca Estados Unidos es que no se desestabilice la economía.

“Lo que buscan los estadounidenses es que la elección no se convierta en un ruido que agite. Tratan de evitar que sobre la mesa se pongan cuestiones muy polarizadas que afecten la economía y descontrolen el rumbo de la política en México. Hay que tomar en cuenta que en Estados Unidos están diciendo que Rusia está metiendo las manos a favor de un candidato, así que esto también les hace ruido”.

Por el contrario, Eduardo Rosales afirma que esto es absolutamente factible “sobre todo cuando en Estados Unidos existe un gran temor de que Andrés Manuel López Obrador llegue al poder, pues una de las promesas del líder de Morena es dar marcha atrás a la reforma energética, lo que traería mayores repercusiones para los intereses estadounidenses”.

“Trump debe atender tanto sus cálculos políticos como económicos, pues sabe que si llega López Obrador es factible que se venga abajo la reforma energética y con ella, muchos intereses petroleros de Estados Unidos. Incluso hasta podría impactar el proyecto geopolítico de la  famosa seguridad energética de América del Norte, que no es otra cosa que la seguridad energética de Estados Unidos. Por ello, la industria petrolera de ese país se encuentra enviando mensajes de que una salida traería graves costos económicos”.

Rosales Herrera dice que hay que recordar que el presidente estadounidense siempre ha sido un chantajista, “de esto nos podemos dar cuenta cuando trata de decirle al Congreso de su país, sobre todo a los demócratas, que si le dan recursos para su famoso muro, dará el visto bueno al programa DACA, el cual protege a más de 750 mil jóvenes indocumentados de la deportación, los llamados dreamers“.

“El estilo de Trump es justo ese, poner como moneda de cambio algo. Hay que recordar que es un negociador, un empresario y eso también lo aplica con México en la renegociación del TLCAN. Además, los cálculos de su equipo de asesores son que Trump debe tener cuidado pues de otra manera beneficiara a López Obrador para que se lleve el triunfo”.

El papel del acuerdo comercial

Al hablar sobre el papel que realmente estará desempeñando el TLCAN en las elecciones de México, Benítez Manaut advierte que puede ser vital, debido a que diversas fuerzas políticas del país no están de acuerdo en que se realice una modificación estructural en el modelo económico mexicano, “lo que significa continuar con el TLCAN, que representa un modelo más apegado a la globalización”.

Sin embargo —recuerda— en el país existe otra fuerza política, como es el caso de Morena, que tiene posturas más nacionalistas y proteccionistas que tienen que ver más con una economía cerrada, “pese a que son posiciones que coinciden más con las ideas de Trump, en Estados Unidos no saben de qué manera las pueden interpretar, pues López Obrador está en contra de este tratado”.

Benítez Manaut afirma que la decisión también se puede deber a que en las discusiones bilaterales se encuentra inmiscuido el tema de la seguridad; “en este aspecto Estados Unidos busca no afectar los tratados de cooperación que son muy importantes pues, por ejemplo, en caso de que se empiece a hacer ríspida la renegociación puede estar en peligro la dotación de equipo militar y la vigilancia en la frontera a cargo de México.

Respecto a las declaraciones del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, sobre que la renegociación del TLCAN debe separarse de calendarios electorales, Benítez Manaut señala que son un espejismo, “desde un principio se sabía que cualquier negociación de este tipo se encuentra sujeta a situaciones políticas. Es un espejismo creer que la renegociación está separada de la política, por el contrario se sabe que está muy metida”.

Indica que aún es muy difícil conocer de qué manera terminarán las negociaciones debido a que los tres países tienen posturas diferentes, “mientras la postura de Estados Unidos es muy errática, el gobierno mexicano tiene una postura defensiva con la que busca mantener el TLCAN casi sin modificaciones. En tanto, el gobierno canadiense dice que está preparado para lo peor”.

“Cada gobierno tiene su forma  de aproximarse a la negociación pero evidentemente el que tiene la llave sobre  la mesa es Estados Unidos pues es la parte fuerte del TLCAN. Las verdaderas industrias del Tratado de Libre Comercio son las estadounidenses”.

En este sentido, Rosales Herrera asevera que una cosa es el discurso oficial para consumo mediático y otra la realidad, lo que son las propias negociaciones, “claro que influye, es más, yo agregaría otro dato que también está influyendo: las elecciones intermedias en Estados Unidos que se realizarán en noviembre, donde se renovará la Cámara de Representantes, un tercio del Senado, 30 gubernaturas”.

Al coincidir con Benítez Manaut en que dentro de la renegociación existen posiciones opuestas, Rosales Herrera afirma que este tipo de contraposiciones son las que han hecho que no se logre avanzar en los 30 capítulos que integran el TLCAN.

“De los 30 capítulos que conforman el TLCAN, máximo en 10 capítulos se ha logrado avanzar; sin embargo ninguno se ha concluido, lo que representa un dato duro sobre todo cuando estamos de cara a la sexta ronda de negociación que empieza en unos cuantos días, del 23 al 28 de enero”.

Por lo que —destaca­— si en este momento Trump revienta el TLCAN, lo podría pagar aún más caro, debido a que afectaría a muchos trabajadores, empresas, así como a la economía de muchos estados que tienen muchos vínculos con México. “Más allá del discurso oficial de Estados Unidos, como las autoridades de nuestro país, por supuesto que el tema electoral es una variable que va a incidir directamente en las renegociaciones del TLCAN”.

Canadá, el otro beneficiado

En torno al alargamiento de la negociación del TLCAN, Benítez Manaut dice que también puede servir para que Trump modere su posición y logre hacerle caso a las grandes corporaciones norteamericanas que tanto han presionado para que el tratado continúe y así no salir afectadas por una posible salida de Estados Unidos de la mesa de renegociación.

Recalca que una prolongación en la negociación también ayudará a ablandar las posiciones, lo que podría beneficiar no solo a México, sino también a Canadá, que es el otro socio comercial con el que Estados Unidos tiene muchos problemas, sobre todo en el tema de los lácteos y las maderas.

Rosales Herrera concuerda con Benítez Manaut y dice que este respiro podrá ser bien aprovechado por Canadá para ganar tiempo y resolver todo lo que tiene que ver con los aranceles; sin embargo, subraya que no hay que dejar a un lado que este país se encuentra en una posición distinta a la mexicana pues no tiene un gran déficit comercial con Estados Unidos.

Señala que pese a que existen muchas cosas con las que no está de acuerdo con México, Canadá sabe muy bien que si se separa de nuestro país debilitaría su posición ante Estados Unidos, “en función de sus intereses le conviene seguir con México, aunque es verdad que nunca se va a meter en polémicas que le son ajenas, como la del muro. Pero es una realidad que con esto gana tiempo, además de la posibilidad  de mantener esta pinza para tener una posición más fuerte con Estados Unidos”.

2018, muy complicado

Al referirse a la razón por la que el proceso electoral en México se haya vuelto importante no solo para Estados Unidos sino para otras partes del mundo que tienen puestos los ojos en nuestro país, Rosales Herrera indica que se debe a que nunca antes a las urnas podrían acudir tantos votantes.

Aunado a ello, dice que la presencia de un candidato que lleva más de 18 años en campaña y que ahora cuenta con un margen más amplio para ganar, sobre todo ante la complicada situación que se vive en el país por la corrupción y la inseguridad, hacen que haya alarma no solo en Estados Unidos sino en otras partes del mundo.

Sobre todo —afirma Rosales Herrera— cuando alrededor del planeta el populismo sigue avanzando así como los gobiernos de derecha, “aunque en este caso se interpreta a López Obrador como un populista, hay un contrasentido en el caso del líder de Morena, ya que lo interpretan como un populismo de izquierda que va absolutamente  en contra de los intereses de los estadounidenses”.

“Gane quien gane la elección, ante la situación que se vive día a día en el país, lo único que podemos tener seguro es que ante los mexicanos hay un escenario con muchos riesgos, como no se había dado antes, por lo que se espera que 2018 sea un año de muchos nubarrones en el horizonte y de pronósticos reservados en todos sentidos”.