Incesto (Siruela) reúne los cuadernos del diario de Anaïs Nin (Francia, 21 de febrero de 1903-EU, 14 de enero de 1977) correspondientes a 1932-1934. Anaïs escribió este diario durante 63 años, a partir de los 11 años de edad, cuando su padre abandonó a la familia y ella inició una carta sinfín para convencerlo de que regresara. Escribió de manera ininterrumpida 35 mil páginas, hasta morir. Los cuadernos que corresponden a Incesto son quizá los de su vida sexual más intensa, cuando convivía con su esposo Hugo y era amante a la vez de Henry Miller, de June, la esposa de Henry, de su psiquiatra, de su padre el pianista Joaquín Nin, y de otros intelectuales del momento. En el aniversario de Anaïs Nin tomo la página del 25 de febrero de 1933.

Cerré suavemente la puerta al mundo. Y eché el largo y místico cerrojo. Cerré las contraventanas inoxidables. Silencio. He aprisionado en mi interior la admiración del luminoso, testarudo Eduardo; la música con ritmo de sangre de Stravinski; el casto rostro de Joaquín al piano; una nueva comprensión de Thorvald, mi hermano largo tiempo perdido; ¡pensamientos de un padre “femenino”!

Qué extrañamente inocente me siento mientras me lavo delante de Henry, me visto rápidamente, me empolvo otra vez, salgo corriendo y tomo un taxi para ir a casa de Madre donde me espera Hugo. ¡Llevo mi alegría a todos como si fuera un aroma!

Los taxis son mis alas. No puedo esperar a nada. Es maravilloso llegar con el tren de las 3:25, bajar de prisa las escaleras, atravesar la ciudad soñando, llegar a la consulta de Allendy a las 3:35, justo cuando está a punto de echar la oscura cortina. Correr al café donde me espera Henry. Ningún arte puede ser igual a la vida. Si hablo mal de la vida es porque mi pasión por ella me asusta, por su fragilidad.

Intensa vida sexual.

Tarde. Horas de hechizo con Henry. Trabajo. Charla. Un gran encuentro sensual. Sueña con seguirme a Nueva York cuando vaya con Hugo. Quiere ver a sus antiguos “amigotes”, sobre todo a Emil Schnellock. Tan pronto como quiere algo, siento la necesidad de dedicar toda mi vida para dárselo. A menudo se trata de algo que yo no quiero, porque Nueva York quizá signifique June y escenas con June. Pero cuánto me gusta ver a Henry lleno de entusiasmo, riendo de oreja a oreja, con nostalgia del hogar, anhelante. Eso, para mí, es lo más importante.

Encuentro ayer con Eduardo. Se fue para escapar del dolor, del dolor de su vida negativa. Puede llevar una vida extrovertida lejos de mí, pero recupera el dolor en cuanto vuelve a verme. Soy su vínculo con el dolor…

Anoche, reaparición de mi amor por Hugo, porque parece un poco maltratado por la vida, muy humano, muy humanamente apasionado conmigo (como Allendy)… y en este momento lo amo, amo las arrugas de su cara, el sudor de su frente, la mirada ardiente de sus ojos, sus celos intensos de Eduardo, su sexualidad estremecida.

Novedades en la mesa

Una novela criminal (Alfaguara) de Jorge Volpi, ganadora del XXI Premio Alfaguara de Novela 2018, es la historia policiaca del caso Florence Cassez.