La violencia que se vive en Guerrero, no solo limita a las dramáticas de cuerpos desmembrados o asesinatos a mansalva a plena luz del día y ante la presencia de turistas. Incluye el miedo y el estado de sitio a que llegan a estar sometidos por delincuenciales que, en varios pueblos y comunidades, obligan a huir a sus pobladores. Se traduce en un acto de despojo masivo ante lo cual no existe defensa.

 Los cuerpos de seguridad, cuando llegan, es para proteger la huida de los pobladores pero no para restituir la vigencia de la ley.

El pasado 11 de abril, 26 hombres, 26 mujeres y 40 menores de edad abandonaron sus hogares y pertenencias en la comunidad  de Laguna de Hueyanalco, San Bartolo y Jimotla, municipio de  San Miguel Totolapan — a 200 kilómetros de Chilpancingo—, a bordo de 11 camionetas y bajo el resguardo de la Policía del estado y elementos del Ejército Mexicano.

Las familias solicitaron a las instituciones resguardo y protección para poder buscar un lugar donde pudieran estar seguros y fueron trasladados cruzando la colindancia con el municipio de Atoyac de Álvarez, que pertenece a la región de la Costa Grande.

Esta zona es considerada bastión de la banda delictiva denominada Los Tequileros, señalada por autoridades estatales como responsables de la violencia que prevalece en la región de Tierra Caliente del estado.

 “Ya no podíamos salir ni para comprar alimentos.  Tomate, sal, azúcar, ya no había”, denunció uno de los 92 desplazados. “Por la violencia que está pasando en la comunidad, decidimos abandonar el poblado; aquí (en Atoyac) estamos tranquilos. No podíamos salir, ellos (los criminales) estaban afuera del poblado”, señaló.

Dentro de los desplazados, un hombre mayor, que junto a su familia tuvo que abandonar la comunidad de Laguna de Huayanalco afirmó que vivían con mucha inseguridad por la presencia de grupos armados, los cuales ya habían entrado dos veces al poblado y los tenían bajo amenaza.

Estos grupos presionaban a los pobladores para que se unieran a su movimiento, e incluso les ofrecieron alimentos cuando empezó a escasear la comida. Siguió diciendo que en una ocasión, cuando intentaron salir para comprar alimentos, fueron atacados.

“No quisimos entrar en el grupo que andan ellos, secuestrando, presionando a la gente; eso no nos parece bien, comentó el abuelo.

Desde esa fecha, los pobladores de Laguna pasan el tiempo en una casona, ofrecida por las autoridades, ahí preparan sus alimentos y recuperan su vida doméstica: Comparten alimentos, integrados por fríjoles y un poco de carne o pollo guisado, todo acompañado por tortillas de maíz, y hasta  han tenido cuerdas para secar la ropa ya lavada.

Aunque las autoridades gubernamentales afirman que se trata de hechos aislados y transitorios, el desplazamiento es un fenómeno social que se vive desde el 2012 en diversas zonas de la geografía guerrerense y quienes huyen tratando de salvar la vida se ven reducidos de un solo golpe a la pobreza extrema.

El grupo criminal de Los Tequileros, que provocó el éxodo de pobladores que dejaron sus propiedades abandonadas por temor a perder la vida en más de 30 pueblos fantasma que hoy existen en  San Miguel Totolapan.

Pero también a los municipios colindantes fueron también escenario de enfrentamientos de grupos de la delincuencia organizada particularmente por el que encabeza Raybel Jacobo Dealmonte, mejor conocido como El Tequilero.

Las comunidades de Las Lagunas y Puerto Las ollas, del municipio de Ajuchitlán; las comunidades de Santa María y Santa Fe fueron abandonadas en 2013, así como El Guayabo, El Cubo y El Terrero, aunque en estos casos, los habitantes regresaron después.

En septiembre de 2013, también se despobló el ejido de San Juan Huehuetla y hasta la fecha permanecen deshabitados son La Gavia, La Cañada, Las Mesas 1, y las Mesas 2, Chaxcuita, Los Bancos, San Rafael, Santa María de las Flores, El Barroso, San Gregorio, Barranca de Iguala, Los Pericos, El Potrero, El Real, Los Cajones, Los Guajes, Cuadrilla, El Machero, El Carrizal y El Querengue; en la zona serrana, al menos Pericotepec, Los Encinos, Las Tunas, Huerta Vieja y El Aguacate.

La comunidad de Linda Vista, que es el pueblo más grande de la sierra, también registró éxodo de habitantes. La misma cabecera municipal de San Miguel Totolapan, reportó una severa disminución de la población. El municipio en su totalidad contaba con 24 mil habitantes, pero para 2016 se estimaba que la población había disminuido a 12 mil.

La Laguna, San Bartolo y  Jimotla son las poblaciones donde se cree que radican El Tequilero y su grupo y también constituyen los casos más reciente de desplazados en San Miguel Totolapan.

El Tequilero tomó fuerza en 2012, cuando llegó a la presidencia el diputado priista con licencia Saúl Beltrán Orozco, con quien lo relacionan porque es su compadre.

En 2016, con el levantamiento armado del Movimiento por la Paz, El Tequilero comenzó a retirarse de la cabecera municipal, y en mayo de 2017 salió de La Gavia con su familia rumbo a la sierra.

A pesar del despliegue de miles de efectivos militares, que por aire y tierra realizan que por aire y tierra realizan operativos de combate a los grupos delincuenciales que se disputan las rutas del trasiego de droga,la violencia ha ido desplazando a familias enteras de comunidades de al menos diecisiete municipios de Guerrero.

Lo que se tiene identificado como zonas de alto riesgo son: Teloloapan, Coyuca de Catalán, Pungarabato, Ajuchitlán del Progreso, Arcelia, General Heliodoro Castillo, Cutzamala de Pinzón, San Miguel Totolapan, Tlapehuala, Leonardo Bravo, Zirándaro, Cocula, Tlalchapa, Coahuayutla de José María Izazaga, Apaxtla, Cuetzala del Progreso y General Canuto A. Neri.

A esta lista se suman Chilpancingo, Tixtla, Chilapa, Tlapa de Comonfort, Coyuca de Benítez, el puerto de Acapulco, Petatlán, Zihuatanejo y La Unión, en donde también se han incrementado los homicidios dolosos atribuidos a los grupos vinculados con el crimen organizado.

El panorama descrito también llega a ser motivo de preocupación para el Instituto Nacional Electoral (INE) y al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), dado los desafíos que encontrarán por los altos niveles de inseguridad a consecuencia de la disputa del territorio entre grupos delincuenciales, que han creado un escenario de violencia que ha colocado a esta entidad como una de las más peligrosas del país.