Para festejar el día internacional del libro, la UNAM celebra cada año la Fiesta del Libro y la Rosa, donde además de estands de venta de libros hay música, presentaciones editoriales y un coloquio. Es una tradición ofrecer al público que acude a esta fiesta la lectura en voz alta y de forma corrida de algún clásico. Este año se instaló un espacio ambientado a propósito para que el visitante leyera cómodamente un fragmento de “El Infierno”, de La divina comedia de Dante Alighieri. Una capa roja, un atril y un micrófono acompañaron a los lectores espontáneos que podían optar por leer el texto en la versión castellana de Nicolás González Ruiz o bien declamar los cantos originales en italiano. Aquí las primeras líneas de “El Infierno”:
A la mitad del camino de nuestra vida me encontré en una selva oscura, porque había perdido la buena senda. Y ¡qué penoso es decir cómo era aquella selva tupida, áspera y salvaje, cuyo recuerdo renueva el pavor! Pavor tan amargo, que dista poco de la muerte; mas, para tratar del bien que encontré en ella, contaré otras cosas de las que en ella vi.
No sabría explicar ahora cómo entré. De tal modo me dominaba el sueño cuando abandoné el buen camino. Pero a poco de llegar al pie de una colina donde terminaba aquel valle que así me había llenado de espanto el corazón, miré a lo alto y vi la cumbre, aureolada ya por los rayos del planeta que es guía fiel por todos los senderos.
Entonces se calmó un poco el miedo que había agitado el lago de mi corazón durante aquella noche tan penosa. Y lo mismo que aquel que ha logrado salir, tras afanosa lucha, del piélago a la orilla, se vuelve a mirar el agua llena de peligros, así mi espíritu, fugitivo aún, se volvió hacia atrás y contempló el paraje del que nadie salió vivo nunca.
Cuando di algún reposo a mi cuerpo fatigado, continué mi camino por la desierta playa, donde el pie firme se hundía. De pronto, casi al empezar la salida, una agilísima y veloz pantera, cubierta de pintada piel, se me puso delante, impidiéndome avanzar, de tal modo que muchas veces hui para volver otras tantas.

Obra central del Dante.
Empezaba entonces a amanecer, y el sol se levantaba rodando de las mismas estrellas que le acompañaron cuando el amor divino creó tan bellas cosas, como invitándome a esperar, ante aquella fiera de piel manchada, la llegada del día y la dulce sazón; mas no sin que me diese pavor también un león que se apareció a mi vista.
Éste parecía venir contra mí, alta la cabeza, rugiendo de hambre, tal que pensé que el aire se estremecía. Y una loba que en su delgadez parecía llena de todos los apetitos y había causado ya la desgracia de mucha gente, me dio tanta pesadumbre con el espanto que su vista provocaba, que perdí la esperanza de alcanzar la cima.
Novedades en la mesa
En una limpia edición de Acantilado se publica de manera individual el relato La destrucción de Kreshev, del polaco Isaac Bashevis Singer, donde la vida de los habitantes de un apacible y lejano lugar de Ucrania se trastoca con la llegada de Satanás.