LA CULTURA HOY, MAÑANA Y SIEMPRE

octavo AÑO. NÚMERO 155

¿Hay que luchar por el socialismo?

La Editorial Ítaca decidió publicar una nueva edición de Crónica de un derrumbe, obra del historiador Enrique Semo que narra la desaparición de la URSS y otros países de régimen socialista en Europa. La presentación del libro se realizó significativamente en el Museo Trotsky y corrió por cuenta del propio autor y de dos comentaristas excelentes Enrique Rajchenberg y Gabriel  Vargas Lozano. Al modo de John Reed que atestiguó la Revolución de Octubre en un clásico del siglo XX Los diez días que conmovieron al mundo,  Semo presenció la caída de la Unión Soviética y de otros países como la República Democrática de Alemania,  Polonia o Armenia.  Otro rasgo del libro del maestro Semo es que está formado, (sin que falten sus interpretaciones de los acontecimientos), por entrevistas y que éstas abarquen desde dirigentes hasta personas, como se dice,  comunes y silvestres. Menciona que el libro fue hecho tan sobre la marcha que se escribió en “trenes rusos, en hoteles polacos, en cafés alemanes”, en cantinas o en medio de las manifestaciones.

En este número de La cultura hoy, mañana y siempre, suplemento en línea de la revista Siempre! contamos con la colaboración del propio Enrique Semo, quien es investigador emérito de la UNAM, fundador de varios posgrados aquí y en otros lados del mundo, doctor honoris causa de otras tantas universidades, Premio Nacional en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, y Secretario de Cultura del DF en el período de gobierno de López Obrador.  Él mismo nos cuenta  sus impresiones al realizar las entrevistas y desde luego, su propia visión de los acontecimientos, que deja entrever su carácter de historiador y economista. Lo ayuda, además,  su conocimiento del inglés, del francés y hasta experiencias personales, pues es egresado y maestro visitante de la Universidad de Berlín.  Se trata, pues, no sólo de un testigo, sino de un testigo privilegiado.

Enrique Rajchenberg se hace la pregunta fundamental y que en el fondo subyace e inquieta a los tres textos: ¿hay que seguir luchando por el socialismo? Su respuesta es contundente y lo cito: “cambiar el mundo sigue siendo un problema socialmente válido y éticamente indispensable”. Autor y comentaristas recuerdan, lo que es fundamental,  el activo papel que  jugaron Ronald Reagan y  el Papa Wojtila, así como el Banco Mundial y otros organismos.

En su texto, Vargas Lozano rememora a todos los críticos del socialismo (no ideólogos, no propagandistas) que valen la pena: Mandel, Charles Bettelheim, Althousser y  otros. Luego hace un resumen, que hay que guardar en un scrap book,  de las diversas maneras que se recibió esta derrota del socialismo  en México y sus interpretaciones. Oro molido, el resumen del Dr. Vargas Lozano. Le da un lleguecito a Octavio Paz y  también se refiere a los que abandonaron el marxismo  a la primera oportunidad, como quien se quita polvo de la ropa. Nomás se lo sacudieron y listo. La preocupación de Vargas Lozano, y así se aprecia en su texto,  se centra en el tema de un libro suyo: las causas de la caída de los regímenes socialistas en Europa. (Un elemento fundamental está ausente, la profunda crisis económica y la embestida neoliberal como respuesta).

Una breve nota recuerda que Luis Arizmendi recibió un doctorado honoris causa de la Universidad Alva Edison, con ello reconoce las aportaciones que el profesor de la UNAM y el IPN, ha hecho a la crisis ambiental mundial, a la crisis alimentaria global y sus propuestas en alternativas ecológicas, todo visto desde las ciencias sociales. Arizmendi es, además, director de una revista de fama internacional Mundo Siglo XXI.

Dos bicentenarios se avecinan, el de Carlos Marx en mayo y el de Ignacio Ramírez, el Nigromante, en junio. Así, en una nota se pasa lista a algunos conceptos fundamentales de Marx y en otra se cuenta brevemente el escándalo suscitado por la evocación que del Nigromante hizo Diego Rivera.  Se reproduce, además, un soneto que, se supone, Ignacio Ramírez dedicó a Rosario, la de Acuña. Puede leer el texto aquí.