Todo indica que el discurso de odio está presente en las campañas electorales, lo que para muchos especialistas ha hecho que se genere violencia y radicalización en ciertos sectores de la población. A través de la redes sociales podemos encontrar todo tipo de mensajes políticos llenos de humor negro que más allá de ser benéficos son contraproducentes.

El fin de semana pasada la discusión surgió luego de que el periodista Ricardo Alemán fuera despedido de dos canales de televisión —donde colaboraba— por haber retuiteado un mensaje en el que se hacia mención a los magnicidios y de que con ello estaba promoviendo atentar contra la vida del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. La criticas no se hicieron esperar, mientras para unos fue tomado como un atentado a la libertad de expresión, otros consideraron que el periodista incurrió en una apología del delito por lo que debe ser enjuiciado.

Sin embargo, más allá de la polémica que se generó, lo importante es conocer los riesgos que se corren en el país sobre todo en lo concerniente a la libertad de expresión, cuando a la vuelta de la esquina se encuentra el proceso electoral del 1 de julio.

Siempre! acudió a Gustavo Mohme Seminario, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) —organización donde están afiliadas mil 300 publicaciones— quien afirma que ante los escenarios de violencia y radicalización que existen, el mayor peligro es que el periodismo se quede en silencio.

Al recordar que la principal función de los periodistas es informar, sobre todo en una etapa electoral como en la que se encuentra México, destaca que la mejor labor de los periodistas es “llevar a los ciudadanos la mayor y mejor información para que tomen la decisión más apropiada, aunque es muy importante recordar que los enemigos de la libertad son los que buscan callar a los periodistas que son los que terminan atentando contra ellos”.

Por ello, recalca la importancia de que en este momento en el país los candidatos que buscan un cargo de elección popular deban ratificar su compromiso con la libertad de expresión, tal y como se hizo en marzo de 1994, cuando México fue sede de la firma de la Declaración de Chapultepec que tiene como objetivo conseguir que haya libertad de prensa en las democracias.

Al igual que en otros países, afirma que es vital que el gremio periodístico pueda realizar un evento en el que la Declaración de Chapultepec o principios en materia de libertad de expresión que rigen para la SIP sean suscritos por los diferentes candidatos.

“Desde esta tribuna —SIP—, recomiendo que no sólo los presidentes de toda América Latina sino también los candidatos suscriban los principios básicos de libertad de expresión, pues de esta manera conoceremos sus compromisos con las libertades de los ciudadanos a los que aspiran gobernar”, pide Mohme Seminario.

Afirma que dentro de la SIP este tipo de medidas son tomadas con entusiasmo y beneplácito, por lo que se encuentran en disposición de todos los candidatos y los medios de comunicación para que se logre demostrar, como en otros países como Costa Rica y Guatemala en los que ha habido elecciones, que los candidatos que suscriben estos compromisos no tienen nada que temer, ni nada bajo la manga. De esa manera la gente pueda tomar la mejor decisión para que surja el mejor presidente.

Lamentable, el caso Venezuela

Al ser cuestionado sobre el caso del periodista Ricardo Alemán quien fue despedido por haber retuiteado un mensaje en contra de López Obrador y toda la polémica que se ha generado en torno, sin hacer comentario en particular del caso, Mohme Seminario recuerda que lo más importante en todo proceso electoral es que la información fluya libremente.

“Es lamentable y condenable —dice— cualquier acción que evite que los ciudadanos puedan informarse para lograr emitir un voto de conciencia. Cualquier cosa que conspire contra ello es malo. Cualquier cosa que censure previamente o posteriormente es malo. Cualquier noticia falsa que sea propagada por mecanismos o métodos digitales es malo”.

El periodista insiste en la importancia de que en México sean ratificados y suscritos por los candidatos los compromisos con la libertad de expresión. “Es importante —afirma— ir directamente con los candidatos y pedirles que planteen de la forma más clara posible sus definiciones sobre lo que es libertad de expresión”.

“Lo que hemos visto —agrega— a lo largo de la historia casi en todos los países es que por lo menos con lo que dicen cada uno de los candidatos se logra tener una idea más clara de hacia dónde se orienta o hacia dónde van sus compromisos con cada uno de ellos”.

Sobre la posibilidad de que en México se pueda repetir el caso de Venezuela respecto a los medios de comunicación, el también director del periódico La República de Perú, al ser cuidadoso en su respuesta, subraya que sin meterse en la política interior del país lo único que puede decir y que debe tomarse en cuenta es que en ese sentido el caso de Venezuela es dramático.

“Es un caso —dice— casi extremo, en el que un régimen opresor dictatorial ha sometido el país. Se ha generado la salida de millones de ciudadanos pues el país se encuentra sometido a sangre y pobreza. Sin dejar a un lado que se limitan cada vez más los espacios de libertad que existen”.

Señala que la incitación al odio, las leyes mordaza que se han establecido en ese país “son el corolario de una situación en la que prácticamente se han incautado. por decir lo menos, casi todo los medios del país televisivos y muchos  de los periodísticos del país”.

“A los medios impresos se les imposibilita adquirir papel prensa y algunos periódicos han dejado de imprimir debido al monopolio de la distribución del insumo a manos de una compañía estatal. Varias cadenas internacionales de televisión han sido prohibidas y los ataques contra medios y periodistas no se investigan ni son resueltos en la justicia”, asevera.

El papel de las redes sociales

Para el presidente del la SIP, pese a que las nuevas tecnologías presentan un sinnúmero de oportunidades en torno a las libertades, señala que también la disrupción digital es un nuevo reto, en el cual más allá de que haya una regulación lo que debe existir son ciertos ordenamientos.

“Sobre todo —afirma— cuando en la era digital ha cambiado la forma en que se consume la información, si bien la tecnología se ha convertido en aliada de la libertad de expresión, ha democratizado la libertad, en el sentido de que cualquier persona pueda convertirse en una especie de comunicador, lo que ha acarreado numerosos problemas por la irresponsabilidad con la que los mensajes son trasmitidos por personas o instituciones que no tienen la entereza profesional para divulgar información u opiniones; es decir, las limitaciones o las barreras han cambiado”.

Sin embargo, destaca que al hablar de una regulación nos exponemos a una serie de riesgos o peligros, “hay que tener cuidado pues muchos regímenes piensan que pueden establecer criterios  y empezar a callar voces. Más que regulación lo que debe haber es un ordenamiento. Hay que entender que los principios de libertad de expresión están claramente establecidos”.

Explica que a diferencia de cuando la información es divulgada por un medio de comunicación, el cual puede ser perseguido y sancionado, pues la leyes son claras, cuando la información se da a través de las redes es muy difícil hacerlo pues no existe una localización. “En ese sentido —recalca­­— es necesario un ordenamiento para que los principios básicos que rigen la libertad de expresión en la Carta de la OEA o en la Declaración de Chapultepec puedan ser ejecutados”.

En torno a las llamadas fake news o noticias falsas, afirma que en un medio convencional uno no tiene la libertad de publicar lo que sea pues en caso de mentir podrás ser sancionado o hasta encausado judicialmente; sin embargo, en las redes sociales este tipo de información aprovechan su situación etérea, “al ser informaciones instantáneas, desaparecen en poco tiempo pues únicamente son usadas para impactar a una sociedad y de alguna manera quedar al margen de algún tipo de sanción”.

 

Declaración de Chapultepec

La Declaración de Chapultepec fue adoptada por la Conferencia Hemisférica sobre Libertad de Expresión en marzo de 1994.

La Declaración de Chapultepec se basa en el concepto de que ninguna ley o acto de gobierno puede limitar la libertad de expresión o de prensa, sin importar el medio que se trate.Una prensa libre es condición fundamental para que las sociedades resuelvan sus conflictos, promuevan el bienestar y protejan su libertad”.

Principios:

  1. No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de ésta no es una concesión de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo.
  2. Toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos.
  3. Las autoridades deben estar legalmente obligadas a poner a disposición de los ciudadanos, en forma oportuna y equitativa, la información generada por el sector público. No podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información.
  4. El asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones, la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la destrucción material de los medios de comunicación, la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores, coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad.
  5. La censura previa, las restricciones a la circulación de los medios o a la divulgación de sus mensajes, la imposición arbitraria de información, la creación de obstáculos al libre flujo informativo y las limitaciones al libre ejercicio y movilización de los periodistas, se oponen directamente a la libertad de prensa.
  6. Los medios de comunicación y los periodistas no deben ser objeto de discriminaciones o favores en razón de lo que escriban o digan.
  7. Las políticas arancelarias y cambiarias, las licencias para la importación de papel o equipo periodístico, el otorgamiento de frecuencias de radio y televisión y la concesión o supresión de publicidad estatal, no deben aplicarse para premiar o castigar a medios o periodistas.
  8. El carácter colegiado de periodistas, su incorporación a asociaciones profesionales o gremiales y la afiliación de los medios de comunicación a cámaras empresariales, deben ser estrictamente voluntarios.
  9. La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y equidad, y a la clara diferenciación entre los mensajes periodísticos y los comerciales. El logro de estos fines la observancia de los valores éticos y profesionales no deben ser impuestos. Son responsabilidad exclusiva de periodistas y medios. En una sociedad libre la opinión pública premia o castiga.
  10. Ningún medio de comunicación o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular críticas o denuncias contra el poder público.