En recuerdo del padre del psicoanálisis y uno de los pensadores más trascendentes del siglo XX, Sigmund Freud (6 de mayo de 1856-23 de septiembre de 1939), transcribo aquí fragmentos de sus prólogos a las ediciones de La interpretación de los sueños.
Prólogo a la segunda edición (1908):
El hecho de que aun antes de completarse el primer decenio haya sido necesario editar por segunda vez este libro de tan difícil lectura, no se lo debo al interés de los círculos profesionales, a quienes me había dirigido con las presentes páginas. Mis colegas de la psiquiatría no parecen haberse esforzado por superar la extrañeza inicial que despertó mi nueva concepción del sueño; los filósofos de profesión, por su parte, acostumbrados a dar cuenta de la vida onírica cual si fuera un apéndice de los estados conscientes, concediéndole tan sólo unas pocas palabras —casi siempre las mismas que usan los psiquiatras—, no advirtieron a todas luces, que precisamente este hilo conduce a muchas cosas que han de provocar un profundo trastrueque de nuestras doctrinas psicológicas. La actitud de la bibliocrítica científica sólo prometía para esta obra mía la condena del silencio; la primera edición de este libro tampoco habría sido agotada por el pequeño grupo de animosos prosélitos que siguen mi guía en la aplicación médica del psicoanálisis y que interpretan sueños de acuerdo con mi ejemplo, para utilizar estas interpretaciones en el tratamiento de los neuróticos. En consecuencia, estoy en deuda con ese vasto círculo de personas ilustradas y ávidas de saber cuyo apoyo es para mí una invitación a emprender otra vez, al cabo de nueve años, esta tarea difícil y de tan múltiples aspectos fundamentales…
También el material de este libro —estos sueños propios, desvalorizados o superados en gran parte por sucesos ulteriores, estos sueños que me sirvieron para ilustrar las reglas de la interpretación onírica— demostró poseer, al revisarlo, una tenacidad que se oponía a toda modificación contundente. Para mí, este libro tiene, en efecto, una segunda importancia subjetiva que sólo alcancé a comprender cuando lo hube concluido, al comprobar que era una parte de mi propio análisis, que representaba mi reacción frente a la muerte de mi padre, es decir, frente al más significativo suceso, a la más tajante pérdida en la vida de un hombre… Viena, abril de 1921.
Prólogo a la tercera edición inglesa:
Su primera traducción (del doctor Brill) de La interpretación de los sueños apareció en 1913. Mucho ha ocurrido desde entonces en el mundo y mucho han cambiado nuestros conceptos acerca de las neurosis. Este libro, empero… que tanto sorprendió al mundo cuando fue publicado (1900), sigue subsistiendo sin modificaciones esenciales.
Aún insisto en afirmar que contiene el más valioso de los descubrimientos que he tenido la fortuna de realizar. Una intuición como ésta el destino puede depararla sólo una vez en la vida de un hombre. Viena, 15 de marzo de 1931.
Novedades en la mesa
Temperamentos de C. K. Chesterton (editorial Just) reúne las reflexiones del genio inglés acerca de artistas y místicos, publicadas como reseñas que a la vez son breves ensayos biográficos.