Acapulco.- El tiempo suele borrar las tragedias de la memoria colectiva, excepto de las de las víctimas. En fechas recientes se reabren en casos que lejos de constituir una posibilidad de justicia parecen derramar limón en las heridas. La coincidencia de los tiempos electorales y con una creciente oleada de violencia que alcanza su fin pueden terminar por enrarecer el clima político que se vive en la entidad.
El Primer Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito federal resolvió que la investigación del caso Ayotzinapa no fue efectiva, independiente, ni imparcial por parte de la Procuraduría General de la República (PGR), por lo que ordenó reponer la investigación, crear una Comisión de la Verdad e investigar indicios de tortura contra algunos de los detenidos.
De no hacerlo, según el tribunal, el juzgado a cargo del proceso deberá dar por ciertos los testimonios de los presuntos sicarios de Guerreros Unidos y concluir que, efectivamente fueron torturados, lo que implicaría la cancelación de sus confesiones como pruebas en el juicio.
La medida estaría implicando que Miguel Ángel Landa Bahena, “El Chequel”, “Duba” o “Duvalín”, uno de los presuntos colaboradores cercanos de Gildardo López Astudillo, “El Gil”, acusado de ordenar la captura, asesinato e incineración de los 43 normalistas, la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, podrían quedar en libertad.
Otro es el hecho de que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), instruyó a la Procuraduría General de la República (PGR) asumir su competencia y pronunciarse sobre los documentos en su poder relacionados con el asesinato de Arturo Hernández Cardona, defensor de Derechos Humanos en Guerrero.

Aunque estos casos se perciben aislados, se trata de hechos que en momentos distintos ocurrieron en Iguala y hay factores comunes: los dos ocurrieron durante el mandato municipal de José Luis Abarca y en los dos existen huellas de la intervención de carteles del narcotráfico.
En 2013, como resultado de las diferencias que sostuvo con José Luis Abarca Velázquez, entonces alcalde de Iguala, y varios miembros de su comuna, Hernández Cardona afirmó haber sido objeto de amenazas y el hostigamiento por lo cual presentó una denuncia de hechos ante el MP.
El 30 de mayo de 2013 después de realizar una marcha en calles de Iguala, siete de los principales líderes de la Unidad Popular de Iguala, fueron levantados y desaparecidos por un grupo armado que los interceptó en el camino cuando iban en la camioneta de Hernández Cardona y el 3 de junio fueron hallados ejecutados a balazos los cuerpos de Ángel Román Ramírez, Rafael Banderas Román y el de su dirigente Arturo Hernández Cardona. A la fecha se desconoce el paradero de los otros dirigentes que formaban parte de la UP.
En su momento, existieron de versiones de que los hechos en contra de la UP fueron la “antesala” de los ataques y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa ocurridos el 26 y 27 de septiembre de 2014.
Junto al cuerpo de Hernández Cardona fue dejado un mensaje, en una cartulina color naranja fluorescente en el que se escribió: “BASURA ATTE. La GARRA DE GRO”, seguido de una firma: “LEONOR NAVA LOS ROJOS”.
Los tres cuerpos localizados tenían vendados los ojos, amordazados y con múltiples huellas de tortura.

El lunes 3 de junio de 2013, Integrantes del Frente de Unidad Popular marcharon por el centro de la ciudad y apedrean la alcaldía; los trabajadores ya habían sido evacuados. Vandalizaron las instalaciones municipales y realizaron pintas con tinta negra y roja, en las cuales acusaron a José Luis Abarca, presidente municipal en esa fecha, de haber ordenado el levantón de ocho de sus compañeros: su líder Arturo Hernández Cardona, además de Rafael Banderas Román, Ángel Román Ramírez, Héctor Arroyo Delgado, Gregorio Dante Cervantes, Efraín Amates Luna, Nicolás Mendoza Villa y Jimmy Castro.
Ese contingente de la UP fue acompañado por militantes del Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero (Fodeg), incluido su líder Bertoldo Martínez Cruz y un grupo de estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa.
Las versiones de entonces indicaron que Martínez Cruz recibió una llamada telefónica. Una parte de la conversión sostenida fue así:
—Yo ya me voy a la chingada de Iguala, porque me van a matar…
Delgado a Oye, ¿dime quiénes fueron los otros dos compañeros que asesinaron? —preguntó el líder de la Fodeg.
—Este, cómo se llama… Ángel Román Ramírez. Y Rafael. Rafael Balderas Román.
—¿Cómo los mataron: a balazos, a golpes o qué?
—Al ingeniero (Arturo Hernández Cardona) lo chingaron desde el viernes, luego el sábado mataron a golpes a (Rafael) Balderas y hoy en la mañana que nos escapamos perdió la vida Ángel Román Ramírez. Nosotros de puro milagro estamos vivos y yo ya me voy a la chingada de Iguala, porque me van a matar. Luego nos vemos por ahí… —y concluyó la llamada su interlocutor, según dijo entonces, fue Héctor Arroyo Delgado y los jóvenes de Ayotzinapa quienes arremetieron con mayor furia contra las instalaciones del ayuntamiento.

El 21 de mayo ese 2013, los normalistas ya se habían manifestado en el edificio de la presidencia municipal de Iguala en favor de Hernández Cardona de la misma manera violenta.
El 25 de junio Nicolás Mendoza Villa, uno de los miembros de la FUP que logró escapar, y quien era chofer de Arturo Hernández Cardona, rindió su testimonio en la notaría 47 del Distrito Federal, ante Alfredo Miguel Morán Miguel.
El 12 de marzo de 2014 ratificó y amplió su declaración ante el ministerio público del Fueron Común con la averiguación previa HID/SC/010758/2013:
Yo vi que el alcalde José Luis Abarca asesinó al dirigente de la FUP, Arturo Hernández Cardona, además de que ordenó la muerte de Félix Rafael Balderas Román y Ángel Román Ramírez, e instruyó para que fueran torturados otros miembros de Unidad Popular.
También aseguró —dejó asentado en el acta—que el 29 de mayo de 2013 el alcalde amenazó a Hernández Cardona en las oficinas del ayuntamiento de Iguala frente a siete miembros del FUP, Sofía Mendoza Martínez, regidora entonces y esposa del asesinado, así como síndicos, regidores y dos representantes del gobierno estatal.
Hernández Cardona fue miembro de la corriente Izquierda Democrática Nacional en el interior del Partido de la Revolución Democrática.
El 26 y 27 de septiembre de 2014 ocurrieron los hechos de la noche de Iguala en que los normalistas, según la versión de entonces, quedaron envueltos en la pugna de los carteles Los Rojos-Guerreros Unidos.
Todo indica que ambos casos serán reabiertos.



