A cincuenta años de ocurridos los hechos conocidos­­ como Movimiento Estudiantil (de México) de 1968, surgen, inevitablemente, diversas interpretaciones. El lector tendrá las suyas. Pero de acuerdo con la narración de los ocho artículos que he escrito sobre este tema a los 30 y a los 40 años* (entre algunas otras fuentes), lo primero que se viene a la mente es que la tragedia del miércoles 2 de octubre no fue todo el Movimiento ni mucho menos. Éste dio comienzo el 26 de julio. Además, en tales artículos sugiero, junto con otros, que el estallido de este Movimiento pudo haber sido calculado por quienes estaban interesados en imponer el caos antes y durante los XIX Juegos Olímpicos México 68.

Como reza el título, 1968 Los ejércitos de la noche**, bajo el cual se reúnen mis artículos, colijo que en el Movimiento Estudiantil de México hubo varios ejércitos. Se dio una batalla que pudo haber empezado en el gabinete mismo de la presidencia; o fuera de ella, por quienes se reconocían como sus enemigos.

No me parece que el gobierno de México haya sido tan ingenuo como para haber caído en una trampa. Pero así parece. Y si no era tan ingenuo, ¿dónde se originó esa trampa?

Lucha por el poder

“Todos los hombres aspiran al dominio y ninguno renunciaría a la opresión si pudiera ejercerla. Todos o casi todos están dispuestos a sacrificar los derechos de los demás por sus intereses”, dice Maurice Joly, en Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu. Si pensamos en el poder establecido, no es de extrañar, pero también lo podemos ubicar en el lado opuesto. Se puede dominar de varias maneras. No solo desde la fuerza evidente. A ésta, incluso, se la puede utilizar para hacer creer que uno es el reprimido, la víctima. Por eso es que un Carismático Líder, casi siempre desde la oposición, dirá que habla por boca del “pueblo”, pero en realidad lo hacen suyo ciertas muchedumbres, que, fanáticamente, le dan la fuerza para imponerse mutuamente y si los reprimen, mucho mejor, comprueban con ello que tienen la razón cuasi divina. El Carismático Líder puede imponerse sin utilizar un ejército reglamentario, sino otra clase de ejército: la muchedumbre que se le entrega, cautivada por el sonido de su flauta. La mejor ilustración de esto son los jovencitos de la salvaje Revolución Cultural dirigida por Mao Tse Tung contra sus enemigos en el siglo pasado.

Una conclusión: Se puede atacar desde la intriga, tanto fuera como dentro del poder: la parte minoritaria y oculta puede atacar al poder aun con ferocidad.

En 1968, a mí, un adolescente, pero con dudas sobre la farsa política, percibí que el Movimiento Estudiantil, sobre todo sus pasajes más tenebrosos, como el 2 de octubre, fue resultado de una lucha entre el gobierno establecido y el grupo que se le oponía para ocupar su lugar, que no eran, exactamente, los estudiantes huelguistas. Pasados cincuenta años, sigo considerando que, probablemente, ese levantamiento se ideó dentro del propio gabinete del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

También pudo haberse calculado, fuera del gobierno, una fuerte represión contra los estudiantes —por parte de éste, que debía estar desesperado por la inminencia de los XIX Juegos Olímpicos—, para que todo el país reaccionara en su contra.  Todo a una carta.

En un lado o en el otro, en 1968, pudieron haberse adoptado los juicios de Maquiavelo, en palabras de Maurice Joly: “El objeto único, invariable, de mis confidencias públicas será el bienestar del pueblo. Hable yo, o haga hablar a mis ministros o escritores, el tema de la grandeza del país, de su prosperidad, de la majestad de su misión y su destino nunca quedará agotado…”.

Más adelante dice algo muy interesante para nuestros días: “Los pueblos de Occidente gustan del estilo oriental; de modo que el estilo de todos los discursos oficiales, de todos los manifiestos oficiales estará cargado de imágenes, siempre pomposo, elevado y resplandeciente.” Tomen nota: “Como el pueblo no ama a los gobiernos ateos, en mis comunicados al público no dejaré nunca de poner mis actos bajo la protección de Dios, asociando con habilidad, mi propio sino al del país”.

Imagen tomada desde el poniente de la Plaza de las Tres Culturas, al momento del inicio de la balacera.

Movimiento libertario

El Carismático Líder, por más tartamudo y decrépito que parezca (no es el retrato de nadie, solo hablo de un caso hipotético, extremo, para su análisis), se siente a sí mismo, y así lo toman sus fanáticos, como la encarnación del pueblo y del país —y de Dios, si fuere necesario—. De este modo, es posible emprender cualquier acto demencial, en contra de quien fuera, porque el bienestar del pueblo y la Patria (que son ellos) así lo exige. ∫

La parte más sincera, espontánea, sin banderas, de los jóvenes y adolescentes de este Movimiento Estudiantil, fue, repito, libertaria. Por eso no creo­­­­ que sea el antecedente de ninguna oposición actual al poder presidencial de esta nación.

*A los 40 años, Siempre!, La Cultura en México, 2868 1/10/, 2884 24/06/ y 2885 28/09/2008 y 2868 1/06/2008; otro: Siempre!, La Sombra en el Muro, 3095 7/10/2012. Los otros tres en El Día, 2 y (El Gallo Ilustrado) 4/10/1998.

**1968. Los ejércitos de la noche, de Humberto Guzmán. Libros del Conde 6. Se podrá encontrar en librerías de EDUCAL o dirigirse a humguzman@gmail.com