A la memoria de Fela Fábregas, otra gran mujer de teatro

El 10 de mayo, a la edad de 87 años, falleció la emblemática empresaria teatral mexicana Fela Fábregas, esposa y compañera del primer actor y empresario del ramo Manolo Fábregas (1921-1996). En 2010, apareció el libro Virginia Fábregas. Actriz, pilar del teatro en México, cuyos autores fueron Luis Reyes de la Maza y la propia Fela. Mario Saavedra entrevistó en junio de ese año a Fela con motivo de la edición del libro, cuya publicación estuvo a cargo de la Editorial Azabache. Como parte de un reconocimiento a la obra de doña Fela, reproducimos una parte de esa entrevista. Título y subtítulos, de la Redacción.

La productora teatral Fela Fábregas habla de Virginia Fábregas. Pilar del teatro en México, hermoso libro de arte e historia que recuerda a una mujer, actriz y empresaria admirable, Virginia Fábregas (Yautepec, Morelos, 1872-Ciudad de México, 1950), origen de una dinastía escénica que se inscribe con letras de oro en el curso de nuestro quehacer teatral.

Hermosísimo libro en torno a uno de los más grandes personajes del teatro mexicano, la iconografía y el diseño le confieren un sello artístico inmejorable para recordar y homenajear a una diva de tamaña envergadura. ¿Fue difícil acceder a tan importante colección de fotografías e imágenes valiosas y de qué archivos?

Muchas eran de las que trajo mi marido a casa cuando ella falleció [1950]; nosotros nos casamos al año siguiente de que ella muriera. Dejó baúles y cajas con recuerdos, ropa, fotos, cartas, facturas…, y pues todo eso yo lo tuve, lo fui depurando, dándole orden.  Y confieso que no tenía para mí en aquel momento la importancia que ahora le veo. Te estoy hablando de hace sesenta años. Hubiera querido guardar muchas más cosas, pues de las más me despegué con el consentimiento de Manolo… Después de muerto Manolo, todo mundo me preguntaba que por qué no hacía yo su biografía; ¿y por qué no hacer antes la de doña Virginia, si soy el último eslabón de quienes la conocieron? No era cosa de conseguir patrocinio, que me hubiera gustado, desde luego, porque me hubiera facilitado las cosas; pero me acerqué a dos o tres lugares y no les interesó. Lo que menos pueden hacer es patrocinar libros; parece una misión contraria a la necesidad que tenemos en México de sacar a nuestros héroes, de buscar nuestras raíces. Y ya está totalmente pagado, y estoy muy contenta de haberlo hecho.

Doña Virginia: mujer de su época.

Ser humano de carne y hueso

Me parece que el libro consigue mostrar de cuerpo entero a Virginia Fábregas, como personaje público pero también como ser humano. ¿Existió algún criterio para establecer este retrato tan descriptivo como entrañable?

Había  que humanizarlo, con sus errores y aciertos, producto de una época, de finales del siglo antepasado. Ella tenía 29 años cuando acabó el siglo, y para entonces se enfrentó a ser madre soltera, y aunque se trataba de una mujer valiente, tuvo que organizar todo para irse a Cuba por unos meses para tener a su hijo fuera de México y así “evitarle la vergüenza a la familia”. Y se va para a La Habana por unos meses, y se queda más de tres años, para regresar a México con un niño ya caminando. Un ser humano de carne y hueso, en el libro figuran su gran amor, primero, por el padre de mi suegro Manuel Sánchez Navarro, y más tarde por Francisco Cardona, con quien se casó y duraron muchos años felices, pero el matrimonio se vino abajo porque desgraciadamente él sufría de alcoholismo…

Con toda clase altibajos, Virginia Fábregas llenaba los teatros, los llenaba y los vaciaba, los vaciaba y los llenaba, y las malas épocas de la Revolución terminaron por quitarle aquel maravilloso teatro que está retratado en el libro, una belleza; había que ser un criminal para echar ese teatro, pero desgraciadamente lo tiraron. A la gente le impresiona saber que ella también tuvo que pedirle subvención a varios presidentes, pues porque era así, y no era humillante, era un derecho, como lo tiene cualquiera el día de hoy.

Teatro muy familiar

Pilar indiscutible de nuestro espectro escénico, ¿desde la perspectiva de Fela Fábregas cuáles serían los atributos singulares que hicieron de Virginia Fábregas el gran icono que es, a diferencia de María Conesa o María Tereza Montoya, por ejemplo?

Hizo un estilo de teatro muy familiar, hasta el día que trató de hacer otro un poquito más picante (ahora mismo, este hecho sólo sería motivo de risa) y hasta el cura protestó. Se trata de una mujer a quien debemos ver las demás mujeres con admiración (y los hombres también, por supuesto), como un modelo, como un ejemplo a seguir. A mí ella me inspira, pues cuando tengo una meta por delante, la recuerdo. Por la época, era mal vista como actriz y como empresaria, y sin embargo terminó por lograr el respeto de todo el mundo.

¿Qué rasgos la definían en escena?

Era una presencia muy fuerte. Tenía una voz cristalina hermosa; cuando la vi actuar, fue lo que más me impresionó. Con una gran personalidad, recuerdo que las primeras veces que fui a su casa me temblaban las rodillas. Como la gente de más para acá veía a María Félix, como una catedral, como un monumento, como algo inalcanzable, así veían a Virginia Fábregas incluso los actores, los actores de su compañía.

Fela, también mujer de teatro. Mujer, actriz y empresaria admirable.

Orgullo para los chicos de hoy

Conozco a la familia desde hace muchos años y siempre he admirado su inquebrantable vocación teatral, su capacidad tanto de trabajo como creativa. ¿En qué ha contribuido esta dinastía a mantener vivos primero el nombre de Virginia Fábregas y luego el de Manolo Fábregas, abuela y nieto con un peso específico en el quehacer teatral del siglo XX?

Ese ejemplo había que intentar seguirlo, ¿no? El marido de doña Virginia tenía una frase que bien la definía como empresaria: “¡Hágase lo que se debe, aunque se deba lo que se haga” Y mi propio marido acuñó esa frase como ejemplo, y lo hacía. Creo que es un honor, una bendición, un orgullo, poder venir de un ancestro así.

Ustedes tienen una escuela que ya ha formado muchas generaciones de teatristas. ¿A 137 años de su nacimiento y a casi 60 de su muerte, cómo perciben esas nuevas generaciones a una figura puntal de nuestro teatro como Virginia Fábregas?

La perciben con veneración; los chicos están orgullosos de estar en una escuela que se llame así. Les llena de orgullo saber que es la única actriz de teatro que está en la Rotonda, que fue la segunda mujer en entrar a ella, después de Ángela Peralta, y después ella, de doña Virginia, Rosario Castellanos, y más recientemente Dolores del Río. Pero, de teatro, teatro, es la única. Esta gran personalidad, esta gran mujer, fue Virginia Fábregas. Actriz, pilar del teatro en México…