No hubo oportunidad para que la opción de gobierno de los presuntos “antisistema” en Italia, ejerciera su derecho ganado en las urnas. El presidente de la República Sergio Mattarella, vetó el nombramiento de un “euroescéptico” a la cartera de economía y con ello provocó una crisis institucional de Estado. Ahora, a la espera de un gobierno tecnócrata de transición o nuevas elecciones. Silvio Berlusconi debe estar frotándose las manos.

Después de tres semanas de intensas negociaciones entre el Movimiento 5Estrellas (M5E) y la Liga, las dos fuerzas políticas que ganaron la mayoría de votos en las pasadas elecciones de marzo, y después de que estas dos opciones tan distantes en el espectro político lograran pactar un “contrato” de gobierno, la opción se vino abajo con el veto al economista Paolo Savona (81 años), por sus conocidas posiciones económicas a favor de abandonar la moneda única y en contra del control alemán.

Mattarella justificó el rechazo ante “la incertidumbre de nuestra posición en el euro”, la alarma que se ha generado en “los inversores italianos y extranjeros” el aumento de la “prima de riesgo”, etcétera, etcétera. Las dos agrupaciones se negaron a “cambiar” a su candidato económico y entonces el candidato a primer Ministro, Giuseppe Conte, renunció a la opción de formar gobierno.

Para los grillini, como se les conoce a los del M5E, la actuación de Mattarela es “un golpe de Estado”, por lo que su líder, Luigi Di Maio, dijo que buscarían llevar a “juicio” a Mattarella. En el otro extremo, Matteo Salvini, de la ultraderechista la Liga, aseguró que si hay oportunidad de formar gobierno otra vez, propondrá nuevamente a Savona y, como si ya estuviera en campaña, arengó: “no seremos nunca más siervos de los alemanes o los franceses”.

En realidad, con la decisión de Mattarella, se abre de nuevo una fase de preparación de elecciones, ya que, aunque el presidente italiano encargó al economista y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), Carlo Cotarelli (64) formar un gobierno neutral (tecnócrata) que apruebe los presupuestos y encauce la situación a nuevas elecciones el próximo año, lo más probable es que la mayoría en el parlamento y el senado con la que cuentan los grillini y La Ligue, lo rechace y entonces las elecciones se llevarían a cabo en agosto.

Sea como sea, es evidente que la crisis seguirá y ahora quedó claro que para el poder económico no hay opción fuera de la Unión Europea. El escenario político se sacude y de nuevo las fuerzas políticas italianas se enfrascaran en una lucha que, según las encuestas, poco cambiarían. Lo paradójico del asunto es que la crisis podría regresar a Berlusconi a la contienda.