Los resultados de la elección del 1 de julio sientan precedentes, pues nunca en la historia moderna de México un candidato presidencial había ganado por el 52.96 por ciento de los votos como lo hizo Andrés Manuel López Obrador, quien no sólo ganó la presidencia, sino también la mayoría en ambas cámaras del Congreso, por lo que muchos se preguntan hasta dónde podrá el tabasqueño cambiar radicalmente el país.

Al hablar sobre una posible mayoría absoluta de Morena en ambas cámaras, Miguel Ángel Eraña Sánchez, investigador de la Universidad Iberoamericana destaca que no hay de qué preocuparse, pues la Constitución tiene previstas cláusulas de control a las cuales se deben someter cualquier partido y coaliciones, por lo que “Morena deberá realizar un ejercicio necesario de negociación política en el que cuide las alianzas a través de un tejido político a fin de mantener la gobernabilidad  parlamentaria”.

En primer lugar —comenta—, en el artículo 54 fracción IV se establece que ningún partido político puede contar con más de 300 diputados por los principios de mayoría relativa y de representación proporcional, además de que la fracción V indica que en ningún caso un partido político podrá contar con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación nacional emitida

“De tal manera que pese a que Morena se haya beneficiado de muchos escaños de mayoría relativa, el artículo 54 puede ser una limitante para que por sí mismo alcance la mayoría absoluta en la Cámara; es decir, que alcance la mitad más uno de las curules, pues le van a faltar quizá cerca de 10 diputados para ser una mayoría absoluta”.

El constitucionalista asegura que lo que se impide con estas fracciones de la Constitución es que ningún partido pueda modificar nada, ni siquiera tomar la decisión de elegir la mesa directiva, determinar los turnos de la presidencia de la junta, configurar las comisiones pues todo deberá pasar por lo menos por un acuerdo con sus aliados y no se diga con los otros grupos parlamentarios.

Por otra parte —dice— ningún partido, ni partidos aliados en coaliciones van a tener lo que se requiere en Cámara de Diputados para aprobar reformas constitucionales, “en diputados se requieren 334 votos para aprobar una reforma a la Constitución; es decir, dos terceras partes de los votos que sería la mayoría calificada diputados que voten a favor, mientras que en el Senado se requieren de al menos 86 senadores lo que está imposible pues no lo logra ningún partido ni ninguna coalición”.

Reconfiguración del Congreso

“Por lo que se puede decir que es un freno automático, pues para proceder a reconformar las reglas del juego constitucional siempre deberá necesitarse no sólo a las coaliciones, sino también a los integrantes de otros grupos parlamentarios que hayan sido adversarios directos en la contienda electoral del 1 de julio. Lo que hace que sea un buen mecanismo para proteger la estabilidad constitucional”.

Tras descartar la idea de que López Obrador pueda caer en la tentación del autoritarismo, Eraña Sánchez afirma que hay que recordar que él mismo ofreció garantizar un estatuto democrático para el país, por lo que se le debe dar el beneficio de la duda, además —asevera— que cuando fue jefe de Gobierno de la capital tuvo la oportunidad de trabajar con mayorías absolutas en la Asamblea Legislativa y sin ellas y sin embargo, no se convirtió en ningún dictador.

Afirma que por el momento es muy complicado saber realmente lo que López Obrador quiera modificar en la Constitución, pues hasta ahora no se conoce su proyecto de ruta legislativa a seguir, aunque afirma no sería negativo que planteara algunas reformas a la Carta Magna, “las cuales deberán ser parte de la discusión y liberación pública, así como de las fuerzas parlamentarias”.

Incluso —señala— lo que tiene que ver con la revocación de mandato, aunque recuerda que eso ya está previsto en la Constitución, a través de lo que se conoce como consulta popular, que encuentra regulada y tiene una ley reglamentaria, “en este caso no necesita ni siquiera reformar la Constitución aunque es más recomendable hacerlo, esta modificación no implica, como dicen muchos, que al hacerlo pueda prolongar su gobierno más allá de 6 años”.

De acuerdo con el también autor de diversos libros y especialista en derecho parlamentario, esta nueva reconfiguración del Congreso es un oportunidad para que las nuevas mayorías construidas el 1 de julio, tanto en la presidencia como en ambas cámaras, lleven a cabo un ejercicio democrático y ejerzan su responsabilidad en torno a los derechos humanos, autocontrol de gestión y la aceptación de los mecanismos de fiscalización por parte de la oposición.

Aunque señala que hasta no tener los cómputos finales y la asignación de diputados de representación proporcional y de senadores, lo cual no será tan pronto, no se puede hacer ninguna afirmación pues explica que aunque se cuenta con los resultados preliminares, los cuales son legales pues están previstos en la Ley General de Procedimientos e Instituciones Electorales, en realidad solo son indicadores para hacer estimaciones.

Dice que aunque se pueden expedir las constancias de los 300 diputados de mayoría relativa, la asignación de diputados y senadores de representación proporcional aún va a tardar pues aún no se cuenta con la votación nacional efectiva en la cual se descuentan votos anulados, votos en blanco, votos que no expresaron a voluntad de nada, “es a partir de contar con esa votación nacional efectiva, cuando se le asigna a cada partido un porcentaje real de votos con base a dicha votación”.

Qué se puede saber con el PREP

El investigador indica que los números del PREP sólo nos ayudan a tener una idea sobre algunas cosas, la primera es que Morena fue el partido con el mayor número de distritos uninominales ganados. La segunda que existen casos evidentes de pérdida escaños de algunos partidos.

El caso más significativo es el del PRI que luego de haber tenido la mayoría con 204 escaños en la legislatura pasada, ahora es muy claro que por el tipo de votación caerá estrepitosamente, pues no llegará a conseguir ni los 50 escaños.

Además —comenta— que también se puede observar que al menos dos partidos nacionales como son Nueva Alianza y el Partido Encuentro Social no alcanzarán escaños en la repartición de curules de representación proporcional, ni en el Senado ni en Diputados, por lo que será la primer legislatura desde 1997 que tendrá el menor número de partidos con derecho a la asignación de diputados y senadores de representación proporcional.

Sin embargo, advierte que tanto el PES como el Panal contarán con diputados y senadores de mayoría relativa gracias a los acuerdos que formularon con sus respectivas coaliciones, en el caso del PES con Morena y el Panal con el PRI, por lo que podrán tener derecho a la formación de grupos parlamentarios, pues en ambas Cámaras únicamente se precisa de 5 integrantes para formarlos, “tendremos 9 partidos con representación y grupos parlamentarios pero solo 7 con el derecho a la asignación de diputados de representación proporcional”.

 

Protección de las minorías

Eraña Sánchez considera que es necesario proteger a las minorías que no ganaron en las elecciones pues es algo que se les ha negado permanentemente al no haber una distinción de tipologías de leyes como existe en otros países como: Alemania, Italia, España y Francia, en los que hay una distinción de leyes ordinarias que se aprueban con una mayoría simple sin importar que tipo de gobierno tengan ya sea de izquierda o de derecha.

“De esa manera se le da libertad al partido que gobierna para que pueda reconfigurar las normas de acuerdo con el  programa político que ganó en las urnas y que de esa manera pueda trabajar, pues de otra manera para qué quieren un Congreso paralizado, con leyes anquilosadas que son prolongación de un consenso constitucional”.

Aclara que este tipo de procesamiento parlamentario únicamente debe ser para leyes ordinarias y no para leyes orgánicas o constitucionales que tienen una mayor importancia y por lo tanto para su modificación requieren de una mayoría absoluta, lo que hace que se conviertan en leyes sobreprotegidas.

Por ejemplo —considera— que esto debería de suceder en nuestro país con la ley de amparo pues “actualmente se puede modificar con una mayoría simple y convertirla en una ley más laxa, desprotectora, tecnificada y por lo tanto menos garantista, a la hora que quieran”.

“Esto se podría evitar si hubiera leyes constitucionales que prolonguen de alguna manera el consenso constitucional con mayorías absolutas de los miembros de las cámaras y no de los presentes como lo tenemos erróneamente en el modelo mexicano”, indica.

El catedrático asegura que este tipo de procedimientos legislativos no existen en nuestro país en buena por parte por culpa de las cúpulas del PRI y el PAN que “escamotearon en su momento a las minorías. Por eso digo que la mayoría de un momento determinado no puede escamotear los derechos de las minorías porque a la vuelta del péndulo democrático pueden quedar en el otro lugar, exactamente lo que sucedió en esta elección, en la que luego de haber tenido un superávit de arrogancia y un déficit de contribución a un estatuto democrático, ahora van a empezar a padecer”.

Por ello dice que es necesario que ahora los partidos que lograron una mayoría la asuman con mesura y responsabilidad y que incluso piensen en la posibilidad de conceder lo que tanto batallaron cuando fueron minorías.

Al hablar sobre si el Congreso seguirá siendo un contrapeso para el próximo presidente, el especialista en derechos de la oposición dice que esa debe de seguir siendo la idea, pues no hay un peor gobierno en México o en cualquier parte del mundo que el que tenga un control debilitado de la oposición, porque entonces tenderá a cometer errores ante el silencio, la omisión o la falta de instrumentos de control de la oposición y sin una autorrestricción.

Qué se debe modificar

Para Eraña Sánchez, una de las cosas que se deben pensar en modificar y que anteriormente ya lo había pedido es la posibilidad de la abrogación de la reforma política de 10 de febrero de 2014 que instauró el gobierno de coalición, pues únicamente tiene la finalidad colapsar el sistema de división de poderes, pues entre sus facultades “puede de manera abusiva achicar este sexenio, pues de acuerdo con la reforma no será de 6 años exactos sino de 5 años 10 meses, pues empezará el 1 de diciembre y acabará el 30 de septiembre de 2024”.

“El Congreso debe pensar en la posibilidad de abrogación de esa reforma por los contenido altamente lesivos para el sistema democrático y por la irreflexión evidente de pretender de que se va a dar un sistema semipresidencial a partir de una suerte de configuración abusiva de competencias del Congreso y sus Cámaras en dónde pretenden ganar el gobierno ejecutivo en las Cámaras, dándole vuelta a lo que el ejercicio democrático mandato en las elecciones presidenciales”.

Recuerda que el Congreso tiene la función de fiscalización de información de aprobación del consejo al ejecutivo, pero de ninguna manera de ejercer el gobierno ejecutivo, “eso es lo que pretende esta reforma es por eso que debería plantearse su abrogación como una de las principales iniciativas del presidente”.