Pensar que el tema de la seguridad pública se arregla únicamente desde el lado de las corporaciones, ya sean militares o de policía, es un error, pues se trata de un problema mucho más complejo que requiere de una estrategia de seguridad, asegura a Siempre! Ximena Medellín Urquiaga, investigadora de la División de Estudios Jurídicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas, quien considera que al menos por lo que se ha anunciado hasta el momento, el diagnóstico que tiene el próximo gobierno es muy superficial.

“Lo principal es que la próxima administración entregue una visión mas clara de cuál es su perspectiva integral, que nos dé un plan de seguridad pública, una estrategia o modelo a seguir, pues solo han hecho anuncios aislados, lo que hace que no haya una claridad ni se pueda saber si los cambios que pretenden hacer serán los más adecuados o puedan agravar la situación, sobre todo cuando transformar estructuras por transformar no tiene mayor resultado”.

En ese sentido —dice— debería de haber una exigencia más clara por parte del Congreso para que el Ejecutivo plantee una estrategia de seguridad, pues “sabemos que en el Senado y en la Cámara de Diputados se han plateando iniciativas, pero al mismo tiempo siguen siendo soluciones aisladas para una problemática más compleja o integral”.

Explica que, por ejemplo, el hecho de conocer en concreto el modelo de seguridad que se va a implementar ayudaría a entender el porqué de muchas decisiones, como es no solo el hecho de que las fuerzas armadas vayan a continuar por un tiempo adicional en tareas de seguridad, sino también la manera en que van a actuar en diferentes cuestiones como el fortalecimiento de los cuerpos policiales; o bien, cómo va a operar el siguiente gobierno en otros ámbitos del desarrollo social a fin de fortalecer las estructuras sociales, que son parte de la protección y de los mecanismos de resiliencia necesarios para que la sociedad enfrente los procesos delictivos.

Ximena Medellín advierte que, aunque es importante contar con medidas legislativas, como todas estas iniciativas que se presentan en el Congreso, sobre todo cuando la ley de seguridad interior tiene muchas dimensiones y una de ellas es establecer las bases legales, al mismo tiempo existen otros componentes preocupantes y que no se resuelven con modificar alguna norma de la ley.

Por eso dice que es muy importante que haya más diálogo entre la administración entrante y el Congreso, “no podemos tener al Congreso yendo en un camino y al presidente en otro, los diálogos tienen que ser entre ambas partes, las cuales deben escuchar y plantear salidas o posibilidades que satisfagan. No podemos regresar a un modelo en el que la administración dice y el Congreso hace”.

Sin planteamientos serios

Al hablar sobre la posible abrogación de la Ley de Seguridad Interior, como lo plantea la iniciativa presentada por el senador sin partido Emilio Álvarez Icaza, y que fue apoyada por Morena, PAN, PT y MC, la investigadora del CIDE aclara que hay que tener en claro que el hecho de quitar únicamente la ley sin tener un plan o estrategia a seguir también es muy problemático.

“En especial cuando, por ejemplo, no se tiene claro qué se va a hacer con el retiro de las fuerzas armadas de seguridad pública, cuál será la estrategia para el fortalecimiento real de las corporaciones de policías. El problema es que sigamos discutiendo el modelo de seguridad sin que el Ejecutivo ponga sobre la mesa planteamientos serios, pues entonces solo es patear el balón para adelante”.

En caso del anuncio de que las fuerzas armadas seguirán en las calles, que va en contra de lo que se dijo en campaña, considera que aunque es entendible que no existen las condiciones para hacerlo, el simple hecho de decir que no es el momento pareciera que están rechazando su obligación de empezar a construir un modelo que sea el adecuado.

Además de que se podría convertir en una amenaza en contra de otras ideas que se están planteando, como lo que se está haciendo desde los foros de pacificación, “no se puede pensar en un proceso de búsqueda de la verdad, de justicia, de reparaciones, si no se está abordando otro punto fundamental, como el origen de los procesos de violencia y victimización”.

Riesgos de no tener diagnóstico

Ximena Medellín asevera que el riesgo de no tener un diagnóstico claro del modelo a seguir en esta materia es que, más allá de que haya una continuidad, sería agravar aún más el escenario de violencia y de victimización que nos ha llevado a una verdadera crisis, “es seguir apuntalando un paradigma social e institucional de violencia”.

“Estamos en peligro de llegar a un punto en el que el regreso sea mucho mas complicado, sobre todo cuando la presencia de las fuerzas armadas en tareas de seguridad es uno de los síntomas de algo mucho mas complejo que está generando una transformación en las dinámicas sociales e institucionales que ha dejado consecuencias que cada vez se arraigan más, sobre todo cuando tenemos prácticamente dos generaciones que han vivido en el mismo paradigma de violencia, que son individuos que no conocen otra realidad en México y que ante su realidad han tenido que transformar la manera en que se relacionan en sus dinámicas mas sencillas”.

Explica que no solo es que haya un enorme escenario con la presencia de grupos criminales organizados y de las fuerzas armadas en las calles, sino que se ha dado un incremento claro en todo lo que son amenazas, extorsiones, violencia, riñas entre vecinos, lo cual es un proceso de violencia a gran escala que va permeando en las relaciones mas individuales o cercanas, “ante esa realidad debemos preguntarnos si todo esto tiene que ver con los modelos en los que se ha ejercido el poder público”.

La especialista en temas de seguridad reitera que por eso es urgente que el próximo presidente plantee un plan de regreso de las fuerzas armadas a los cuarteles, el cual podrá tener etapas bien establecidas en un plan que vaya de la mano de un verdadero cambio del paradigma de seguridad.

“Otro riesgo sería regresar las fuerzas armadas a los cuarteles, al tiempo que se equipa y capacita a los cuerpos de policía con una perspectiva militar, pues aunque digan que ya tenemos policías, el modelo de seguridad seguirá siendo el mismo”.

 

El ABC en seguridad

Al dar los pasos que se tienen que seguir en materia de seguridad, Ximena Medellín reitera que en primer lugar se debe de dar un diálogo en torno a estos temas a fin de que haya un diagnostico más claro en el que participen diversas voces y no solo sea una perspectiva unilateral.

Así como un plan mucho mas claro, en el que hay metas a corto, mediano y largo plazo, pues se sabe que cualquier transformación no se da de un día para otro, pues eso tampoco genera una buena política pública, “deben ser planes que se vayan ajustando conforme se va debatiendo, pero que detrás tengan una ruta específica que sea del conocimiento tanto de las instituciones como de la sociedad”.

“En ese sentido debe de haber una participación mucho mas clara del Congreso, pues no solo deben pensar en legislar al vapor o abrogar cosas que se hicieron en la legislatura pasada, sino deben actuar como un contrapeso institucional del diálogo público que escuche y responda para convertirse en una voz o institución mediante la cual la sociedad tenga un canal para hablar con el Ejecutivo”.

Indica que como ya se ha dicho en diversas ocasiones debe haber un fortalecimiento integral de los cuerpos de policía pues no se puede recargar el peso únicamente en las personas, en los miembros individuales de la policía, cuando es de conocimiento público que no cuentan con las condiciones de ejercicio adecuadas, “ no tienen el equipo ni la preparación suficientes, los sueldos son bajísimos”.

“No podemos descansar todo el peso de una reforma policial a través de amenazarlos constantemente con exámenes de confianza, con revisiones institucionales, con procesos disciplinarios, sin que apuntalemos sus condiciones de ejercicio y reforcemos toda su institucionalidad, a fin de protegerlos a ellos pero también a nosotros mismos”.

Medellín Urquiaga indica que existen cuestiones importantes que tienen que ver con el marco normativo que se han dejado a un lado debido a que estamos concentrados en la generación de nuevas leyes, “son una serie de decisiones que han dejando más desprotegidos a los policías, al mismo tiempo que se les da más facultades. No es posible darles tantas facultades sin darles la fortaleza que requieren como corporación y como individuos”.

El problema —considera— es que en México se tiende a pensar que las soluciones son la aparición y la eliminación de normas, y no se entiende que las normas son únicamente un paso, una herramienta que debe ir acompañada de políticas públicas dentro de un plan claramente diseñado, pues de lo contrario no se va a llegar a ningún lado.