Para no repetir los errores del pasado o bien para reinstituir lo positivo de lo que la historia relata que funcionó bien, en beneficio del sistema democrático nacional, del federalismo electoral y, por ende, de la nación, cabe recordar el pasado, para la mejor programación de las instituciones del futuro, que en breve será el presente de mañana.
El sistema electoral federal, que estuvo vigente hasta antes de las reformas constitucionales de 2014 y de la nueva legislación electoral general, de naturaleza centralista, decretada y promulgada el mismo año, tuvo su origen en la Ley Electoral Federal publicada en el Diario Oficial de la Federación el 7 de enero de 1946, en la cual se estableció la existencia de una Comisión Federal de Vigilancia Electoral y un Consejo del Padrón Electoral, además de instituir una comisión local en cada entidad federativa y un comité distrital en cada distrito electoral federal.
El Consejo Electoral fue instituido como un órgano técnico, con autonomía administrativa, encargado de dividir la población y el territorio nacional en distritos electorales, además de elaborar el padrón y las listas de electores.
La Comisión de Vigilancia Electoral era presidida por el secretario de Gobernación e integrada con otro miembro del gabinete presidencial, con un senador, un diputado federal y dos representantes de los partidos políticos nacionales, designados por el común acuerdo de los dirigentes de todos los partidos registrados. Fungía como secretario de la comisión, con derecho a voz, pero no a voto, el decano de los notarios públicos del Distrito Federal. Las resoluciones se tomaban por mayoría de votos. El presidente tenía voto de calidad, para el caso de empate.
Con la Ley Electoral Federal de 1951 los mencionados órganos nacionales se convirtieron en Comisión Federal Electoral y Registro Nacional de Electores, denominación que conservaron hasta antes de la legislación de 1990. Con la ley de 1951 se limitó la representación del Ejecutivo solo al secretario de Gobernación, sin variar su calidad de presidente de la comisión, y aumentó a tres a los representantes de los partidos políticos; éstos, en la nueva Ley Electoral de 1973, alcanzaron la representación paritaria, uno por cada partido; además, con la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales de 1977, cada partido político con registro condicionado tuvo derecho a un representante ante la Comisión Federal, con derecho a voz, pero no a voto.
Sin embargo, en 1987, la representación partidista llegó a extremos inaceptables e injustificados en un régimen democrático; en el texto del nuevo Código Federal Electoral se substituyó la representación paritaria de los partidos por un sistema basado en la fuerza electoral de cada uno. Este Código dispuso que la Comisión Federal Electoral estaría integrada con el secretario de Gobernación, como presidente, un diputado y un senador, más un comisionado por cada partido que tuviera hasta 3 por ciento de la votación nacional efectiva y otro adicional si el partido obtenía más de 3 por ciento hasta el 6 por ciento de esa votación; además, se estableció que el partido que tuviera más del 6 por ciento de la VNE tendría derecho a tantos comisionados como múltiplos de 3 por ciento alcanzara su porcentaje de VNE, hasta llegar al límite de 16 comisionados, tomando como punto de referencia la anterior elección de diputados federales. En ese año la elección inmediata era la de 1985.
Por ende, para la preparación, organización, vigilancia y desarrollo de la elección de presidente de la república, senadores y diputados, en 1988, la CFE estuvo integrada con 16 comisionados del PRI, 12 comisionados de los denominados partidos de oposición, más el secretario de Gobernación, un diputado y un senador. Por disposición del mismo Código Electoral, a la Comisión Federal Electoral correspondía la función de garantizar el estricto cumplimiento de las disposiciones constitucionales y legales vigentes en materia electoral.