Gabrielle (Coco) Chanel (19 de agosto de 1883-10 de enero de 1971) decía que su vida no le gustaba, por eso se había creado una vida. Ésta como muchas frases suyas perdura al lado de los trajes sastres, el icónico vestido negro, los escandalosos collares de perlas y el aroma de su perfume número 5. El relato autobiográfico de tal como ella se veía a sí misma, más allá de la fama y los escándalos de espionaje lo contó en Suiza, en 1946, a su amigo Paul Morand, y él escribió el libro El aire de Chanel (Tusquets) con las memorias en primera persona de la mujer que en 1910 fundó una casa de modas y cambió la vida de las mujeres. Transcribo algunas líneas:

Esta noche no estoy en mi Puy-de-Dome natal sino en Saint-Mortiz, frente a la Bernina; no empiezo a contarles mi vida pasada en aquella negra casa donde, un día, fue recogida, sin entusiasmo ni calor, una niñita orgullosa y tímida, sino en un hotel iluminado, donde la gente rica se divierte y descanza. En cualquier caso, tanto en la Suiza de hoy como en la Auvernia de antaño, no he encontrado más que la soledad.

A los seis años ya estoy sola. Mi madre acaba de morir. Mi padre me deja, como una carga pesada, en casa de mis tías, y a continuación parte hacia América de la que ya no volverá nunca.

Huérfana… desde entonces esta palabra siempre me ha causado terror; todavía ahora no puedo ver a las niñas de un internado y oír decir “son huérfanas” sin que se me humedezcan los ojos. Ha pasado medio siglo, pero en medio del lujo y la alegría de los últimos bienaventurados de este mundo miserable, continúo sola, sola.

Más sola que nunca.

A la cabeza de estas primeras declaraciones destaco la palabra sola; no escribiré: Sola…, no quiero añadir puntos suspensivos tiñendo mi aislamiento de una melancolía que no es propia de mi temperamento; tampoco signos de exclamación: ¡Sola!, lo cual habría tenido inútilmente el aspecto de un desafío al mundo. Simplemente constato que he crecido, que he vivido y que envejezco sola.

La soledad ha formado mi carácter, que es malo, endurecido mi corazón, que es orgulloso, y mi cuerpo, que es resistente.

Mi vida es la historia —y a menudo el drama— de la mujer sola, de sus miserias, de su grandeza, de la lucha desigual y apasionada que tiene que llevar consigo misma, contra los hombres, contra las seducciones, las debilidades y los peligros que surgen por todas partes.

Sola, hoy entre el sol y la nieve… sin marido, sin hijos, sin nietos, sin todas esas ilusiones cautivadoras, sin todos esos espejismos que nos hacen creer que el mundo está habitado por otros iguales a nosotros, continúo trabajando y viviendo sola.

Novedades en la mesa

Para recordar a Elena Garro en el aniversario de su nacimiento (11 de diciembre), el lector puede acceder a ediciones cómodas de algunos de sus libros. El FCE, que ha editado las obras completas de la escritora, ofrece Novelas escogidas (1981-1998) con las novelas breves como “Busca mi esquela”, “Mi hermanita Magdalena” y “La casa junto al río”, y Teatro completo, con 16 piezas, entre ellas “Andarse por las ramas”, “Felipe Ángeles” y “Parada San Ángel”.