Entrevista a Guillermo Barba | Director de Top Money Report

 

La calificadora internacional Fitch Ratings anunció su decisión de bajar la calificación crediticia de Petróleos Mexicanos a escala internacional a BBB-, lo que significa que la empresa cuenta con una menor capacidad para pagar los intereses de su deuda, además de que la deja a un escalón del grado especulativo.

Sin embargo, de acuerdo con diversos analistas, la degradación de la petrolera no es resultado de los malos números que mantiene ante los errores del pasado, sino de la inviabilidad del proyecto de negocios y de la conformación de gobierno corporativo que ha planteado el presidente Andrés Manuel López Obrador para solucionar los problemas.

Aun cuando la primera respuesta del presidente López Obrador fue acusar a la calificadora de hipócrita y ser cómplice del saqueo en Pemex, posteriormente reculó y adelantó que se tomarán medidas extraordinarias de apoyo a Pemex, entre las que se incluye una reducción de su carga fiscal.

En torno al tema, Guillermo Barba, director del boletín Top Money Report, comenta a Siempre! que hay que tener presente que, de manera implícita, la deuda de la petrolera es deuda del país, pues el gobierno es el aval de pago de esa deuda, lo que quiere decir que cada vez que se le baje la calificación o que se endeude Pemex será en perjuicio de todos los mexicanos.

Por ello —asegura— es mejor que en lugar de que la empresa emita más deuda, la deuda de Pemex se fondee a través de la deuda del gobierno, “hay que recordar que la calificación del gobierno aún es mejor que la de Petróleos Mexicanos, además de que de cualquier manera nuestro país sigue siendo su aval”.

Explica que el hecho de que la agencia de calificación Fitch, además de degradar la nota crediticia de Pemex, la haya puesto en perspectiva negativa, quiere decir que no solo ve que las cosas no van bien, sino que prevé que irán mal a futuro, “mientras no haya un plan creíble sustentable a futuro que haga pensar que es viable la empresa la calificación de su deuda se va seguir degradando”.

Recuerda que, hasta el momento, no hay un plan para rescatarla, “por el contrario se le siguen extrayendo ingresos, cargando la mano en términos de impuestos, además de que continúa siendo la “caja chica” del gobierno pues, aunque ya no tenemos un presupuesto petrolizado, aún es una parte importante de los fondos públicos”.

 

 

Guillermo Barba, Director de Top Money Report

Guillermo Barba, Director de Top Money Report

Impacto de las calificadoras

Tras considerar que la calificación de la deuda de Pemex ya debería estar en el nivel de basura y la de la deuda del gobierno mexicano ser mas baja, ante las condiciones de quiebra técnica de la petrolera, Guillermo Barba señala que pese a que muchos quieren pensar que este tipo de opiniones no tienen importancia pues no afectan al país ni la vida cotidiana de las personas, en realidad sí generan un impacto fuerte.

“Más allá de una mera opinión como se llegó a decir, es una opinión que a todos los mexicanos nos cuesta pues, al encarecerse la deuda de Pemex, también se pagan miles de millones de dólares más de intereses a través de una mayor carga fiscal para todos los contribuyentes”.

Recuerda que justamente son los grandes capitales, las grandes firmas internacionales, los fondos de inversión, los que de una u otra manera van a dar los recursos para los grandes proyectos que tiene programados el presidente Andrés Manuel López Obrador, como son la refinería de Dos Bocas, Tabasco y el tren Maya, esto debido a que en el presupuesto no hay recursos suficientes para hacerlo.

“Esto significa que el gobierno federal deberá recurrir al mercado de crédito, al mercado de deuda, por lo que entre peor sea la calificación, en este caso de la empresa productiva del estado que es Pemex, más caro va a ser el financiamiento tanto para la petrolera como para el gobierno de México”.

 

Consecuencias de la baja calificación a Pemex

El analista financiero destaca que el problema de que se degrade la calificación de Pemex es que inmediatamente se encarece el crédito y, al hacerlo, escasean los fondos que llegan al país, lo que genera un tipo de cambio más débil a futuro.

“Obviamente tanto Pemex como el país en general son menos atractivos para la inversión, por lo que tienen que pagar mayores rendimientos para contar con más capital, además de que la gente también se verá afectada pues todos los créditos tenderán a encarecerse y habrá presiones inflacionarias”.

Guillermo Barba señala que en caso de que también se baje la calificación de México como país los efectos serían mayores, en donde, más allá de pensar en una fuga de capitales, se pueden presentar otro tipo de efectos como que se eleven las tasas de interés, “de por sí se encuentran en un ciclo alcista desde 2015 y ahora por cuestiones de inflación y de tipo de cambio el Banco de México las va a seguir elevando, por lo menos más que las de la Reserva Federal de Estados Unidos”.

“Habría un mayor costo de deuda lo que le pegará a las empresas que tengan deuda con una tasa variable, pues verán incrementados sus costos. También se verá un aumento en los costos para la adquisición de todos los bienes como pueden ser los inmuebles o los de uso duradero como vehículos pues es previsible que se siga encareciendo el crédito automotriz”.

En general, señala que ante las presiones en la inflación, que también serían muy fuertes, los dos principales factores que estarían más sensibles y que le pegarían más a la gente en su día a día serían las tasas de interés y el alza generalizada de precios, como los de la canasta básica, las colegiaturas, entre muchos otros.

 

Consecuencias del “road show”

De acuerdo con el especialista la baja en la calificación de Pemex se debe a varios factores, entre los que se encuentra el mal “road show” que hizo el director corporativo de Pemex, Alberto Velázquez, en Nueva York, junto con el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en el que no lograron convencer a los grandes inversionistas sobre los proyectos de la petrolera.

Eso sin dejar de lado, las decisiones que se tomaron a principio de este año, que desembocaron en la escasez de gasolina en las principales ciudades del país, “hay que decir que esa fue una decisión tomada por el presidente, ni siquiera por los directivos de Pemex. Un capricho, una ocurrencia para ‘evitar’ el robo del combustible. Fue una decisión insuficiente, arcaica y costosa”.

Afirma que por más propaganda que se haga afirmando que es una medida que busca el bien de las finanzas de Pemex y del país, en el ámbito internacional no fue bien vista, pues por una lado hablan de que quieren fortalecer a Petróleos Mexicanos y por el otro le encarecen los costos solo por capricho, “cerrar los ductos y transportar la gasolina en pipas genera costos muy fuertes, así como pérdidas incalculables a las industrias que se quedaron sin combustible”.

 

La administración del presidente López Obrador debe tomar las cosas en serio y dejarse de ocurrencias, “tomar decisiones financieras con base en números, con una perspectiva netamente objetiva basada en las finanzas para que pueda estabilizar primero a Pemex y a futuro sea viable como empresa, pero sobre todo como proyecto de negocios”.

 

 

“Aunque es cierto que disminuyó el robo de combustible, también seguramente cayeron las ventas de gasolina de Pemex en ese periodo, con lo que le pegaron a sus ingresos; es decir, le aumentaron los gastos y le disminuyeron los ingresos, ese tipo  de decisiones son las que hacen que los inversionistas tengan una idea de la manera en que se están manejando las cosas. Por supuesto, es lo que les hace pensar dos veces antes de prestarle a México”.

Indica que pese a que Moody’s ha dicho que, por lo menos en este semestre, no va a mover su calificación es importante que el gobierno tome buenas decisiones pues la perspectiva la manejan como estable pero frágil, “tan es así que el presidente Obrador ya anunció que se le quitará carga fiscal a Pemex”.

“Aunque los haya tachado de hipócritas, se les debe hacer caso. Con esta decisión el gobierno está reconociendo que tiene que mejorar las cosas en Pemex, pues aunque la secretaria de energía, Rocío Nahle ha dicho que la petrolera se encuentra más fuerte que nunca, es todo lo contrario, está más frágil que nunca”.

 

¿Qué nos podemos esperar?

Guillermo Barba recuerda que la administración del presidente López Obrador debe tomar las cosas en serio y dejarse de ocurrencias, “tomar decisiones financieras con base en números, con una perspectiva netamente objetiva basada en las finanzas para que pueda estabilizar primero a Pemex y a futuro sea viable como empresa, pero sobre todo como proyecto de negocios”.

Recuerda que de por sí el primer año de cada administración en los últimos 30 o 40 años en nuestro país ha tendido a ser de menor crecimiento, ahora podría ser peor de lo esperado pues todo indica que la curva de aprendizaje de este gobierno puede salir más cara.

Dice que tan solo en el primer mes del gobierno de López Obrador, de acuerdo con cifras de la propia Secretaría de Hacienda el gasto programable en diciembre de 2018 tuvo una caída de 25.3 por ciento en términos reales, lo que muestra que no ha habido un gasto importante en inversión física, sino gasto corriente que no genera crecimiento alguno.

“Si a eso le agregamos la escasez de gasolina y las huelgas en algunas regiones del país, con todos esos factores que impactan la actividad económica, se puede prever que habrá un crecimiento menor al dos por ciento en este año y que las otras dos grandes calificadoras —Moody’s y Standard & Poor’s— tarde que temprano terminarán bajando la calificación de Pemex y eventualmente la del gobierno de México, lo cual sería mucho más grave y delicado”.

 

Similitud con Venezuela

Señala que aunque muchos creen que el socialismo ya no existe, eso es falso pues en realidad lo que ha sucedido es que ha evolucionado, “hoy por hoy es sinónimo de pobreza y miseria pues trata de controlar de manera central algo que por definición no puede ser controlado: que es la economía. Eso fue lo que pasó en Venezuela, el gobierno cada vez fue controlando más la economía”.

Barba destaca que el peligro aparece cuando hay un gobierno en donde no existe el libre mercado, en el que se quiere controlar un problema de inflación a través del control de precios pues es lo peor que se puede hacer para remediarlo, “colocar precios por decreto, es como combatir un incendio con gasolina, pues lo que provocas es desabasto y que se dé pie al mercado negro con precios altísimos”.

Recuerda que se ha visto en el tema de la gasolina, en el que el gobierno de manera central decidió que, pese al costo económico y social, el combustible se iba a transportar en pipas y no por ductos, “cuando se empieza a manejar la economía con ese tipo de ocurrencias, con mayores presiones inflacionarias y del tipo de cambio se corre el riesgo de que el gobierno cometa los mismos errores que Venezuela, querer combatir la inflación con precios fijados desde el gobierno”.

La fijación de los precios —dice— ya comenzó a darse con el anuncio del presidente López Obrador del Programa de Precios de Garantía 2019, el cual, según el gobierno federal, se creó para mantener la autosuficiencia, para que se produzca en México lo que se consume y no depender del extranjero.

“Los famosos precios de garantía o la decisión de dejar de importar gasolina, son decisiones centrales que toma el gobierno por ocurrencia y que en definitiva son características típicas del mismo socialismo que arruinó a Venezuela y que de seguirse dando, también terminarían arruinando a México”.

Señala que pese a que es difícil pensar que México pueda llegar a una situación tan crítica como la que se vive en Venezuela, pues para que ese país llegara a esa situación tuvieron que pasar 20 años, no se debe olvidar que los primeros años parecían de bonanza, “aunque la realidad era que se estaban sentando las bases para la destrucción de su económica”.

“Es por eso que he insistido en que si el gobierno se empeña en tomar decisiones centrales que afectan a toda la economía, entonces iremos en el mismo rumbo que Venezuela y eso es peligrosísimo, sobre todo cuando existen un respaldo al gobierno de Maduro que se ha hecho presente al no reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado. Esas son simpatías innegables de este gobierno, que nos hacen pensar que, al igual que en Venezuela, se pueden tomar decisiones arrebatadas en economía”.