La confrontación entre policías comunitarios en Acapulco, registró una nueva ola de violencia, esta vez en la comunidad Xaltinguis, cercana a la cabecera municipal la cual se desarrolló del 2 al 4 de marzo.
Efectivos de la Marina, policías federales, además de estatales y ministeriales desarmaron a policías de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) en Xaltianguis, pero tuvieron que devolver las armas debido a que más de 100 habitantes bloquearon la carretera y les impedían salir de la comandancia y del pueblo. Aunque la medida no resolvió el conflicto, calmo los ánimos encendidos en la comunidad.
La violencia se desató la noche del 2 de marzo cuando un grupo de hombres armados presumiblemente sicarios de la banda de “Los Dumbos” balacearon una casa en la comunidad de Xaltianguis donde se desarrollaba una fiesta. La versiones iniciales indicaron que los sicarios iban tras Ernesto Gallardo comandante de la UPOEG y más tarde acribillaron a un taxista y a su madre.
Al día siguiente, en conferencia de prensa Bruno Plácido Valerio, dirigente de la UPOEG indicó el ataque no fue a la casa de Ernesto Gallardo, comandante de la policía comunitaria, sino más bien contra los asistentes a una fiesta realizada por familiares de Hipólito García, otro integrante de la UPOEG, de lo cual más viviendas resultaron baleadas.
Sostuvo que integrantes del grupo delictivo Los Dumbos, accionaron sus armas. Y más tarde, sobre la carretera, atacaron a un hombre que caminaba junto a su mamá, donde éste murió y la mujer quedó herida; ambos habían asistido a otro lugar y no a la fiesta. “Reaccionamos (la UPOEG) al tiroteo en una fiesta, por lo cual nos vimos obligados de asumir el control de Xaltianguis otra vez y desplegamos un operativo, hoy en la madrugada (domingo 4 de marzo) tuvimos el control, donde hubo una balacera entre las 10:30 y 11 de la mañana, dejando un saldo de un muerto por parte de los delincuentes, estamos tomando el control, estamos esperando que el transcurso de la tarde la gente haga una asamblea para discutir y organizarse y tenga la tranquilidad”, explicó.
Dijo que solicitó la presencia de las autoridades para que hicieran las investigaciones necesarias porque su gente la policía comunitario de la OPOEG, no dispara a menos de que sean atacados.
“Tiene varios meses en Xaltianguis, desde que el gobierno federal anunció el robo de gasolina, denunciamos públicamente el robo de pipas en la autopista, hace unos meses agarramos a tres jóvenes en la parte de Las Mesas, San Juan del Reparo que se encargaban de distribuir gasolina y en su declaración confiesan que los patrones en ese robo de gasolina eran los famosos Dumbos; a partir de entonces que sus intereses fueron afectados, se empezaron a armar y quisieron someter a la población de Xaltianguis para sostenerse y seguir sobreviviendo”, enfatizó Placido Valerio.
El lunes se suspendieron las clases. Por la tarde una docena de patrullas de marinos y policías federales, municipales y ministeriales llegaron al poblado y efectuaron una revisión del armamento a la comandancia de la UPOEG, y les quitaron 20 armas, largas y cortas. Los habitantes empezaron a organizarse para impedir que los policías desarmaran a la Policía de la UPOEG y, molestos, no permitieron a reporteros que los grabaran.

Los policías no permitieron el paso ni a los habitantes ni a los reporteros, y se observó cómo, sin resistencia, los policías de la UPOEG se dirigían a un costado de ésta donde se hizo la revisión de las armas.
Los vecinos decidieron bloquear la carretera federal Acapulco-México, quedando los marinos y los policías adentro del pueblo, y les dijeron que no los iban a dejar salir hasta que les regresaran las armas a los policías de la UPOEG; mientras otros estaban de acuerdo con el desarme.
Héctor Aguirre Jaime, comandante de la UPOEG, informó “estamos en diálogo con el gobierno y se van a quedar permanente cinco camionetas por el momento resguardando el poblado de Xaltianguis. Recibí amenazas, se van a retirar y se van a llevar las armas”.
El anuncio provocó que los habitantes gritaran que no, que no iban a permitir que se llevaran las armas (los marinos y policías), porque, señalaron, “cinco camionetas no son suficientes para cuidar el pueblo, no nos vamos a ir hasta que regresen las armas”, e insistieron en que la seguridad del pueblo está en riesgo.
Los habitantes que estaban a favor del desarme gritaron que querían que se quedara la Marina vigilando. Reprocharon a los que no querían el desarme que nada más estaban viendo sus intereses políticos y no el del pueblo, e incluso en unas cartulinas escribieron “sí Marina” y “Marina permanente”, “queremos al gobierno”.
Fue necesaria una negociación de marinos, policías, vecinos y el comisario de Xaltianguis, para que los efectivos les regresaron las 20 armas, 10 largas y 10 cortas, a los policías de la UPOEG.
¿Cuál balacera?… ¿Cuál muerto?
Roberto Álvarez Heredia, vocero de la Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz, a través de un comunicado dijo que “En relación al reporte por detonaciones de arma de fuego en la localidad de Xaltianguis recibidas en la línea de emergencias 911, la Fiscalía General del Estado informó que no existe denuncia ni levantamiento de cuerpos privados de la vida ni lesionados.”
“A petición del gobernador Héctor Astudillo Flores, las instituciones de seguridad se mantienen atentos para actuar inmediatamente para proteger a la población.”
En el poblado de Xaltianguis, la UPOEG tienen concentrados 100 policías ciudadanos de la UPOEG, pero están preparados desplazar unos 500 elementos más.
En enero de este año la UPOEG detuvo a personas presuntamente integrantes de “Los Dumbos y relacionadas con el huachicol. Placido Valerio reprochó que a pesar que mantienen comunicación “con cualquier tipo de autoridades, creemos que ellos suman, pero hasta la vez, van y justifican y no operan”.
En 2017, Xavier Olea Peláez, entonces Fiscal de Guerrero confirmó los nexos existentes entre los grupos paramilitares de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) que dirige Bruno Plácido Valerio con el Cártel Sierra Unida que lidera el capo Isaac Navarrete Celis, El Señor de la I.


